A mi buen amigo Antonio Robles, que, en su libro “Memorias de Santeña”, nos narró magistralmente esta historia.
Víctimas de la guerra (I)
José
Viene a veces José
y pasa algunos días en el pueblo.
Llega siempre en la ‘alsina´, elegante,
con su traje de pana
y su sombrero negro.
Y José va derecho a la taberna.
Pide un vaso de vino,
el segundo… el tercero…
Pero no es un borracho:
José solo pretende
ahogar en el alcohol su sufrimiento.
¿Qué amarga pena anidará en su alma?
¿Cuál será su secreto?
Muy pocos lo conocen.
Para la mayoría,
es solo el borracho forastero.
Sin embargo José es solo una víctima.
Una víctima más
de una guerra inhumana y sin sentido
que propicia venganzas aplazadas,
que despierta rencores ya dormidos.
Nunca podrá olvidarlo.
Solo por eso bebe.
Por diluir en vino aquella imagen
que le pudre la mente:
su hijo, abatido a sus pies,
solo por el delito
de pensar diferente.
Lo mataron los malos.
¿O estos eran los buenos?
¿Fueron los vencedores,
o aquellos miserables que perdieron?
¿Quién gana en una guerra o quién la pierde?
¿Quién pondría etiquetas
de malos o de buenos?
Siempre la ganan quienes nada exponen.
Siempre la pierde el pueblo.
Santa Cruz, julio 2019
Luis Hinojosa D.