Ay, concierto, al pueblo dormido, / desde el puente, en vieja guitarra, / lágrimas derrama, entre amigos, / que alivia pena, en sufrida alma…
Amor a mi tierra
Por las venas de mis tiernos versos,
sangre corre de mi tierra,
fiel caricia a tan pequeño
y gran río y alameda…
Escuchando el duende, en silencio,
en noche de luna llena,
verdes hojas mirando a su cielo,
tornan de plata en la alameda…
Y en fina plata, gime el río,
tan gozosa cantan las ranas
que acompañan en su concierto
al ruiseñor, que, en verde zarza,
su hechizo entona en dulces sueños…
Calla el viento, escuchan las ranas
al cantar de hechizo, en concierto,
del río, gimiendo va su agua,
y hojas bailan en chopo esbelto…
Ay, concierto, al pueblo dormido,
desde el puente, en vieja guitarra,
lágrimas derrama, entre amigos,
que alivia pena, en sufrida alma…
Son las dos de la madrugada,
suave brisa del viejo río,
lagrimas empaña en guitarra
del más bello hechizo de un trino,
tan grabado lo llevo en mi alma;
pueblo, luna, alameda y río,
que sigo escuchándolo en mi alma
mi recuerdo, de dulce hechizo…
Salvador Arias