A veces basta muy poca cosa para hacer el bien, Andrés. Tú llevas toda la vida haciendo el bien, entregándote a Alhama y Málaga, a Málaga y Alhama y a quienes hemos tenido la suerte de conocerte.
Querido Andrés:
Es mucho lo que le debo a la escritura y a los medios escritos o hablados de esta Comarca de Alhama nuestra.
Gracias a que escribo he podido encontrar mi lugar en Alhama y entre mis paisanos; haciendo eso único que sé hacer medianamente bien, escribir; también puedo decir que estoy empezando a pagar la enorme deuda que tengo con esta tierra, Alhama, y esta gente, toda la gente de Alhama, la mucha buena gente y la poquísima mala, que de todo hay, pero como de todo se aprende, basta con seguir el ejemplo de los buenos y evitar parecerse a los que no lo son.
Pero, y aquí es donde aparece la necesidad de escribirte esta mirada, si hoy estoy escribiendo es por ti, por tu siempre afectuoso saludo, tu palabras siempre amables y esa pregunta que siempre que nos hemos visto después de un tiempo de no vernos me hacías: ”¿Sigues escribiendo?. Te contestaba que sí y, por no mentirte, escribía.
Eso fue hace bastante tiempo, en una época de mi vida en la que por distintas razones de esas que la vida te impone quieras o no quieras, pasé por situaciones difíciles. A veces basta muy poca cosa para hacer el bien, Andrés. Tú llevas toda la vida haciendo el bien, entregándote a Alhama y Málaga, a Málaga y Alhama y a quienes hemos tenido la suerte de conocerte. No voy a dar cuenta aquí de todos tus muchos méritos como persona, como presidente del Patronato y como hombre de bien, porque suelo limitar mis miradas a un formato concreto y, créeme, que mencionar todo lo antedicho, rebasaría ampliamente el límite que me impongo.
Por otra parte, a mí me basta con hacerte saber, lo he dicho líneas arriba, que si escribo ahora es gracias a ti. Y reconocer que escribir me ha proporcionado satisfacciones muy por encima de las que he obtenido con los trabajos retribuidos, a los que debo, también tengo que reconocerlo, no sólo el haberme proporcionado con qué vivir si no también el haber conocido a gente a la que puedo llamar amiga, que no es poco. Pero gracias a la escritura he conseguido encontrar mi sitio, mi lugar específico en ese patio de butacas que es la sociedad alhameña. Creo que fue Luigi Pirandello el que escribió que lo importante es que uno ocupe el sitio que le corresponde, para que nadie pueda reclamarle y echarlo. Creo que el sitio de escritor de mis miradas es el lugar dónde más seguro estoy de que nadie me va a decir, “perdona, pero ese es mi sitio”.
Y desde esa silla contemplar el espectáculo que es la vida de nuestra Comarca de Alhama e ir contando lo que veo o lo que creo ver, que, a fin de cuentas, es casi lo mismo.
Muchas amistades, muchos y muy buenos momentos, muchas alegrías y satisfacciones son las que me ha proporcionado el hecho de ir a ver las cosas que hay que ver, y luego contarlas. Y, perdóname que insista nada, de eso hubiera sido posible sin tus palabras de aliento en esa época de mi vida difícil y complicada.
Nos une, Andrés, además de Alhama y el alhameñismo , ese alhameñismo que no es exclusivo si no todo lo contrario, absolutamente inclusivo, no une, decía, antes de irme por las ramas, como siempre, una larga amistad, que en mi caso está revestida también de un inmenso respeto hacia tu persona, tu obra y tu forma de ser y estar en la vida, que creo que es ejemplo a seguir para quien en ella quiera conducirse con acierto, elegancia y saber estar. Poder llamarte amigo es uno de los orgullos y una de esas satisfacciones que la escritura me ha proporcionado.
Un enorme abrazo y mi agradecimiento, una vez más por ser ejemplo a seguir para quienes tenemos a Alhama y ese alhameñismo que ya está asociado a tu nombre y al Patronato de Estudios Alhameños como referente vital e intelectual. Y que consiste en trabajar por todo lo que redunde en beneficio de Alhama y de los alhameños sin regatear esfuerzos. Y en ese no regatear esfuerzos pocos pueden compararse contigo.