Una vieja película de los años ochenta, nos relataba que dos hombres le ofrecieron a dos distinguidas damas, recién llegadas a la ciudad, su habitación en la pensión de Florencia; donde coincidieron, para que desde la ventana de la habitación ofrecida tuvieran unas hermosas vistas de la ciudad. Tuvo esta película inglesa, en su época hasta tres Óscar y algunos premios más.
La vistas desde esa ventana, incitaban al conocimiento y al más puro disfrute de la bellezas que Florencia les ofrecía.
Parecida fue nuestra ruta del pasado 11 de marzo, a ese guión cinematográfico, cuando nuestro grupo se encamino hacia el pueblo del Padul, situado a la puerta de la Comarca del Valle de Lecrín.
Un pueblo, donde viven alrededor de 8.500 habitantes, distante de la capital unos 15 kilómetros y unos 50 kilómetros de nuestro pueblo, un precioso lugar que ocupa una pequeña parte de un valle, que en épocas remotas fue una enorme laguna.
Los orígenes del Padul se remontan a la prehistoria (restos de Neandertales) y por este pueblo, y debido a su situación geográfica como paso del interior hacia el mar , tuvo una gran importancia por la existencia de una antigua Vía, que comunicaba Granada (Ilíberis) con Almuñécar, la antigua Sexi romana.
Por este valle han pasado: romanos, árabes, moriscos y cristianos dejando en el casco urbano y en sus alrededores cantidad de vestigios y monumentos muy bien conservados (la vía romana, el palacio de la Casa Grande (s.XVI), la iglesia de Santa María la Mayor (s.XVI-XVIII), la ermita de San Sebastián, patrón de la ciudad (s.XVIII) y el famoso pilar de la fuente de los Cinco Caños (s.XVI-XIX).
Entró el grupo al Padul por la calle Real, donde está ubicada la ermita de San Sebastián y en un aparcamiento detrás de esta y junto a las escuelas, dejamos nuestros vehículos e iniciamos esta ruta desde este punto. Eran sobre las nueve de la mañana.
Veintidós protagonistas nos dimos cita en nuestro lugar de costumbre, para conquistar las alturas de media montaña que nos ofrecía esta Sierra, la llamada del Manar, que se encuentra ubicada en la parte occidental del Parque Natural de Sierra Nevada. Su altitud máxima es de 1.520 metros representados por el Cerro de la Silleta.
Esta Sierra, es famosa por sus canteras de arenas dolomíticas que son utilizadas en la construcción y muy apreciadas como bases para hormigones y firmes de caminos y carreteras.
Las calles del Padul, desiertas a estas horas matinales y con ese sabor a pueblo, nos daban la bienvenida en silencio y con un ligero olorcillo a café recién hecho por alguno de sus vecinos, cuando transitábamos por la calle Real, que nos dejó en la plaza del Calvario, junto a la iglesia, el punto más bajo de esta ruta.
A partir de aquí comenzó una lenta subida entre sus calles que iba dándonos una idea de lo que nos esperaba en esto primeros kilómetros.
Tras el paso de la carretera, antigua nacional 323-A, que iba desde la capital hasta Almuñécar, nos detuvimos delante del panel informativo del nuevo sendero inaugurado hace pocas fechas y dedicado al padre Ferrer, el sacerdote montañero, nacido en 1920 en el Padul y un enamorado de las rutas serranas y amplio conocedor de la flora y fauna de Sierra Nevada, murió en la ciudad de Málaga en el año 2009.
Este sendero nos dirigió en sus primeros tramos hacia un campo de almendros ya en flor y seguidamente, en pronunciada cuesta hasta los límites del parque Natural, entrando en la falda de esta Sierra por un impresionante bosque de pinos resineros, sabinas, enebros y madreselvas que son los habitantes arbóreos que pueblan estos paisajes nos daban la bienvenida en silencio.
Nuestra primera "ventana con vistas" que nos encontramos en ruta fue el llamado mirador de las canteras, que se eleva sobre una de las explotaciones de arenas dolomíticas que hay en esta zona, desde este se pueden apreciar los montones de material clasificado según grano, las maquinas trituradoras, los frentes de trabajo, algunos a alturas considerables y los frentes ya abandonados y repoblados para fijar el
terreno al bosque.
Un breve descanso y seguimos en ascenso, la vereda para el siguiente mirador esta en un estado excelente, lentamente la maquina senderista iba avanzando, ya se nota en nuestras últimas salidas este clima primaveral sin lluvias que estamos soportando, el calor comienza a sentirse con más rapidez a pesar de que aun no estamos ni en primavera. Como anécdota, en estos primeros kilómetros, a medida que íbamos avanzando, y sobre el firme de "la verea", alguien había ido depositando unas pequeñas coronas hechas con esparto, planta muy abundante por doquier, incluso algún senderista del grupo llego a recoger un buen numero, ¿Qué significado tendrían?, pensamos que serian alguna señal, para otros compañeros o algo parecido, desde luego que este artesano andante, fue entretenido por este camino, sin duda.
La segunda "ventana con vistas" estaba, después de una hora y pocos minutos de nuestra partida, a nuestro alcance, es el mirador del padre Ferrer, desde donde se puede ver toda la vega Granadina cercana a la capital y los pueblos de su cinturón, Las Gavias, Armilla, Alhendín, Huétor Vega, Los Ojíjares, Dilar, Otura, Cájar, etc., etc. Toda una lección de geografía , además de los montes, los cerros y las Sierras más lejanas (nuestro Parque Natural, Parapanda, la Sierra de Pera, el parque Natural de Huetor) y por supuesto el Valle de Lecrin con sus pueblos El Padul, Durcal, Albuñuelas, Lecrín, Nigüelas, el Pinar , el Valle , Villamena, y una preciosa vista del humedal del Padul y la zona de las turberas, donde se encontraron los famosos esqueletos de unos mamuts peludos , hallazgo que puso de relieve la importancia de estos animales que llegaron hasta estos parajes del sur de Europa hace unos 40.000 años.
Aparte, este humedal está catalogado como zona de reserva dentro del Parque Natural de Sierra Nevada, siendo la principal zona húmeda natural protegida de la provincia de Granada.
Con la famosa Cruz de la Atalaya, a nuestras espaldas retomamos el sendero, adentrándonos cada vez más en este precioso paisaje, por el camino hacia el cortijo del Manar, entre pinos y escasos campos de cultivo nos dejó ya cerca del llamado "puerto de mala mujer", donde las vereas se cruzan y se disponen para en un giro de 360 grados enfilar hacia el cerro de la Silleta (1.520 metros),el punto más alto de esta sierra, que poco a poco iba apareciendo delante nuestra, una pequeña cadena de riscos de apenas 200 metros nos iba señalando el final de la corta cuesta que llega hasta la mismísima base del cerro.
En un autentico balcón frente al macizo de Sierra Nevada y las montañas de la pre-sierra, nos dispusimos a reponer fuerzas durante media hora, disfrutando de la buena mañana, "del solecito" y de las vistas, únicas por cierto.
Después de la comida coronamos La Silleta, nuestra "tercera ventana" encontrándonos en la cima con la sorpresa de un grupo de ciclistas, que bicis al hombro coronaban a la par que nosotros, fue un momento entrañable, con intercambio de palabras, opiniones y alguna ovación que otra, de verdad, admirable el esfuerzo de estos compañeros de los caminos.
Ya solo nos quedaba bajar de estas preciosas terrazas, la orientación de la bajada mirando hacia las blancas cumbres serranas era impresionante, luego la orientación cambió hacia el valle, y ¡OH, MARAVILLA!, la sorpresa de esta ruta, la cuarta y última "ventana" nos la encontramos en un recodo de "la verea", el arco imponente de Piedra ventana, es la joya visual de esta Sierra, un capricho de la naturaleza a 1450m. de altitud y un lugar idóneo para nuestra foto de grupo.
Esta curiosa formación geológica, es un arco natural que se ha ido formando a lo largo de miles de años por la erosión de la roca. La vereda, pasa luego bajo el arco y es donde realmente se puede observar y disfrutar de este "capricho natural".
Aun nos quedaba un buen trecho para llegar al pueblo, que se veía en la profundidad del valle, el camino de bajada entra en un tremendo y frondoso bosque, serpenteando y cruzando un par de veces en bajada el barranco del Voladero, donde la arena arrastrada por las aguas de lluvia era muy abundante.
De nuevo el sendero nos iba llevando hacia el mirador de las canteras, completando así el círculo de esta preciosa ruta, que tras bajar hasta el pueblo, dimos por terminada en nuestro punto de partida a espaldas de la ermita de San Sebastián.
Cinco horas y cincuenta y un minutos de paisajes y montañas, tras quince kilómetros y seiscientos metros de camino.
El Padul y sus alrededores están repletos de estupendos e interesantes lugares para conocer y recorrer caminando y el Manar ofrece docenas de sitios y rutas para ser conocidas y eso haremos, la próxima será por este conocidísimo Valle de Lecrín, por supuesto con humedal incluido, y ya le buscaremos titulo a la siguiente película.
Parecida fue nuestra ruta del pasado 11 de marzo, a ese guión cinematográfico, cuando nuestro grupo se encamino hacia el pueblo del Padul, situado a la puerta de la Comarca del Valle de Lecrín.
Un pueblo, donde viven alrededor de 8.500 habitantes, distante de la capital unos 15 kilómetros y unos 50 kilómetros de nuestro pueblo, un precioso lugar que ocupa una pequeña parte de un valle, que en épocas remotas fue una enorme laguna.
Los orígenes del Padul se remontan a la prehistoria (restos de Neandertales) y por este pueblo, y debido a su situación geográfica como paso del interior hacia el mar , tuvo una gran importancia por la existencia de una antigua Vía, que comunicaba Granada (Ilíberis) con Almuñécar, la antigua Sexi romana.
Por este valle han pasado: romanos, árabes, moriscos y cristianos dejando en el casco urbano y en sus alrededores cantidad de vestigios y monumentos muy bien conservados (la vía romana, el palacio de la Casa Grande (s.XVI), la iglesia de Santa María la Mayor (s.XVI-XVIII), la ermita de San Sebastián, patrón de la ciudad (s.XVIII) y el famoso pilar de la fuente de los Cinco Caños (s.XVI-XIX).
Entró el grupo al Padul por la calle Real, donde está ubicada la ermita de San Sebastián y en un aparcamiento detrás de esta y junto a las escuelas, dejamos nuestros vehículos e iniciamos esta ruta desde este punto. Eran sobre las nueve de la mañana.
Veintidós protagonistas nos dimos cita en nuestro lugar de costumbre, para conquistar las alturas de media montaña que nos ofrecía esta Sierra, la llamada del Manar, que se encuentra ubicada en la parte occidental del Parque Natural de Sierra Nevada. Su altitud máxima es de 1.520 metros representados por el Cerro de la Silleta.
Esta Sierra, es famosa por sus canteras de arenas dolomíticas que son utilizadas en la construcción y muy apreciadas como bases para hormigones y firmes de caminos y carreteras.
Las calles del Padul, desiertas a estas horas matinales y con ese sabor a pueblo, nos daban la bienvenida en silencio y con un ligero olorcillo a café recién hecho por alguno de sus vecinos, cuando transitábamos por la calle Real, que nos dejó en la plaza del Calvario, junto a la iglesia, el punto más bajo de esta ruta.
A partir de aquí comenzó una lenta subida entre sus calles que iba dándonos una idea de lo que nos esperaba en esto primeros kilómetros.
Tras el paso de la carretera, antigua nacional 323-A, que iba desde la capital hasta Almuñécar, nos detuvimos delante del panel informativo del nuevo sendero inaugurado hace pocas fechas y dedicado al padre Ferrer, el sacerdote montañero, nacido en 1920 en el Padul y un enamorado de las rutas serranas y amplio conocedor de la flora y fauna de Sierra Nevada, murió en la ciudad de Málaga en el año 2009.
Este sendero nos dirigió en sus primeros tramos hacia un campo de almendros ya en flor y seguidamente, en pronunciada cuesta hasta los límites del parque Natural, entrando en la falda de esta Sierra por un impresionante bosque de pinos resineros, sabinas, enebros y madreselvas que son los habitantes arbóreos que pueblan estos paisajes nos daban la bienvenida en silencio.
Nuestra primera "ventana con vistas" que nos encontramos en ruta fue el llamado mirador de las canteras, que se eleva sobre una de las explotaciones de arenas dolomíticas que hay en esta zona, desde este se pueden apreciar los montones de material clasificado según grano, las maquinas trituradoras, los frentes de trabajo, algunos a alturas considerables y los frentes ya abandonados y repoblados para fijar el
terreno al bosque.
Un breve descanso y seguimos en ascenso, la vereda para el siguiente mirador esta en un estado excelente, lentamente la maquina senderista iba avanzando, ya se nota en nuestras últimas salidas este clima primaveral sin lluvias que estamos soportando, el calor comienza a sentirse con más rapidez a pesar de que aun no estamos ni en primavera. Como anécdota, en estos primeros kilómetros, a medida que íbamos avanzando, y sobre el firme de "la verea", alguien había ido depositando unas pequeñas coronas hechas con esparto, planta muy abundante por doquier, incluso algún senderista del grupo llego a recoger un buen numero, ¿Qué significado tendrían?, pensamos que serian alguna señal, para otros compañeros o algo parecido, desde luego que este artesano andante, fue entretenido por este camino, sin duda.
La segunda "ventana con vistas" estaba, después de una hora y pocos minutos de nuestra partida, a nuestro alcance, es el mirador del padre Ferrer, desde donde se puede ver toda la vega Granadina cercana a la capital y los pueblos de su cinturón, Las Gavias, Armilla, Alhendín, Huétor Vega, Los Ojíjares, Dilar, Otura, Cájar, etc., etc. Toda una lección de geografía , además de los montes, los cerros y las Sierras más lejanas (nuestro Parque Natural, Parapanda, la Sierra de Pera, el parque Natural de Huetor) y por supuesto el Valle de Lecrin con sus pueblos El Padul, Durcal, Albuñuelas, Lecrín, Nigüelas, el Pinar , el Valle , Villamena, y una preciosa vista del humedal del Padul y la zona de las turberas, donde se encontraron los famosos esqueletos de unos mamuts peludos , hallazgo que puso de relieve la importancia de estos animales que llegaron hasta estos parajes del sur de Europa hace unos 40.000 años.
Aparte, este humedal está catalogado como zona de reserva dentro del Parque Natural de Sierra Nevada, siendo la principal zona húmeda natural protegida de la provincia de Granada.
Con la famosa Cruz de la Atalaya, a nuestras espaldas retomamos el sendero, adentrándonos cada vez más en este precioso paisaje, por el camino hacia el cortijo del Manar, entre pinos y escasos campos de cultivo nos dejó ya cerca del llamado "puerto de mala mujer", donde las vereas se cruzan y se disponen para en un giro de 360 grados enfilar hacia el cerro de la Silleta (1.520 metros),el punto más alto de esta sierra, que poco a poco iba apareciendo delante nuestra, una pequeña cadena de riscos de apenas 200 metros nos iba señalando el final de la corta cuesta que llega hasta la mismísima base del cerro.
En un autentico balcón frente al macizo de Sierra Nevada y las montañas de la pre-sierra, nos dispusimos a reponer fuerzas durante media hora, disfrutando de la buena mañana, "del solecito" y de las vistas, únicas por cierto.
Después de la comida coronamos La Silleta, nuestra "tercera ventana" encontrándonos en la cima con la sorpresa de un grupo de ciclistas, que bicis al hombro coronaban a la par que nosotros, fue un momento entrañable, con intercambio de palabras, opiniones y alguna ovación que otra, de verdad, admirable el esfuerzo de estos compañeros de los caminos.
Ya solo nos quedaba bajar de estas preciosas terrazas, la orientación de la bajada mirando hacia las blancas cumbres serranas era impresionante, luego la orientación cambió hacia el valle, y ¡OH, MARAVILLA!, la sorpresa de esta ruta, la cuarta y última "ventana" nos la encontramos en un recodo de "la verea", el arco imponente de Piedra ventana, es la joya visual de esta Sierra, un capricho de la naturaleza a 1450m. de altitud y un lugar idóneo para nuestra foto de grupo.
Esta curiosa formación geológica, es un arco natural que se ha ido formando a lo largo de miles de años por la erosión de la roca. La vereda, pasa luego bajo el arco y es donde realmente se puede observar y disfrutar de este "capricho natural".
Aun nos quedaba un buen trecho para llegar al pueblo, que se veía en la profundidad del valle, el camino de bajada entra en un tremendo y frondoso bosque, serpenteando y cruzando un par de veces en bajada el barranco del Voladero, donde la arena arrastrada por las aguas de lluvia era muy abundante.
De nuevo el sendero nos iba llevando hacia el mirador de las canteras, completando así el círculo de esta preciosa ruta, que tras bajar hasta el pueblo, dimos por terminada en nuestro punto de partida a espaldas de la ermita de San Sebastián.
Cinco horas y cincuenta y un minutos de paisajes y montañas, tras quince kilómetros y seiscientos metros de camino.
El Padul y sus alrededores están repletos de estupendos e interesantes lugares para conocer y recorrer caminando y el Manar ofrece docenas de sitios y rutas para ser conocidas y eso haremos, la próxima será por este conocidísimo Valle de Lecrín, por supuesto con humedal incluido, y ya le buscaremos titulo a la siguiente película.
Nuestra próxima salida RUTA Nº 10. Circular: Zafarraya -> Ventas de Zafarraya -> Cerro de la Corona -> El Paredón -> El Boquete -> Zafarraya. Fecha: Domingo 25 de marzo de 2012. Hora de salida: 8 de la mañana. Lugar de salida: Puerta del ayuntamiento de Alhama. Dificultad estimativa de la ruta: Media. Distancia a recorrer: Sobre 14 kilómetros. Duración de la misma (con desplazamientos y descansos incluidos): Sobre 5 horas. Nota:Los desplazamientos hasta la localidad de Zafarraya se harán en los vehículos de los socios. |
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Recomendaciones para la ruta nº 10 (25/03/2012) - Llevar ropa de abrigo y calzado adecuados para la práctica del senderismo. - Llevar comida y agua. - Llevar siempre encima vuestra tarjeta federativa, es muy importante. - Se recomienda llevar también siempre en vuestra mochila: toalla y un chubasquero o cortavientos. - Se recomienda llevar unas gafas de sol y alguna crema protectora. - Se ruega estricta puntualidad a la hora de la salida de esta ruta. |
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Si no eres socio de nuestro club y decides caminar con nosotros en esta ruta nº 10, te recordamos que: |
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