“Ni de izquierdas ni de derechas, somos los de abajo y vamos a por los de arriba”, esta frase la leí en una pancarta que colgaba de uno de los tractores que durante los últimos días marchó por España.
Ser de izquierdas o de derechas nos iguala a todos, nos deja en la misma planta, en línea con un horizonte lejano, casi invisible, la democracia. Sin embargo, hay izquierdas y derechas que están arriba y casi la totalidad, que es el resto, la morralla, está en el subsuelo. Somos tú y yo. La decadencia.
Juan José Millás decía hace unos días en la Cadena Ser que es complicado que la cosa mejore y no es porque él sea un completo fatalista, es porque no cree que nuestra clase política esté preparada para solucionar los problemas de la gente. Suena simple, pero es muy grave.
Millás es un tipo que escribe cosas como esta: “cada poco aparece en la prensa una imagen que nos habla de la huida del agua, porque el agua se va y se va, quizá a la Luna, donde todas las potencias mundiales se empeñan en buscarla”. El Risitas dice que en España no hay agua porque cuando Franco murió lo enterraron con la llave de paso. Así andamos, buscando agujeros negros en el suelo y agua en la Luna.
Zorras aparte. La política de nuestro país es cada vez más animal, pero no el tipo de animal que nos va a representar en Eurovisión, este animal es más viejo todavía, este animal cría hijos e hijas para comérselos. A este animal no le hace falta empoderarse porque él es el único que tiene el poder y va mordiendo a todas las ovejas.
El diario El País, una de las ovejas que más lana tiene, en sus editoriales está perdiendo el ai, como la flamenca que ha perdío la pena, y se ha quedado solo con la P y con la S. Escribían el otro día que igual estas manifestaciones de la gente del campo son exageradas, que el PIB de este sector no representa siquiera al 2 por ciento de la Unión Europea. También decían que detrás anda la ultraderecha, que siempre tiene hambre y aprovecha estas cositas para hacer un caldo de cultivo. Es la excusa de la izquierda, quien se ha inventado otra capa de ozono, la fachosfera, para guardar a las ovejas negras.
A mí me gustan las zorras y los perros, sin embargo, los imbéciles me deshidratan. El Congreso de los Diputados, la Generalitat, el Parlamento andaluz, los editoriales que sirven para limpiar los cristales… Todos ellos son desde hace tiempo como embalses muertos y con la sequía de la inteligencia ya se pueden ver hasta las ruinas del pasado. Un pasado que siempre nos gusta rescatar, pero no como a esa anciana de 78 años que desahuciaron por 88 euros.