Querida Susana



Esta no es una carta de despedida en absoluto.

 Y no lo es, porque confío en tu palabra de que vas a quedarte a desempeñar el cargo de jefa de la oposición y a dar la batalla para defender en nuestra comunidad aquello en lo que creemos el millón largo de andaluces, voto más voto menos, que te votó. Apuesto nuevamente por ti, en la espera y el deseo de que sepas, en la medida de lo posible, ejercer una oposición leal y rigurosa. Va a ser difícil conseguir nada positivo para Andalucía, no tanto por la labor de gobierno de ese tripartito, que en el fondo no es otra cosa que aquella Alianza Popular que agrupando a las distintas familias del tardo franquismo creo Manuel Fraga, va a ser difícil defender lo público, la enseñanza pública, la sanidad pública y los beneficios del estado del bienestar, mientras gobierne quien ahora lo hace, presidido ese gobierno andaluz por quien demostró en su tiempo sobrada capacidad para recortar la partida económica a los dependientes, la parte más desfavorecida de la sociedad. Pero va a ser difícil, también por la lucha apenas oculta de una parte de los socialistas que no te perdonan que te opusieras a los deseos de ocupar la Moncloa, a cualquier precio, de Pedro Sánchez.

 Van a por ti, y lo sabes, pero a pesar de eso espero que sepas resistir, no a Moreno Bonilla, y sus socios de gobierno, sino a los Carmen Calvo, y el resto de la tropa que anda pregonando que “el partido está por encima de las personas y los intereses personales”. Sabes bien, Susana que tu gran error, ese que estamos pagando los andaluces y los españoles, fue confiar en Pedro en su momento, para oponerlo a Madina. No sé ni quiero saber cuáles fueron tus cálculos. Tal vez tú seas la primera en lamentar ese error.

 Pero no es el momento de lamentos, si no el de trabajar desde la oposición para intentar que no se desmantele lo bueno que se ha conseguido a lo largo de esos treinta y seis años de gobiernos socialistas; pero también es el momento de colaborar lealmente en todo aquello que desde el gobierno andaluz se proponga que resulte beneficioso para todos los andaluces. Para quienes esperen heredar más de un millón de euros, o tengan intereses económicos en escuelas privadas, hospitales privados o esperen ocupar uno de los sillones que van a quedar vacíos, para esa gente el cambio sin duda va a resultar beneficioso, para todos los demás andaluces lo mejor que nos puede pasar es, como en el viejo chiste, que nos quedemos como estamos. Aunque yo me barrunto que, por de pronto, no tardaré en tener que pagar más caras las medicinas y otros consumibles que necesito para estar razonablemente sano, toda vez que los nuevos gobernantes ya han declarado que van a dejar las subastas de medicamentos para aumentar un poco más los beneficios de las grandes farmacéuticas, por mucho que ellos lo vistan de eficacia y lucha por nuestra salud.

 Quedan cuatro años por delante para demostrar que sabes desempeñarte en la oposición y desde allí intentar que tampoco las mujeres, otro frente abierto por algunos de los socios de Moreno Bonilla, sean perjudicadas, como tampoco lo sean quienes tienen el deseo legítimo de dar a sus familiares enterrados en cunetas el descanso y entierro decente que todo el mundo merece. En fin, Susana que labor para fajarte en la tarea no te va a faltar y yo que tú me guardaría no tanto de quienes son lealmente tus adversarios políticos si no de quienes se llaman compañeros tuyos y ya están reclamándote que nos abandones a todos los andaluces que te hemos votado para lo bueno y para lo malo, en la salud o en la enfermedad, en el gobierno o en la oposición.

 Un último consejo me atrevo a darte y es el de que aproveches también la descarga de las responsabilidades de gobierno para meditar sobre tus pasados errores y tomar de ellos las lecciones que debas tomar.

 Lealmente escribo lo que pienso dada la libertad que me confiere no aspirar a puesto alguno ni en el gobierno, ni en la oposición. En ningún gobierno ni en ninguna oposición.