La navaja de Occam



No era el buen Guillermo de Occam navajero ni barbero pese a haber pasado su navaja metafórica a la historia de la filosofía.

 Sí fue fraile franciscano, filósofo y lógico y lo traigo a colación no para presumir de una ilustración de la que carezco si no para explicar algo que está en el ánimo de todos, ya se encarga la derecha de recordárnoslo. El hecho de que desde hace casi cuarenta años la derecha no gobierna en Andalucía. Guillermo aventuró que, en igualdad de condiciones, entre dos explicaciones para algo, la correcta casi siempre es la más sencilla. Esa es la famosa navaja con la cual afeitó las barbas de los filósofos de la antigüedad griega que solían preferir las más complicadas. Mas o menos y simplificando ese es el origen de la navaja, hasta donde yo me he podido enterar (lo cual puede albergar la sospecha de algún lector de que haya más tela que cortar que la que yo ofrezco, y sin duda no andará errado en demasía).

 A lo que iba, que se pueden ofrecer toda suerte de teorías más o menos insultantes para los andaluces, como por ejemplo que se nos puede comprar con poco más de 2500 euros anuales, que es la cantidad a la que asciende el subsidio de desempleo agrario. Las cifras andan por ahí y se pueden consultar fácilmente. Tampoco es que sean tantos los que cobran esta cantidad, creo haberlo dicho ya en alguna otra mirada o Plaza pública, no lo recuerdo con exactitud. Otra teoría es que dada la deficiente educación que se imparte a nuestros niños llegada la edad de votar no alcanzamos a discernir con exactitud las evidentes excelencias de las políticas de recortes en todo lo recortable que preconizan las derechas, que conocemos bien por haberlas gustado (en su segunda acepción) hasta el hartazgo con los gobiernos de Aznar, Mariano Rajoy y, algunos también con gobiernos centrales del PSOE. Resumo que como somos vagos por naturaleza, que esto ya lo dijo Ortega y Gasset y más bien cortitos de caletre preferimos nuestra pobreza extrema a la mucha riqueza con la cual nos hubiera regado la derecha de haber gobernado por estas tierras. No falta tampoco quien lo atribuye a que somos unos golfos con escasa vergüenza y vivimos en consonancia con un gobierno, el de la Junta de Andalucía, que fomenta todos los males endémicos de la tierra que gobierna para seguir gobernando, lejos de querer gobernar para que todos tengamos en la niñez educación y sanidad, y a todas las edades educación, sanidad y una vida lo más decorosa posible.

 El que ha empleado la navaja de Ocamm para podar las ramas podridas de la argumentación anterior y dejar el árbol lo más limpio posible ha sido, curiosamente, uno de los perdedores de siempre. Javier Arenas que ha dicho que “todos los países de Europa han cambiado mucho en los últimos cuarenta años, pero Andalucía ha cambiado, para mejor mucho más, y esto la gente lo atribuye a los socialistas” Ni más ni menos. No puedo garantizar la exactitud de la cita, cito de memoria, pero el sentido sí es exacto.

 Y si eso es visible en España, en esta Andalucía a la que el franquismo castigó en exceso, mientras beneficiaba a otra tierra del norte, resulta mucho más visible todavía. Los andaluces en los últimos años, especialmente en las comarcas agrícolas del interior hemos visto modernizarse nuestros pueblos, los hemos visto mejorar, en todos los sentidos. Hemos cambiado calles de polvo y barro por asfaltado, hemos visto construirse consultorios médicos correctamente equipados y con personal de primera en lugares en los que dada una urgencia a altas horas de la madrugada había que ir a por el médico y su maletín, únicos medios disponibles, a la pensión en la que estaba.

 Esto ha sido posible, como en tantos otros lugares de España gracias a los fondos FEDER, los planes de Empleo Rural y los gobiernos andaluces, los gobiernos socialistas andaluces. Y, naturalmente del trabajo de los andaluces y las andaluzas que lo han hecho posible.

 Lógicamente aún queda mucho por hacer para llegar a la sociedad que todos queremos y dudo que alguna vez la vayamos a alcanzar. Pero de lo que sí estoy seguro es de que cuando algo funciona el cambiar por cambiar no parece la mejor opción, máxime si se teme que el cambio sea para peor.

 Por eso y a pesar de que la actual presidenta de la Junta de Andalucía puede y debe mejorar en muchos aspectos la sociedad andaluza creo que cambiar ahora que vamos en la buena dirección sería un claro error. Lo dice la navaja de Ocamm.