Un recuerdo especial a las que se fueron y, siempre, estarán en nuestro recuerdo.
A ti, madre
Del gran privilegio y fortuna
en poder engendrar la vida,
por tu entrega y dulce ternura,
tú, mujer, fuiste la elegida…
Porque una madre nunca olvida
que pese a ser un don del cielo,
de ese amor fiel, a su familia,
del duro esfuerzo, hace su sueño…
A su tierno hijo, le acaricia,
besa el rostro, colgado al cuello,
y, él, le babea entre sus risas
con tierno abrazo y dulces besos.
En tan tierno y dulce momento,
su madre, olvida triste herida,
oculta huella en nacimiento,
orgullo y razón de su vida…
De besos y abrazo, en silencio,
huella, en hijo, marca su vida
que no borrará, pese al tiempo,
su aroma en tan tierna caricia
de su madre, siendo un pequeño…
Hoy, sus ojos, clava en tu cielo
y en su alma escucha tu sonrisa,
tu mirar y apoyo a mis sueños,
el gran deseo de su vida…
Para animarme, me decía:
“serás un hombre de provecho”
“y, nunca una bala perdida
vergüenza de familia y pueblo…”
Con tanto amor me lo decía,
que aún, guardo y llevo en mi pecho,
su huella en tan dulce caricia,
de su llama de amor y fuego…
Salvador Arias. Mayo del 2019.