La festividad de San Marcos, como tantas fiestas cristianas, tiene su origen en otra fiesta pagana del imperio romano, hasta los tiempos de Constantino.
En esta ocasión, está fiesta era la llamada de la Robigalia, se celebraba en honor del Dios Robigo, al que se pedía protección contra la plaga de la roya, que arruinaba el cultivo de los cereales en los años de excesivas lluvias tardías. La iglesia la sustituyó por la festividad de san Marcos.
Se celebra en casi todos los pueblos de nuestra comarca y en muchos pueblos de las comarcas limítrofes de las provincias de Granada, Málaga, Sevilla y Córdoba.
La fiesta de San Marcos, el día 25 de abril, es una típica fiesta popular que se celebra en un buen número de pueblos de las comarcas colindantes al Poniente Granadino y de Málaga, Córdoba y Jaén y algunos pueblos más de Andalucía y aunque la celebración es similar, (procesionamiento del santo, romería en su honor, etc.) el carácter dado a la celebración, como fiesta local, como día no laborable o no, marcará el énfasis concedido a la festividad. Y ese es el caso de los pueblos del Llano y muchos municipios colindantes.
Como santo venerado, San Marcos fue uno de los cuatro evangelistas y representado por la figura de un león. Pudiera ser el enigmático Juan Marcos que, envuelto en una sábana siguiera a Jesús por los caminos de Betania. Fue también el único evangelista que no fue discípulo directo de Cristo.
...dedicado en las culturas ancestrales de la Península Ibérica, al dios Sol
Dada la eclesiástica costumbre de sacralizar las fiestas paganas, para impregnarlas de esencias cristianas, asimismo parece que este día, normalmente ya templado y primaveral, o de benéficas lluvias, bañadas de sol, estuviese dedicado en las culturas ancestrales de la Península Ibérica, al dios Sol.
Con el imperio romano, se celebraba la fiesta pagana denominada “La Robigalia”, en honor del Dios Robigo, para pedirle la protección de los cereales contra la plaga de la roya, que, en los años de lluvia tardía, arrasaba los campos. Tras la conversión del imperio al cristianismo, la iglesia la sustituyó por la festividad de san Marcos.
Sea como fuere, cuenta ya la tradición cristiana, que, en el Camino Real de Archidona a Rute, existía (y existe) la llamada Cueva de Belda, en lo que hoy es término municipal de Las Cuevas (Altas y Bajas) y que entonces se llamaban de "Belda". Contaban que, esta cueva estaba tomada por el diablo y en ella se producían fuertes explosiones y rayos luminosos que, mantenían aterrorizadas a las gentes del lugar que, pidieron socorro a Fernando de Antequera, el cual mandó un fraile para exorcistar al demonio. Después de ímprobos esfuerzos, al final lo consiguió, tomando el monje con total decisión la cruz y amarrando al diablo por el rabo en la forma de dos jaramagos, diciendo: "¡por esta Cruz, yo te amarro, para que quedes sujeto por siempre jamás!". Esto ocurría el día de San Marcos, que pasó a ser el patrón de los pueblos de Las Cuevas y con el tiempo, tras conseguir la independencia de Antequera, Cuevas Altas, paso a llamarse, Cuevas de San Marcos.
Posiblemente este fue el origen de la tradicional fiesta y romería de San Marcos en todos las comarcas y pueblos adyacentes: la victoria de la Cruz sobre el diablo, en la festividad de este santo, que ya era era venerado y agasajado en muchos pueblos de Andalucía, como benefactor de los campos.
...constituirse como villas independientes, Zafarraya en 1816 y Ventas, en 1830
Y ahora, ciñéndonos concretamente a los pueblos de nuestro Llano, Zafarraya, Almendral y Ventas, esta fiesta se remonta con su correspondiente romería, a los inicios de la roturación y repoblación de las tierras del Llano en el último tercio del siglo XVIII, y con carácter oficial, después de constituirse como villas independientes, Zafarraya en 1816 y Ventas, en 1830, con la tradición de los pueblos de origen, como Alfarnate.
Hablar del "día de San Marcos", de "sanmarquear" en abril, es hablar de nostalgias de pasado, hablar de infancia, de "juventud, divino tesoro", de recuerdos muy gratos, entrelazados los pasados y los más recientes, en una de las actividades lúdicas más placenteras y compartidas de la comarca, de las más indeleblemente marcadas y de las más vívidas y entrañables.
A lo largo del tiempo, los parajes de la romería han ido cambiando, si bien, conservando unos ejes mayoritarios de destino, sobre todos, Las Alcaicerías. Aunque se diversifica más y ese destino principal, se reparte con los parajes de Parideras, El Robledal, Alcauca y otros puntos.
Ahora los desplazamientos a estos destinos de romería se hacen en coche e incluso, como una actividad senderista, a pié, pero antes, el mismo modelo de transporte, presuponía el destino y hasta la clase social o capacidad de poder adquisitivo disponible.
Pero antes, quiero señalar algunas particularidades del "menú" de la romería y de las tradiciones culinarias ancestrales que la gente del Llano comparte con los pueblos de origen limítrofes, como Periana, Alfarnate, Alfarnatejo etc.
Las clásicas chulelas de San Marcos, de palo y adobadas en ajo, perejil, limón y sal
En la víspera de este día, ya se realizaban en todas las casas los preparativos para la celebración de la romería; los canastos, para los manjares y las bebidas. Las clásicas chulelas de San Marcos, de palo y adobadas en ajo, perejil, limón y sal y empanadas en huevo y pan rallado y fritas en aceite de oliva. Chorizo en su manteca, guardado desde la matanza en su tinajilla, así como el lomo en manteca blanca, que huele a gloria. Un par de salchichones caseros, reserva de la última matanza y unas lonchas de jamón reservado de dos años, que "ríete del ibérico de bellota". Pero lo más típico de las viandas de la romería de San Marcos era, como en todos los pueblos de esta tradición, el hornazo de pan con huevo duro incrustado y cocido con el pan, para los adultos y la pavita de pan horneada también con huevo duro, para los más pequeños. Así mismo, no podía faltar el típico rosco de San Marcos y el chocolate en pastillas para la merienda, más los huevos cocidos duros, que se prodigaban por todo el día.
La salida a la romería se iniciaba a las nueve de la mañana y podía prolongarse hasta casi las doce de medio día. Cómo ocurría con otras efemérides y tradiciones, en aquellos tiempos, años cuarenta, sesenta, como se dio también en las matanzas, ferias, comuniones o bodas, se establecía un estatus de diferenciación social, de acuerdo con el destino de la romería. Así: los más pobres, con menos poder adquisitivo y menores medios de locomoción, sólo llegaban desde Zafarraya a Lucena o la Fuentecilla de Tedoro, en la base del cerro Corona. Los de "media recua", que poseían algún jumento o caballería endeble, incluso andando, llegaban hasta las Pilas y sólo los que disponían de jacas, carros o medios de locomoción más potentes, llegaban hasta Las Alcaicerías, que en aquellos años era el destino por antonomasia de la romería del santo.
En mis primeros años de romero, mi destino obviamente, era Lucena. No puedo decir que sentía nostalgia de Las Alcaicerías, puesto que nunca había conocido ese paraje, pero sí pensaba en ello como un destino mágico y misterioso, al que finalmente pude acudir, cuando cumplía los once años.
Los catorce kilómetros de recorrido, se hacían cantando canciones tradicionales, o riendo las ocurrencias
Aquel día fue una odisea en toda regla. Íbamos varias familias en torno a tres carros (digo en torno, porque en realidad arriba no cabíamos todos, pues "en torno", íbamos más que en los carros,) pues se podía ir andando, pero si era acompañados por el carro. Los de Antonio Apaños, Fuencio y el Porteño, eran los de aquel año. Los catorce kilómetros de recorrido, se hacían cantando canciones tradicionales, o riendo las ocurrencias del chistoso de turno. La canción del santo patrón del día, decía así: "agua San Marcos,rey de los charcos// para mí triguito, que ya está florío"// para mi cebada, que ya está granada// para mí sandía, que ya está floría//para mí melón, que ya tiene flor. No recuerdo que en San Marcos se cantarán otras canciones, aunque sí tengo memoria de que, en Lucena, a veces se hacía coincidir con la fiesta y tradición de "los meceores" al igual que en Alhama. Se montaba el "meceor" en los almendros o chaparras de la zona, y se cantaba: "a los almendros de Chirre// me voy a ir esta tarde// para hacer un "meceor'// en los almendros más grandes". Y también:"a las ¡uy papauy!// mi madre tiene un colchón,// me lo tiene guardaito,// pa' cuando me casé yo". Y finalizaba el turno de meceor, con: "¡a la más chica// a la más grande, // apeón, apeón,// que viene Guerrero// con un tizón// y le quema el culo// a la niña del "meceor!".
En el "sanmarqueo" mayor, es decir, en el de Las Alcaicerías, cuando llegaban las familias, se iban aposentado en las márgenes del camino, buscando la sombra de un árbol o en las riberas del arroyo de La Madre. Se disponían todas las viandas en el orden de consumirlas, y ese era el momento que aprovechaban los mocitos "sueltos" que acudían allí, pensando en "pegar la gorra", osea, comer "a escote" o robar algún canasto a la mocita que se descuidaba o que, seducida, le veía cara de querubín. En esos momentos se les cantaba a los "carpanta": "y ahora sí,// llegaron los gorrones,// y hay que esconder// todas las provisiones". Y se iniciaba la merienda, que observaba unos protocolos tradicionales de consumo: primero el huevo duro con sal y después, acompañado o no de vino o cerveza, un poco de salchichón de la matanza anterior, chorizo en su manteca o una tajada de lomo en manteca blanca, también de la matanza.
Después, se fueron imponiendo también, al decaer las matanzas domésticas o familiares, las chuletas de cordero "con palo" y enmedio, se daba cuenta también de los hornazos y "pavitas" con el huevo duro incrustado, guardándose el rosco de San Marcos y el chocolate, para la merienda.
Todo esto, si el día como suele suceder a finales ya de abril, era templado y luminoso, completaba la imagen de "paraíso" que en el acervo de nuestra memoria infantil-juvenil- adolescente, permanece tan vivo.
...pájaros, cantan frenéticos en plenitud del celo y los niños brincando entre arroyos, álamos y veredas
El campo, esplendorosa y lujuriosamente verde, resbalando por los cerros y derramándose en los verdes prados bajos y llanos de los bordes del camino y las riberas del arroyo, tachonados de flores de vivísimos colores y cristalinos manantiales de agua que ruedan por la ladera, mientras decenas de pájaros, cantan frenéticos en plenitud del celo y los niños brincando entre arroyos, álamos y veredas, lo perpetúan.
A media tarde, se abría la verbena en Las Alcaicerías y antiguamente también en Las Pilas, amenizada por la "orquesta-acordeón de Chaparrita". En Lucena, a veces, tocaba su acordeón Ladislao Carmelo. Los más jóvenes bailaban hasta la entrada de la noche y las familias con los niños, volvían al pueblo, a la puesta del sol.
Los carreros, borrachos y atrevidos, a la vuelta se retaban a peligrosas carreras de carros, aligerados de peso los canastos de las viandas, terminando alguna vez patas arriba, en la cuneta de la carretera.
En la actualidad, seguimos con la tradición, pero San Marcos ha perdido algo de magia. O lo que es más seguro, nosotros habremos perdido la magia de la inocencia de la infancia. Pero ya no es lo mismo. Se han sumado nuevos destinos a la romería: en Zafarraya, el área de descanso de "Las Parideras", que este año con la novedad de las tirolinas, será de asistencia masiva.
Nosotros decimos hoy: "pero ya no es igual". Seguramente lo que dirán los niños de hoy dentro de cincuenta años: "ya no es igual". Cuando los que no somos lo mismo, somos nosotros ahora, ni mañana serán lo mismo, ellos, seguro.
Juanmiguel, Zafarraya