Conociendo China (III). Una visita que impacta; Shui Dong Gou (Ningxia, noroeste de China)



 Fue una de esas visitas que impactan y que hacen que te preguntes muchas cosas de nuestro pasado más inmediato.




 Se trata de un yacimiento arqueológico descubierto en el verano de 1923 por los franceses Pierre Teilhard du Chardin y el naturalista Émile Licent que llegaron a este apartado rincón en los confines geográficos de la denominada Mongolia Interior (a mediados del XX se constituye la provincia de Ningxia, donde se ubica el lugar actualmente, en su límite norte nos introduce en la frontera de esa otra provincia china que limita a su vez con la República de Mongolia).

 Concretamente, el yacimiento se localiza en el condado de Linhe (ciudad de Lingwu), al sudeste de la capital provincial Yinchuan, lo separan unos 30 kilómetros de carretera pavimentada prácticamente paralela a la moderna autopista que soporta un tráfico considerable, donde los camiones de seis ejes son los mayores usuarios, pero en donde tampoco faltan automóviles de alta gama. El yacimiento recoge la vida de las desérticas praderas y las orillas del gigantesco río Amarillo desde hace 30.000 años, llevan extraídos más de 50.000 artefactos o fragmentos y un centenar de restos fósiles; ocupa una amplia zona situada entre los 12 y 18 kilómetros del curso del río Amarillo en una altiplanicie esteparia a 1200 metros de altura en los 106º 29’ E – 38º 21 N. Exactamente en el sudoeste geográfico del desierto de Ordos donde son características las formaciones del Ordoviciano y Cretácico.

 Restos de la Gran Muralla (Dinastía Ming) se encuentran en la zona norte del emplazamiento, justo frente al desierto de Mu Us (ya en Mongolia Interior). Fueron las grandes aportaciones de sedimentos del río Amarillo por el sudeste y el Biangou al noroeste las que acabaron creando las condiciones idóneas para ser ocupadas por la especie humana que acabó desarrollando la denominada cultura de Shuidonggou.

 Sinceramente, jamás pensé que deambularía por esta zona en la que Gengis Khan se curtió y peleó sin cesar. Pero los destinos del hombre son inescrutables: un concurso de la Radio Internacional de China que convocó en varias de las lenguas en las que emite la emisora gubernamental china a todo el mundo, nos llevó hasta allí [viajamos tres ganadores un indio -hindi-, un senegalés –francés- y yo –español-. Otros cuatro ganadores fueron a las otras dos provincias del concurso PERCIBIR CHINA que estaban más al oeste]. A la sorpresa inicial, vino la posterior tras llegar a Beijing y recibir la noticia del plan de viaje. Inmediatamente la recepción oficial y en apenas 24 horas rumbo a Yinchuan (capital de Ningxia) de la que apenas tenía datos y hoy debe ser una urbe de más o menos un millón de almas.

 Aterrizar, comer y la primera visita al espectacular yacimiento arqueológico que habían descubierto los franceses noventa años antes. Cual no sería mi sorpresa cuando descubres que aquellos pueblos que habitaron estas zonas de los confines de China, tenían unas costumbres y una tecnología similar a los pueblos europeos de su tiempo (entre los períodos musteriense y auriñaciense que se establecieron en el territorio galo en la mismo etapa histórica): compartían, a pesar de casi 10.000 kilómetros de distancia, similares estilos de vida y parecidas herramientas líticas que les permitieron sobrevivir en condiciones climáticas bastante adversas para aquella etapa de la prehistoria.

 Teóricamente, hace 30.000 años, los valientes siberianos iniciaron el largo viaje hacia el sur, aquí en las zonas del desierto [esa es otra realidad que te obnubila: centenares de hectáreas de regadío, miles de especies trasplantadas, centenares de kilómetros de invernaderos, frutas y hortalizas que llegan a las mesas de manera cotidiana, pero que sólo el empeño del hombre las han hecho posible en un territorio que la naturaleza no creó para esos delicados frutos, los viñedos que producen unos caldos que te dejan boquiabierto y ellos siguen empeñados en domesticar el desierto y, lo consiguen, si uno juzga con imparcialidad lo que vio] de Ordos y dejaron las huellas de su paso, como legado tenemos el fabuloso yacimiento arqueológico conocido por SHUIDONGGU (CHOEI-TONG-KEOU) una zona con ricos y abundantes recursos gracias a las cercanas lagunas y, principalmente, los frecuentes flujos hídricos del gigantesco río Amarillo. Entonces había caballos, burros y antílopes que aseguraban el sustento de aquellos intrépidos exploradores y viajeros que descubrieron en esta apartada zona del mundo, un oasis para su vida y su expansión cultural.

 Hoy constituye un punto de encuentro para los estudiosos de todo el orbe. No olvidemos que es uno de los primeros y principales yacimientos paleolíticos en China, está considerado el lugar que da origen a la Prehistoria Arqueológica del gigante país; gracias a los descubrimientos realizados se le considera uno de los más sobresalientes de todos los excavados en el último siglo. Este Parque Geológico Nacional está considerado uno de los cincuenta lugares más visitados de China y, estamos seguros, a medida que aumenten los flujos turísticos, la región seguirá sumando visitantes, porque sus instalaciones y senderos balizados no son sólo impresionantes, sino fácilmente visitables para el común de los mortales, aunque uno no deberá olvidar que es necesaria una buena forma física y tener siempre presente la climatología de la estación correspondiente. Durante mi estancia, las noches a veces llegaron a -15º, el día, si no había viento era soportable y siempre tuvimos unos tibios rayos de sol que eran de agradecer.

 En total hay más de una veintena de puntos de interés y, llegado el caso, deberá decidir qué y cómo ver las instalaciones. En verano, dicen que la cantidad de público dificulta el acceso a algunas de sus instalaciones, así que sería un dato a tener en cuenta si uno se desplaza a la región, al margen de las temperaturas que se disparan al alza de una forma espectacular durante el día.

 Personalmente no dejaría de lado el museo donde se recrea la vida de la época y especialmente el documental panorámico (diorama) que es espectacular. Seguiría por los restos de la Gran Muralla, los lagos y la cueva de las tropas, un lugar prácticamente desapercibido pero que no deja de impresionar. Shuidonggou ofrece múltiples facetas y gigantescas esculturas, como las cabezas que saludan al visitante nada más llegar a la instalación.

 Los casi 4400 m² del museo nos pueden dar un aviso de la grandiosidad del lugar. Magníficamente recreado el territorio y los personajes que lo desempolvaron del olvido. Es otra manera de entender la museología de nuestros días y, a este ritmo, China pronto tendrá museos de inigualable calidad. Uno no es el mismo al salir del interior de esta fastuosa instalación, lo mejor, sin embargo, todavía estaba por llegar.

 A unos centenares de metros aparece el “village” que, a finales de otoño, con gélidas temperaturas, aparece desangelado, pero que nos da una idea de cómo era la vida de aquellos precursores siberianos. Allí mismo hay un autobús que te acerca a varios senderos entre carrizales y una atalaya que permite hacerse una idea de las magnitudes del espacio natural que, a pesar de su aridez, se nos presenta en toda su plenitud y me recuerdan [o me devuelven a] la enigmática y siempre sorprendente puna andina. Seguiría por el Lago del Pato Mandarín, la Ciudad Perdida (algo parecido a la conquense ciudad encantada pero de descomunales dimensiones), las excavaciones que permiten imaginar cómo fue la vida hace 30.000 años por estas latitudes (aunque no es posible el acceso por estrictos motivos de seguridad) desde la misma cuerda que permite observar los cortes arqueológicos de las catas de los estudiosos.

 Con mucha imaginación podemos pisar la gigantesca Gran Muralla (más conocida como la Muralla del Río del Este) de la era de la Dinastía Ming, construida en la década Chunghua (1474) parte del recorrido puede realizarse con los camellos que, durante mi visita a mediados de diciembre, estaban en un cercado prácticamente en los límites de la región de Mongolia Interior y, si las piernas lo permiten, el paseo por las Cuevas que se emplearon en aquellos años de épica bélica, visitables poco menos de la mitad de sus tres kilómetros conservados en impecable estado, permiten formarse una idea de cómo y por qué las tropas de la Dinastía Ming pudieron contener las sucesivas hordas invasoras. Hoy están consideradas unas de las pocas muestras prácticamente intactas de las antiguas instalaciones militares chinas. Tras salir de ese paseo por el interior de la tierra, nos encontramos ante una estructura militar que funge como Museo en el lugar, pero todavía queda un buen paseo hasta llegar al lugar del microbús.

 Primero deambularemos por el Fuerte de Hongshan, levantado en la década Zhengde (XVI), tuvo una guarnición de casi 1300 hombres. Barracones militares y el puesto de mando donde estaba el General que comandaba las tropas (totalmente reconstruido al aire libre) hecho de madera permite formarse una remota idea de este lejano punto defensivo del gigantesco imperio chino. En su interior funciona un museo -1500 m²- que acerca al visitante a la vida y la sociedad militar de la época; requiere una buena dosis de imaginación o dominar profundamente la belicosa historia china para tratar de imaginar aquellos sucesos acaecidos en esta zona hace centurias. El edificio contrasta, por su ubicación, con la sequedad de la zona. En cierta medida, resalta más el magnífico edificio con auténtica y genuina arquitectura china, con tejados a cuatro aguas y esquinas inclinadas, bellamente policromado, no deja de dejarnos un agradable sabor de boca que contrasta con otros edificios quizá más funcionales pero mucho menos atractivos.

 Numerosas fotografías de aquel viaje fueron colgadas en la web institucional de la Radio Internacional de China, sólo hay que entrar en www.cri.cn y una vez en la de lengua española (francesa o hindi pues ellos también fueron protagonistas de sus respectivas lenguas y por lo tanto al estar en el mismo grupo también vertieron sus impresiones en la red) y buscar, generalmente es un banner situado a la derecha de la pantalla, CONCURSO PERCIBIR CHINA (NOROESTE). Y si el lugar le cautivó, quizá pueda bajar el video que tiene la institución www.shuidonggou.com.








Hasta la próxima aventura. Juan Franco Crespo.