Casi una veintena de candelas se inscribieron y otras surgieron de la espontaneidad, pero en todas el deseo de una vuelta a la normalidad.
Casi era normal, pero no del todo, incluso algunas de todos los años también este faltaron a la cita, pero es lógico que todavía el recelo está entre nosotros porque la total normalidad no se acaba de conseguir.
De ahí que algunas no previstas fueran de algún grupo de amigos que a última hora decidieran reunirse en torno a una hoguera, sin más viandas que un rato de conversación y amistad, una forma como otra cualquiera de romper el maleficio por el que atravesamos, y otras que tímidamente iba recuperando el ansiado retorno a la tradición, de cualquier manera el deseo de todo es que en la próxima ya no haya mascarillas y que las caras solo se tapen por el humo de la hoguera y el flamear de unas llamas que alumbren la esperanza de que seguimos compartiendo con los vecinos y amigos aquello que aportamos cada uno para degustarlo entre todos.
Os dejo con algunas de las imágenes:
Un reportaje de Pablo Ruiz Becerra