A Antonio Moreno Cabello. "Amor y entrega a Alhama"

 

 No. No, nunca me extrañó que llorase tu madre cuando, quedando sobrecogida, contempló como las llamas comenzaban a abrazarte sin piedad, cual infierno, después de caer en la tentación, por única vez, en aquel momento. Pero es que, con el paso de los años, de tantos años, cada vez lo he ido comprendiendo mejor, más profunda y emocionalmente.

"CARTAS ALHAMEÑAS"
Andrés García Maldonado
A ANTONIO MORENO CABELLO
"Amor y entrega a Alhama"

Querido Antonio:

 A ti no es necesario indicarte por qué te escribo esta carta. A nuestros queridos paisanos, y lectores en general, sí. Primero, porque se trata de una carta que es abierta, aunque, por supuesto, mantiene el valor de las misivas que se escriben a quien aprecias y quieres. Segundo, sencilla y llanamente, sin rebuscamiento alguno, porque es bueno que dejemos también testimonio de nuestro buen paisanaje tanto en su conjunto como, en concreto, dando nombres y apellidos, cuando así corresponde.

 Alguna vez te he contado que mis dos recuerdos más lejanos en el tiempo, de mis primerísimos años de vida, son: uno, el de estar jugando con mi hermano Félix Luis en el balcón de la casa, mientras mis padres charlaban y, a la vez, se escuchaba el murmullo del caño cercano y, en la distancia, el ladrar de perros en la veraniega noche; y, el otro, el de verme por el aire siendo "lanzado" por ti en la entrada de las oficinas de Correos.

 Desde ahí, desde que tengo memoria de mi vida, viene nuestra más que amistad y afecto de siempre y para siempre. El que ya se daba entre nuestros padres. Tú fuiste el mayor de nueve hermanos, Encarna, Emilio, Fina, María Angustias, Salvador, Juan Manuel, Paco y Reme, todos queridos por nuestra familia, y María Angustias, Salvador y Juan Manuel amigos entrañables de aquellos años de infancia y niñez.

 Pero estas líneas de cariño, no surgen en razón a nuestros mutuos afectos. Las reitero porque, si he de hablar de paisanos singulares de aquel tiempo, a los que puedo enviar una carta y saber que les llega física e intelectualmente, tú, para mí, eres el primero. No tan sólo para referirme a loables actuaciones que llevaste a cabo en aquél tiempo. Más bien para reconocer la generosidad con que lo hiciste, nada común por los tiempos y situación social que se atravesaba.

 Se han cumplido veinte años de aquel “Paisanos en la distancia” que te dediqué en nuestra "Alhama Comarcal", por todo lo dicho y porque, no residiendo ya en Alhama, seguías haciendo todo lo que podías por ella. La que jamás has abandonado y, menos aún, olvidado en lo más mínimo, pero la que creo que, como en tantas décadas ha sucedido y sucede, no siempre es justa con sus mejores hijos. Quede claro que esto no sólo sucede en nuestro pueblo sino por todas partes. La letra del cante por malagueñas más popular y clásico, por ejemplo, exclama:

"¡Adiós Málaga la bella,
adiós Málaga que sí!
Tierra donde yo nací,
para todos fuiste madre
y madrastra para mí.

 Tu niñez fue una combinación diaria del cumplimiento en la escuela y el prestar ayuda a tu padre en el bar que teníais en los bajos de vuestra casa, entre El humilladero y la entrada a calle Guillén. Como ya escribí: “Verdadera e inigualable escuela de cordialidad y relaciones sociales para cuantos acudían al mismo, gracias a la humanidad y simpatía natural de tu padre”, Emilio, siempre apoyado por la ternura de tu bendita madre, María Jesús.

 Después, ya en tus primeros años jóvenes, tu trabajo de ayudante del inolvidable Emilio Olmos, cuando cubría la ruta Alhama-Ventas, para llevar y traer pasajeros y mercancías que llegaban o partían en el tren que se quedó en Ventas de Zafarraya. Tras este trabajo, Correos, con el inmenso cariño que te tuvo en todo momento mi padre, administrador de la estafeta de Alhama, y luego de dependiente en distintos comercios. Evidenciaste la inquietud de la juventud alhameña por superar la dura situación que había traído consigo, en tantos órdenes, la triste guerra “incivil” y los injustos años de posguerra.

 Tras la mili, la apertura de tu comercio de alimentación en calle Arquillos. Comercio propio que contó con el apoyo de todos los tuyos. Muy en especial, durante años, como bien recuerdo, de la dinámica María Angustias. Pusiste de manifiesto el buen olfato que tenías para esta tarea emprendedora. Ya lo adelantó Francisco Cabezas García -padre de quien ha hecho realidad y mantiene este medio de comunicación, Juan Cabezas-, que también regentaba una tienda de alimentación en La Joya, al afirmar que, probablemente entre alguno más, en Alhama, en este menester comercial, había que destacar a dos personas, y las dos excelentes, Antonio Molina Guirado y tú.

 Así, en 1965, con el propósito de animar a los demás a reconvertir sus comercios, más que como realidad existente, escribiste estas palabras: “Nuestra Alhama no está de espaldas a la modernización y al progreso que por doquier se experimenta en la nación. También en el ramo del comercio de la alimentación, el que nos proporciona el pan nuestro de cada día, nuestra ciudad se ha puesto al día. Nos referimos a las nuevas técnicas de venta al público que se han adoptado por medio de esta supermoderna y gran organización comercial que es Spar".

 Estableciste por vez primera en nuestro pueblo lo que años después conoceríamos por “supermercados”, a la par que fuiste el primero en intentar -¡qué atrevimiento para aquellos años!- la comercialización directa de productos alhameños, sobre todo lentejas y garbanzos en una primera etapa, ofreciéndolos al consumidor a domicilio ya empaquetados, buscando posibles nuevos compradores utilizando la guías telefónicas de Granada y Málaga.

 Siendo todo esto importante para aquellos años por la innovación que suponía, quiero especialmente concretar de ti tu decidida y generosa vida de entrega a todos y a nuestra Alhama. En aquellos años apoyando y promoviendo actividades en favor de la juventud y, a la par, de los menos favorecidos por la vida y las circunstancias que se vivían. Tu entrega de lleno a las labores parroquiales de carácter social, a los movimientos asociativos, a tus trabajos en representaciones teatrales como excelente actor, las que siempre tenían un carácter benéfico. Inolvidables, tantas como llevasteis a cabo con buen éxito, como recuerda nuestro querido Gerardo Gómez Pérez, que tampoco se quedó atrás en todo esto. Con la puesta en escena, ni más ni menos, por ejemplo, del auto sacramental “El gran teatro del mundo” o “El condenado por desconfiado”, todo entre la segunda mitad de los años cincuenta y algunos de los primeros de los sesenta.

 Jamás lo he olvidado y ahora vuelvo a repetirlo: “Casi a mediados de los años sesenta sabiendo bien de la necesidad que de ello tenía la juventud alhameña, junto con otros personas, hombres y mujeres inquietos y ya comprometidos por una sociedad mejor, fuiste el pilar fundamental en la puesta en marcha y mantenimiento, tantas veces a tus expensas, del que fue excelente Club de la Amistad “abierto a todos y no cerrado a nadie”, el que tanto en las salas de la sacristía de la iglesia del Carmen como en el mismo patio “del cuartel”, como lo llamábamos entonces, desarrolló una gran actividad social, cultural y recreativa para todos. Inolvidable la ilusión que esto supuso para todos. Por ejemplo, en pocos días, se construyó un conseguido escenario que permaneció décadas en lo que había sido el estercolero del cuartel de la Guardia Civil, cada uno colaborando en lo que le fue posible.

 Una vez más, no te olvidaste de los más jóvenes, e impulsaste la constitución de una entidad recreativa que nos agrupó. Más aún, cuando te lo pedí fuiste decisivo para que tuviesen presencia en Alhama el “Movimiento Scout”, el de los “muchachos exploradores”. Lo que no cayó bien en ciertos sectores, pues era una alternativa sería a las "Juventudes de Falange", después OJE.


 Querido Antonio, ¿cómo voy a olvidar aquellas escuelas rurales que hiciste posible durante algunos veranos? Contando con estudiantes, aprovechando nuestras vacaciones, por las tardes durante la semana, coordinabas que fuésemos a determinados cortijos a enseñar las primeras letras a niños y jóvenes. Tu tienda era la secretaría permanente de las mismas, suponiendo ello un cierto inconveniente para el normal desarrollo de la actividad comercial y, además, nos gestionabas el desplazamiento a tu costa. Se hizo una buena labor en la medida de las posibilidades con que se contaba. Entonces la tasa de analfabetismo en nuestra tierra era de casi el treinta por ciento de la población mayor de nueve años. Toda una tremenda injusticia. Después llegaron las campañas oficiales de alfabetización que tan buena labor desarrollaron.

 Lo dicho, aunque no te agrade que lo repita, jamás buscaste el más mínimo reconocimiento o sobresalir por estas actuaciones en favor de los demás. Un ejemplo de esto, del que soy testigo de excepción, fue el del Festival de la Canción de Alhama. Cuando un día de finales de 1965, te hablo de la creación del certamen musical, de que éste podía ser un atractivo para paisanos y foráneos, además de un modo para que se hablase de Alhama -ya publicaba mis primeros artículos en “Ideal”-, te pedí que fueses el presidente del Comité Organizador a constituir, no lo aceptaste de forma alguna y me exigiste que lo tenía que ser yo, asumiendo tú la secretaria general y, además, convertiste tu comercio en sede social de la entidad que nacía, "Festivales Alhameños". Pocos meses después, Pepe Gómez Pérez, alcalde, y Antonio Pastor Fernández, presidente de la Comisión de Fiestas, nos daban, como habían prometido desde un primer momento, todo su apoyo y se pone en marcha el I Festival de la Música y la Canción de Alhama, que se celebra aquella feria de septiembre de 1966. Sumándose a la organización, con buen entusiasmo, como vicepresidente de la primera edición, Francisco Castillo Zamora.

 Durante todos aquellos primeros años desempeñaste la secretaria del Festival. Concretamente, en sus cinco primeras y difíciles ediciones. Creo que, con la entrega de todos los que participamos en sus distintos comités organizadores, se consolidó totalmente hasta el punto de que de no haber sido así, no estaríamos, tan sólo dentro de unos meses, ante su cincuentenario en ediciones, siendo desde hace años el más antiguo en esto de toda España.

 En 1970, fuiste elegido concejal del Ayuntamiento de Alhama, asumiendo la presidencia de la Comisión de Fiestas. Cuando tantos, no todos, por supuesto, van a estos puestos pensando en intereses personales e inconfesables, tú no sabías lo que te esperaba aguantar y hasta sufrir por actuar pensando en los intereses generales de Alhama.

 Para la Feria de San Juan de aquél mismo año te decides, lógicamente animado por cuantos se lo indicaste y comentaste, llevar a cabo la más importante corrida de toros que, al menos hasta el momento, se había celebrado en nuestra ciudad. Preparas un cartel, ni más ni menos, que con el rejoneador Ángel Peralta, nuestro destacado paisano Santiago López, en pleno momento triunfal tras haber tomado la alternativa el año anterior y otros destacados diestros. Pero la respuesta del público, alhameño y no alhameño, comenzando por el conjunto de la comarca, que se esperaba excelente, no lo fue, ni mucho menos. Y en buena medida tuviste que hacer frente a resolver pagos y responsabilidades durante años, lo que supuso para ti un gran contratiempo con la correspondiente desilusión personal.

 No obstante, seguiste con tus entregas y prestando tu colaboración a todo aquello que podía suponer bien para Alhama y los alhameños. De este modo, participas en octubre del 1971 en la presentación del Patronato de Estudios Alhameños, siendo elegido uno de los tres miembros de la comisión gestora del mismo. Pasa el tiempo, y vuelves a estar, ya en 1991, cuando, tras unos años de inactividad, inicia esta entidad cultural su segunda etapa al servicio de toda Alhama.

 Te conviertes en corresponsal del diario “Patria”, tras dejar esta función el profesor Rafael Bejarano, al considerar que era interesante enviar información al mismo sobre nuestro pueblo, para una proyección más del mismo en la capital y toda la provincia.

 El retroceso que se produce en Alhama a partir de los años sesenta del siglo pasado, reduciéndose su población en cientos y cientos de habitantes con la emigración de muchísimos de nuestros paisanos, afecta a toda la vida comercial y económica de nuestro pueblo y, por lo tanto, también directamente a ti y a tu familia. Trasladas tu comercio a los bajos de tu vivienda en la calle Fuerte. Ello, en definitiva, resuelve algún año más de actividad comercial, pero te va haciendo ver que el futuro tuyo, de María Luisa y de vuestros hijos ya no es viable en la Alhama de tus amores de aquellos años.

 No dudaste en marchar al extranjero si era necesario. Nunca te peso el trabajo, ni el lugar donde ello fuese posible. Lógicamente, algo te tenía que venir bien, y encuentras colocación en Málaga. Ya se escribió, aunque a ti todo esto te dé sincera fatiga por tu sencillez: “Su sentido de la responsabilidad y de la entrega limpia en todo lo que se ha de realizar, hace que el mismo gerente de la importante empresa en la que trabaja, cuando lleva ya unos meses en ella, dé las gracias a la persona que le presentó a Antonio para que trabajase en la misma, porque a personas como ésta las coloco a todas y, con ellas, consigo la mejor fábrica de España”.

 Hasta aquí tu vida en relación directa con Alhama, después han venido muchos años y años en los que, sin dejar jamás de ser el de siempre, has ido dando más y más para beneficio y ejemplo de todos. Así, concluyo esta carta, la que deseaba que quedase en la fidedigna e inigualable "hemeroteca" que es ya para siempre nuestra “Alhama Comunicación”, más o menos con el mismo contenido de la que te dirigí hace ya más de cuatro lustros.

 Has sido, eres y serás hombre de profundas y sólidas convicciones religiosas y espirituales. Has hecho y haces dichosos a María Luisa y a tus hijos Marisa, Raquel, Emilio y Antonio, lo mismo que a tus veintiséis nietos, como seguirás haciéndolo con el bisnieto que viene de camino. En suma, ni más ni menos que toda una familia en la que siempre ha habido y habrá algo de Alhama, comenzando por sus inconfundibles raíces de sangre, afectos y sentimientos.

 Por mi parte, como en todo momento que tengo la más mínima oportunidad para ello, proclamo mi orgullo, satisfacción y enorme suerte por haberte tenido desde bastante más allá de donde alcanzan mis recuerdos y vivencias más remotas, siendo para mí una verdadera alegría la visita que me haces regularmente.

 Por todo ello, comprenderás que no me extrañó que tu querida madre, inolvidable para todos los que recibimos su cariño y tuvo el mejor del nuestro, quedase sobrecogida y comenzase a llorar cuando te contempló, interpretando tú al ermitaño Paulo, ardiendo en los infiernos. No porque tu interpretación artística del personaje fuese magnífica, que lo fue, sino porque la emoción le llevó a pensar que persona tan noble y cabal como tú, de ser Dios justo, no podría jamás acabar de tal manera.

Besos para todos, comenzando por María Luisa, y un abrazo para ti, entrañable amigo de toda mi vida.

Andrés

 P.D. (Posdata, como bien sabes, es eso que se dice que se añade, como si se hubiese olvidado, una vez concluida y firmada la carta. Claro está, ello viene de cuando las cartas se escribían a pluma, lápiz, bolígrafo o máquina y no era cuestión de volver a transcribirlas de nuevo en su totalidad):

 Creo que, en esta ocasión, corresponde, con el mayor cariño y ya que la entrega de María Luisa y tuya a todos ellos es total y todos os adoran, relacionar aquí -quizás sea la primera vez que se publica el nombre completo de algunos de ellos en un medio de comunicación- el nombre y apellidos de tus nietos, por el orden que han ido llegando a la vida, para que queden, como así lo están, junto a ti también en esta carta:

María Aragón Moreno
Pablo Aragón Moreno
Raquel Calvente Moreno
Daniel Calvente Moreno
Clara Aragón Moreno
Paloma Calvente Moreno
Antonio Aragón Moreno
Francisco Aragón Moreno
Alfonso Calvente Moreno
Teresa Moreno Madrid
Isabel Moreno Madrid
Ángel Calvente Moreno
Marta Moreno Madrid
Francisco Moreno Pino
Miguel Calvente Moreno
Álvaro Calvente Moreno
Pilar Moreno Pino
Cristina Moreno Madrid
Juan Aragón Moreno
Guillermo Calvente Moreno
Antonio Moreno Madrid
María Calvente Moreno
María Moreno Madrid
Lucía Calvente Moreno
Pepe Moreno Madrid
Marina Moreno Pino

 De la bisnieta, o bisnieto, vamos a por la paridad -¿qué dirán algunos "políticos" si no lo hacemos?-, al no saber aún el sexo, no podemos adelantar el nombre.

 Otro abrazo.

 Andrés.