Yo me quedaba asombrado de su machaconería tozudez en defensa de una Universidad para Málaga, siendo él granadino, de Alhama de Granada. Como Andrés hubo muchos más en esta batalla por darle a Málaga el marchamo de universitaria.
Se olvida con frecuencia por lo que es necesario recordarlo: la histórica Universidad de Granada fue la principal valedora para que Málaga tuviera su universidad. Cuarenta y siete años después, la Universidad de Granada ha tenido la grandeza de otorgar la máxima distinción a la Universidad de Málaga, la medalla de oro. Su rectora, Pilar Aranda, colgó del cuello del rector de la UMA, José Ángel Narváez, el preciado galardón en un acto donde se hermanaron las dos universidades, si es que no lo estaban ya.
Este acto celebrado en la impresionante sala de Cruceros del Rectorado granadino me trae recuerdos inolvidables, siendo yo periodista en Sol de España, periódico que se destacaría en la lucha y entrega para mover los hilos políticos del Gobierno para que le concedieran a Málaga ser sede universitaria. Y me acuerdo, cómo no, de la fuerza de su director, Nicolás de Laurentis, del presidente del Consejo, Claudio Gallardo, pero sobre todo de un ilustre periodista, a la sazón imberbe juntador de letras, Andrés García Maldonado. Yo me quedaba asombrado de su machaconería tozudez en defensa de una Universidad para Málaga, siendo él granadino, de Alhama de Granada. Como Andrés hubo muchos más en esta batalla por darle a Málaga el marchamo de universitaria. Me acuerdo a vuelo pluma de Cayetano Utrera Ravassa, de Rafael Merino, de Luis Merino y de un Juan Peralta España que en el Teatro Cervantes alzó en armas a los ciudadanos malagueños con un lenguaje con raíces mussolinianas.
Y recuerdo la magna manifestación del pueblo y las arengas desde el balcón central de lo que era entonces el Gobierno Civil, en el Palacio de la Aduana, ahora Museo de Bellas Artes. Estos recuerdos se mezclaban mientras escuchaba al exrector de la UMA, profesor Martín Delgado, recordando cómo Málaga cambió de la noche a la mañana; y cambió la mentalidad de granadinos y malagueños gracias al espíritu universitario. Martín Delgado, con la sabiduría de haber vivido y participado en mil batallas, intelectuales y de las otra, nos trajo a la memoria un antes y un después de que Málaga accediera a ser sede universitaria y para rematar la faena, delante del claustro de la UMA, hacía un brindis para que Narváez, cuyo primer mandato termina ahora, se animara a seguir en la lucha y dejar terminada la labor iniciada.
Narváez, inteligente, no cogió el reto, y se detuvo en resaltar los valores de la Universidad pública, motor de igualdad, progreso y libertad universitaria, sin más ataduras que servir a la sociedad, agradeciendo profundamente la distinción que recibía la Universidad de Málaga por parte de la de Granada. La rectora de Granada, que cerró el emotivo acto, en un discurso especialmente preparado para la ocasión se centraría en reafirmar los valores universitarios que hacen funcionar una sociedad libre e igualitaria y mostrando su cercanía a la Universidad malagueña, con la que se tienen complicidades, con la demostrada capacidad de innovación que han llevado a la Universidad de Málaga a que sea hoy una Universidad consolidada.
P.D.- (1) Troglodita, dominador del lenguaje de los cavernícolas. Hombre clave en Ciudadanos. Se llama Girauta. Insultador profesional de los socialistas. ¿Hay quien dé más?
(2) Fascista puro y duro, sin tapujos, sin complejos. Ortega Smith, fortaleza de Vox, sin pruebas, con la boca llena de babas, osó decir que las Tres Rosas fueron torturadoras y violadoras. Este hombre es un sinvergüenza mentiroso y compulsivo. Y pensar que haya quien vote a Vox.
(3) De Cuelgamuros a Mingorrubio. Franco, el dictador, sigue dando guerra. Y tiene sus colaboradores, entre ellos el prior de la Basílica. Con la iglesia hemos topado, amigo Sancho. Volvemos a la Edad Media. Un prior al que se la suda el acuerdo del Parlamento y la sentencia del Tribunal Supremo. ¿ Hasta cuándo, Catalina?
(4) ¿Qué hará Casado con Isabel Díaz Ayuso, la presidente de Madrid? Pues ponerle una mordaza. Le das alas, le abres el micro y a propósito de la exhumación de Franco se preguntaba: «¿Qué será lo siguiente? ¿La cruz del valle? ¿Todo el valle? ¿Las parroquias del barrio? ¿Arderán como en el 36?» Le sueltas un poco las bridas y, ¡Ay Dios! cómo se desbocan.
(5) A Quim Torra y a Puigdemont les aterra que la sentencia del procés esté paniaguada. Si así fuera, y así parece que será, los deja desnudos para mantener la lucha guerrera, la tensión en la que vive y de la que se nutren. Ellos dos y los suyos, amantes de tener sueldos de escándalo.
Este acto celebrado en la impresionante sala de Cruceros del Rectorado granadino me trae recuerdos inolvidables, siendo yo periodista en Sol de España, periódico que se destacaría en la lucha y entrega para mover los hilos políticos del Gobierno para que le concedieran a Málaga ser sede universitaria. Y me acuerdo, cómo no, de la fuerza de su director, Nicolás de Laurentis, del presidente del Consejo, Claudio Gallardo, pero sobre todo de un ilustre periodista, a la sazón imberbe juntador de letras, Andrés García Maldonado. Yo me quedaba asombrado de su machaconería tozudez en defensa de una Universidad para Málaga, siendo él granadino, de Alhama de Granada. Como Andrés hubo muchos más en esta batalla por darle a Málaga el marchamo de universitaria. Me acuerdo a vuelo pluma de Cayetano Utrera Ravassa, de Rafael Merino, de Luis Merino y de un Juan Peralta España que en el Teatro Cervantes alzó en armas a los ciudadanos malagueños con un lenguaje con raíces mussolinianas.
Y recuerdo la magna manifestación del pueblo y las arengas desde el balcón central de lo que era entonces el Gobierno Civil, en el Palacio de la Aduana, ahora Museo de Bellas Artes. Estos recuerdos se mezclaban mientras escuchaba al exrector de la UMA, profesor Martín Delgado, recordando cómo Málaga cambió de la noche a la mañana; y cambió la mentalidad de granadinos y malagueños gracias al espíritu universitario. Martín Delgado, con la sabiduría de haber vivido y participado en mil batallas, intelectuales y de las otra, nos trajo a la memoria un antes y un después de que Málaga accediera a ser sede universitaria y para rematar la faena, delante del claustro de la UMA, hacía un brindis para que Narváez, cuyo primer mandato termina ahora, se animara a seguir en la lucha y dejar terminada la labor iniciada.
Narváez, inteligente, no cogió el reto, y se detuvo en resaltar los valores de la Universidad pública, motor de igualdad, progreso y libertad universitaria, sin más ataduras que servir a la sociedad, agradeciendo profundamente la distinción que recibía la Universidad de Málaga por parte de la de Granada. La rectora de Granada, que cerró el emotivo acto, en un discurso especialmente preparado para la ocasión se centraría en reafirmar los valores universitarios que hacen funcionar una sociedad libre e igualitaria y mostrando su cercanía a la Universidad malagueña, con la que se tienen complicidades, con la demostrada capacidad de innovación que han llevado a la Universidad de Málaga a que sea hoy una Universidad consolidada.
P.D.- (1) Troglodita, dominador del lenguaje de los cavernícolas. Hombre clave en Ciudadanos. Se llama Girauta. Insultador profesional de los socialistas. ¿Hay quien dé más?
(2) Fascista puro y duro, sin tapujos, sin complejos. Ortega Smith, fortaleza de Vox, sin pruebas, con la boca llena de babas, osó decir que las Tres Rosas fueron torturadoras y violadoras. Este hombre es un sinvergüenza mentiroso y compulsivo. Y pensar que haya quien vote a Vox.
(3) De Cuelgamuros a Mingorrubio. Franco, el dictador, sigue dando guerra. Y tiene sus colaboradores, entre ellos el prior de la Basílica. Con la iglesia hemos topado, amigo Sancho. Volvemos a la Edad Media. Un prior al que se la suda el acuerdo del Parlamento y la sentencia del Tribunal Supremo. ¿ Hasta cuándo, Catalina?
(4) ¿Qué hará Casado con Isabel Díaz Ayuso, la presidente de Madrid? Pues ponerle una mordaza. Le das alas, le abres el micro y a propósito de la exhumación de Franco se preguntaba: «¿Qué será lo siguiente? ¿La cruz del valle? ¿Todo el valle? ¿Las parroquias del barrio? ¿Arderán como en el 36?» Le sueltas un poco las bridas y, ¡Ay Dios! cómo se desbocan.
(5) A Quim Torra y a Puigdemont les aterra que la sentencia del procés esté paniaguada. Si así fuera, y así parece que será, los deja desnudos para mantener la lucha guerrera, la tensión en la que vive y de la que se nutren. Ellos dos y los suyos, amantes de tener sueldos de escándalo.
Juan de Dios Mellado
La Opinión de Mälaga, 12-10-2019.