La otra feria



 Lejos de mi ánimo inmiscuirme en cómo han sido las Fiestas de este año, supongo que como todo en la vida, según y cómo se mire.


 Este año me ha dado más por centrarme en la feria de aquellos sin los cuales no hay feria o para los cuales no hay feria, que no es exactamente lo mismo, pero viene a ser igual. La otra feria, la feria de aquellos a los que o les pilla trabajando, es que su trabajo es la feria; esas dependientas del Coviran con sus delantales de lunares y volantes y clavel reventón, trabajando, pero de feria; esa farmacia de guardia, para lo que haga falta, y si no hace falta mejor…

 Y los camareros y camareras de los bares y casetas y todos los feriantes que cada año se dejan caer dos veces por nuestro pueblo a traernos las atracciones para grandes y chicos en estos días en los que, mientras unos nos dedicamos a pasarlo bien, todo lo bien que nos deja la política neoliberal, otros se dedican a trabajar para que todo esté a punto, listo y preparado para nuestro disfrute. Desde la gente de la limpieza, que con sus chalequillos amarillo fosforito se encargan de limpiar los rastros de nuestra diversión al del puesto de los turrones, pasando por los que montan los escenarios, preparan los equipos de música o acompañan nuestros bailes con las músicas pegadizas que son al caso.

 Mucha es la gente que en la feria se dedica a trabajar para que todo esté a punto o, simplemente, no tienen la suerte de disfrutar de toda la feria porque les toca trabajar en algún momento de ella. Para todos ellos sea este recordatorio de que en la feria, como en tantas y tantas cuestiones de la vida cotidiana, se necesita el esfuerzo colectivo de mucha gente, casi siempre invisible, mal pagada y poco tenida en cuenta para que todo funcione. Y lo peor del caso es que luego viene el figurín de turno a hacerse la foto o ponerse la medalla.

 La otra feria, la de los trabajadores a los que saludo desde el convencimiento que me da el poder llamarles compañeros, a fin de cuentas esto de salir a ver lo que hay, también es otro trabajo, aunque en este caso sea voluntario y muy gratificante.