Lo dijo Ábalos esta mañana, creo que fue esta mañana.
Reprochaba a Ciudadanos sus preocupaciones demoscópicas, y dijo, eso “se trata de España”. No puedo estar más de acuerdo con él. Pero cabe preguntarse, y yo me lo pregunto, si Ábalos y yo tenemos el mismo concepto cuando hablamos de España, que para mí es, básicamente, el conjunto de la ciudadanía que paga sus impuestos, trabaja cuando puede, celebra las victorias de la Selección Nacional, acude al consultorio de la Seguridad Social, toma cañas en los bares; es decir la gente corriente que cada día hace que este país funcione, a pesar de todo, con su trabajo, con su consumo, con su esfuerzo y con sus pequeños placeres cotidianos. Esa patria en la que cabemos todos, o, como en la famosa canción de Víctor Manuel, no cabe ni Dios. Fácil y sencillo de entender si eres de los que vives en la realidad real del día a día, pero algo confuso, supongo, si vives en la burbuja, cómoda burbuja, de los coches oficiales, los despachos con moqueta, los escoltas, los restaurantes de lujo y todas las demás ventajas que el poder o el dinero pueden comprar.
Se trata de España, y está claro que al presidente saliente el concepto se le queda pequeño, si ha entendido que el interés de España pasaba por beneficiarse a título lucrativo, si no él personalmente, le concedo el beneficio de la duda, sí el partido que aún lidera. Ya he escrito otras veces que lo que me resulta lesivo de los políticos son sus políticas si estas consisten en desmantelar sanidad, enseñanza, ayuda a las personas dependientes y pensiones públicas. No es que la corrupción no me importe, es que me importa mucho más que en el ambulatorio de mi pueblo, o en el servicio de urgencias de su hospital de referencia falte personal sanitario. Que es algo que está pasando, que de ello tienen la culpa las malas gestiones de ámbito autonómico no lo voy a negar, pero sobre todo los recortes presupuestarios del gobierno central.
Esa es la España que a mí me interesa, no la de banderitas rojigualdas en la muñeca o deportistas envueltos en la enseña nacional (pero que tributan en paraísos fiscales, ojo). Y de esa España no he leído apenas nada hoy jueves 31, día del debate de embestidura, si he escrito embestidura de embestir, que es “ir con ímpetu sobre algo o sobre alguien”, que es, exactamente lo que han hecho el señor Rajoy y el señor Sánchez.
Sí, he leído que los vascos están muy contentos porque salvan los milloncejos para la Euskal Etxaldea que les habia asignado Rajoy en sus presupuestos, a cambio del voto favorable, que ha servido de moneda de cambio para dos presidentes, y de regocijo para la hacienda vasca. También estan muy contentos los independistas catalanes que, parece ser que van a poder hablar de tú a tú con un presidente de las cosas que suelen hablar los independistas catalanes con el presidente de los españoles.
No están tan contentos los podemitas que no ven con muy buenos ojos que los socialistas gobiernen con los presupuestos que rechazaron hace unos dias. Poca cosa para el investible señor Sánchez que ha demostrado rapidez de reflejos y cintura para decir lo que hay que decir en cada momento a cada persona, en el momento adecuado y a la persona adecuada. Casi estoy por creer que si la suerte lo acompaña, y hasta ahora este he sido su principal activo político será capaz de capear lo que se le viene encima cuando haya visitado todas las habitaciones de la Moncloa y encargado la reforma del despacho del presidente del gobierno. Que no es otra cosa que conseguir la estabilidad, completar una agenda social, convocar elecciones y ganarlas, para entrar en la Moncloa por la puerta grande, como los toreros de cartel. Y sé que no esta muy de moda el lenguaje taurino, pero es que a mi el símil me viene estupendamente. De manera que, continuando, le dire¡ Maestro, suerte y al toro!
Y, verdaeramente le deseo suerte, porque la otra posibilidad sería que la derecha insolidaria, recortante de derechos y servicios continuase gobernando durante varios años más en una España que no se pude permitir más recortes, mas inestabilidad, y más incertidumbre. Pedro, demuestra que eres capaz de conseguirlo y que la suerte y la fuerza te acompañen.