Hoy nos ocupamos de los okupas

Estos nuevos okupas constituyen ya una verdadera mafia organizada, con sus asesores a sueldo, sus consultoras y constituidos ya como una verdadera inmobiliaria.

 Vaya por delante que estoy en contra de los "okupas" en general y de la nueva generación de okupas, en particular, que están haciendo un negocio de la situación extrema de tanta gente necesitada y con nulas posibilidades de acceso a la vivienda desde una situación legal y de normalidad convivencial. 

 Estos nuevos okupas, "especializados", que constituyen ya una verdadera mafia organizada, con sus asesores profesionales a sueldo, sus consultoras y constituidos ya como una verdadera inmobiliaria, con cierto volumen de negocio. Es verdad que todo esto está ocurriendo hoy en el submundo de las viviendas ocupadas y de los miles y miles de los sin techo, sin medios económicos, parados crónicos, inmigrantes irregulares y marginados en general que, cuando la crisis se agudiza, (y es la segunda grave en diez años) y se va cobrando piezas, hace que salten las costuras del sistema por numerosos descosidos y uno de los más recurrentes, es el de los desahucios por hipoteca, embargos, paro, marginación y pobreza extrema, que hacen que se recrudezca el problema de la ocupación de viviendas, desde las formas más burdas, ingenuas y abocadas al fracaso, a otras más sofisticadas, llevadas a cabo por "especialistas", como una actividad empresarial más.

...después de un nuevo atracón de injusticias...

 Son como restos orgánicos que el sistema vomitara, después de un nuevo atracón de injusticias, especulación, desequilibrios sociales, agudización de la desigualdad y despreocupación absoluta por la salud física, económica, mental y social de las capas más modestas de la sociedad, que una vez y otra, pagan las nefastas consecuencias de cada nueva crisis económica.

 Luego el sistema, interpreta los sucesos desde el lado que más le interesa y lo enrasa y confunde todo, a su mayor gloria y beneficio. Y aplica aquí la misma regla que rige en la renta "per cápita": o sea, aquella de que los españoles cabemos ya a cinco pollos por cabeza, cuando realmente significa que "ellos" caben a diez pollos y la mayoría, a medio pollo o a ninguno. Con la vivienda, hacen casi la misma lectura: con el actual parque de viviendas: ya cabemos en España a tres viviendas de media por familia. Lo que hablando en "román paladino", significa que ellos disponen de veinte inmuebles por familia, mientras a la mayoría, no les llega siquiera para una. Y para terminar de arreglarlo, en cada crisis, se producen nuevos desahucios por impago de hipoteca, embargos, renuncias voluntarias, etc. que adelgazan aún más las estadísticas, hasta dejar en un escuálido número, el porcentaje de viviendas en propiedad de la inmensa mayoría.

 Y es en este contexto de crisis galopante, de crecimiento exponencial del paro y de la resistencia de los poderes a dar cobertura de un mínimo vital, a los más vulnerables y desfavorecidos, llega la banca, que un año antes nos hizo comulgar con las ruedas de molino, de urgente necesidad de las ayudas públicas, financiadas por todos los españolitos, nada, una bagatela de setenta mil millones de euros, para salvar su bancarrota y garantizar, nos decían, el ahorro de todos los ciudadanos. Y otra vez "funciona" la media de ahorro de los españoles, aunque la mayoría no hemos tenido un euro ahorrado en la banca, ni antes ni ahora.

 Y es también en este contexto, donde surgen y proliferan los fondos buitre, para gestionar todo el patrimonio inmobiliario que antes han embargado los bancos y que venden a precio de saldo a estos fondos, que al fin y al cabo son los mismos perros, con distinto collar, que los banqueros. Y de camino, gestionan y arrasan, con el permiso, el acuerdo y el beneplácito de la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella, con el patrimonio público del que estaba dotada la ciudad, de más dos mil viviendas sociales, para incentivar el mercado privado de alquileres, de más de 250.000 viviendas cerradas en Madrid, que llega en 8 años a una media de más de 2.000€ en la capital y área metropolitana.

...resurge con fuerza el "fenómeno okupa"...

 Y es en este contexto pues, donde resurge con fuerza el "fenómeno okupa" y proliferan a diario los episodios de viviendas familiares, forzadas violentamente y okupadas por desaprensivos. Y en este contexto también, es donde "el sistema" inicia su campaña de que, "el okupa es el enemigo nacional número uno". Y ya, desde todos "los pulpitos", escritos, hablados o vistos, mantienen que estos desalmados, sin principios morales ni éticos, aprovechando el caos y el anonimato, abusan de una humilde familia, aprovechando que estaba ausente de su vivienda habitual, durante el fin de semana, o la pobre viuda, con una reducida pensión de supervivencia que, a su vuelta del supermercado, encuentra su vivienda ocupada por un mal nacido que se niega a desalojarla. Lógicamente, la inmensa mayoría, nos solidarizamos, como no podía ser de otra manera, con la familia modesta y humilde o la pobre viuda, desahuciados de sus casas de forma violenta y por la vía de los hechos, y damos por supuesto, que los okupas son los seres más deleznables, malvados, insolidarios y peligrosos de la comunidad. Y en el caso que nos ocupa, que es el que suele salir en los medios, para provocar el rechazo unánime hacia todo el movimiento, la verdad es que no podrían ser más ingenuos y descerebrados, porque una ocupación así, tiene pocos visos de prosperar.

 Vuelvo a reiterar, (como comencé diciendo) que estoy en contra de todos los okupas. Y no sólo de los que ocupan la vivienda habitual de una familia, creando un gravísimo problema a la gente desahuciada de su casa, aunque fuera sólo muy temporalmente, sino también con los que ocupan viviendas de propiedad privada, aunque incluso sea segunda o tercera vivienda o incluso, que forme parte del patrimonio inmobiliario del que una familia dispone, para obtener rentas de alquileres.

 Por sangrante que sea, por aparentemente, justificado que parezca el que un marginado, con posibilidades nulas de poder acceder a una vivienda, ocupe un piso se los varios que una familia inversora disponga en el mercado de alquiler, pienso que no puede ni debe, llevar a cabo esa acción, si no es fruto de una ley reguladora, motivada por la presión y reivindicación social y la lucha organizada y activa de los afectados. De la misma forma que no podemos hacer en el campo la reforma agraria por nuestra cuenta, ocupando las tierras como acción de fuerza, si antes no se aprueba una ley que le dé cauce legal a la ocupación.

 Y por si queda alguna duda lo aclaro: estoy en contra de la "ocupación", incluso si los inmuebles ocupados pertenecen a un banco, procedentes de embargos y desahucios por hipoteca o a un "fondo buitre" que, como carroñeros inmobiliarios, gestionan en el mercado del "reciclaje" urbanístico. Aunque en este último caso digo que, aunque sea por una sola razón: que, en la mayoría de estos inmuebles, los que actúan y ya bien asesorados, son las mafias "okupas" que, luego negocian con los okupas reales y más humildes, y que lo que provocan es desacreditar a todo un movimiento social que tiene sus motivos y su razón de ser.

 Porque, al fin y al cabo, si los "okupas reales" actuaran sólo sobre este tipo de inmuebles, habría que ser muy necios para no justificar al menos, su actuación, pues como reza el refranero: "quién roba a un ladrón, tiene cien años de perdón".

 Pero a mí me gustaría más que, éstas y otras conquistas sociales, las consiguiéramos por medio de la acción colectiva y la concienciación política y fuésemos capaces de llevar a cabo de forma efectiva, la otra estadística formal de las democracias modernas: "un hombre, un voto. (Y una mujer, por supuesto).

 Menudo desaguisado podríamos acarrearle al mundo del IBEX, la banca y los famosos fondos de inversión inmobiliaria.

 En fin ¡es cuestión de enfoques!

Juanmiguel, Zafarraya.