“Vuestras huellas serán las nuestras y nuestro corazón caminará siempre a vuestro lado,” …a Bagnères de Bigorre.
Tres días, en que treinta y seis personas entre socios de nuestro club senderista, socios de la asociación Alherba y amigos de ambas asociaciones ciudadanas de nuestro pueblo han pasado, desde el pasado día 21 al 24 de este mes de abril en nuestro pueblo hermano francés de Bagnères de Bigorre.
Todos hemos mezclado experiencias inolvidables, todos juntos hemos reído, convivido, hemos disfrutado del paisaje inigualable de los Pirineos, de la comida, de aquellas gentes y de su calor humano.
Ciudadanos franceses que han dado todo lo que ha estado en sus manos para que nos sintiéramos a gusto durante esta corta estancia, ofreciéndonos sobre todo cariño y acogimiento, como a verdaderos hermanos, comprobando en carne propia que las fronteras solo están hechas para la política y nunca para las personas.
El club senderista, junto a los amigos y familiares nuestros que nos han acompañado, agradecemos a los responsables de Alherba, Marisa en Alhama y Freddo en Bagnères, los verdaderos magos que han hecho posible que el sueño de este club de caminar por aquellas tierras pirenaicas se haya hecho realidad.
La ruta senderista programada para el día 22 viernes, comenzó, no en el punto de reunión para salir en autobús hacia el sitio convenido, sino en las casas de acogida de los senderistas, a la hora del desayuno.
Monsieur Sommerer, Juan para nosotros, que acogía a este cronista y a dos senderistas más, Salva y José Antonio, se levantó como cada día de su vida desde que era muy niño a las seis de la mañana.
Nuestra bajada a la cocina, dispuestos y con la ropa y el calzado adecuado para caminar fue, como os digo, el comienzo de esta ruta.
Un abundante y apetitoso desayuno con los productos más típicos de esta zona pirenaica eran nuestros primeros metros, y al igual que nosotros todos los senderistas en sus respectivas casas de acogida tuvieron el mismo ritual.
Porque en este país de montañas, nos decía Monsieur Sommerer, mientras desayunábamos con la increíble vista hacia el Pic du Midi, la montaña que se puede ver desde cualquier punto de esta zona , con sus antenas del observatorio a 2.872 m de altura, hay que desayunar muy fuerte para enfrentarte a los tremendos desniveles que nos esperaban en la ruta de ese día y Juan, nuestro anfitrión , sabía mucho de eso, porque en sus setenta años de vida la montaña lleva sesenta conociéndolo a él, porque Juan era, es y será un montañero único pegado a ella como si de una madre se tratara.
El punto de reunión para coger nuestro autobús era el mismo que en nuestras rutas, la puerta del hotel de la ville, o sea, el ayuntamiento.
Frente a un cuidado y limpio jardín con árboles centenarios nos fuimos reuniendo poco a poco, conversando y esperando al resto de personal tanto de allí como de los nuestros.
Poco tardamos en reunirnos a pesar de que algunos “jameños”, tenían su residencia algo alejada del mismo Bagnères.
Conocimos a nuestro guía, un señor grande y “fuertote” llamado Jean Claude, vestido a la usanza montañesa con camisa a cuadros, pantalón de montaña y una boina negra sobre su cabeza, y también conocimos al resto de los randonnees (senderistas), que nos acompañarían en ese día.
El comienzo de ruta estaba a seis kilómetros de Bagnères, en un precioso pueblecito de cuento, llamado Sta. Marie du Campan, en la carretera hacia la estación de esquí de La Mongie y de las montañas cercanas a Bagnères, todas ellas emblemáticas y muy conocidas por los aficionados al ciclismo, porque el Tour de France la famosa carrera ciclista, que desde el primero de julio del año 1903, hace las delicias de los aficionados a este deporte, pasa por aquí cuando se hacen las tremendas etapas pirenaicas de subida al Tourmalet o al Col D`Aspin.
El autobús recogió en ruta al resto de senderistas y nos dejó frente a un camino. En este punto 43 senderistas tras cruzar esta carretera nos adentramos en él y comenzamos el recorrido a 785 m de altura sobre el nivel del mar, en una mañana con un sol esplendido.
El sendero elegido por nuestros guías estaba marcado en color amarillo llamado la ruta de Le courtaou de Pla. El comienzo fue el paso por un puentecito que salvaba las aguas del río Adour, el río que baja por este precioso valle del mismo nombre, formado por la erosión de las aguas que durante millones de años lo han esculpido, bajo la atenta mirada del Pic du Midi.
El grupo comenzó la subida hacia el refugio de Artigaule de Bulan, donde descansaríamos para almorzar. Poco a poco fuimos afrontando esta primera subida, en fila india y lentamente fuimos ganando altura.
La visión de los senderistas comenzó a llenarse de imágenes espectaculares, el valle del Adour nos ofrecía su color verde único, con sus casitas típicas de empinados tejados de pizarra, diseñados para que la nieve abundantísima en invierno por estos lares, no los hunda por su peso.
Era curioso observar estas construcciones tan extrañas para los sureños de Alhama, con sus enormes y empinados tejados, paredes de piedra y ventanas, balcones y puertas de madera, todo era un impacto visual.
Jean Claude, nuestro guía, nos paraba en los sitios más anchos del sendero para explicarnos en un español muy característico todo lo que íbamos viendo y observando por esta parte de la ruta, los picos cercanos, los tipos de bosque que podíamos contemplar.
De esta forma, caminando, disfrutando, haciéndonos fotos, respirando hondamente aquel aire especial, charlando con los compañeros bagnerenses, la subida nos llevó hasta un precioso rincón arriba en la montaña, donde delante de Pic du Midi al otro lado del valle nos tomamos una fruta y descansamos tras dos horas de subida.
Unas ruinas cercanas al borde de la pequeña meseta, donde hicimos este descanso, sirvió al grupo de balcón para admirar todo lo que teníamos a la vista y llevarse en las cámaras de fotos estas imágenes, de verdad, las cámaras de fotos echaban literalmente humo.
Una vez todos arriba descansamos durante una media hora para tomar la fuerza suficiente para seguir adelante hasta el refugio, donde nos esperaban para hacer un almuerzo en grupo.
Lucas, uno más de los improvisados “fotógrafos oficiales” de esta ruta, quiso inmortalizar este espacio con una foto de grupo todos tendidos boca abajo en la pradera, es la foto más original de grupo que poseeremos en nuestra colección particular del club.
El camino, después de este descanso, seguía en subida suave, hasta llegar a su punto más alto a 1.562 metros sobre el nivel del mar, nuestro guía, Jean Claude, a cada parada de reagrupamiento nos explicaba las historias de aquellas montañas donde los partisanos franceses de la resistencia anti nazi en la segunda guerra mundial, luchaban codo con codo con los maquis españoles, para expulsar a aquellos invasores de su país, hasta que lo lograron, no sin antes perder una gran cantidad de vidas humanas en esa zona del Pirineo Francés, lo que nos contaba Jean Claude era verdaderamente aterrador, lo pasaron bastante mal en esta zona durante la ocupación alemana.
Tras cruzar por un pequeño portillo entre la arboleda y comenzar a bajar entre un frondoso hayedo, comenzó a subir algo de niebla que ya nos acompañó en toda la tarde, se llegó al refugio de Artigaule de Bulan, sobre las dos, la hora justa para comer.
Allí los socios de Alherba nos prepararon un suculento almuerzo, compuesto por carne asada del país, regado con buen vino y acompañado de frutas y queso, como no puede ser de otra manera estando en Francia.
A los postres nuestro guía, componente del grupo de cantores montañeses de Bagnères, nos ofreció junto a Freddo, que también lo es, y de algunos socios más, unas canciones típicas de la montaña a “capela”, como lo hacen ellos en sus conciertos, el ambiente que crearon era precioso, más aún, cuando nos ofrecieron una canción en español, el himno de los mineros asturianos “Santa Bárbara Bendita”, himno reivindicativo y republicano por excelencia, memoria de los españoles que cruzaron aquellas montañas para defender a un pueblo hermano de las garras nazis.
Seguimos nuestro camino tras la comida en este refugio, los senderistas volvimos sobre nuestros pasos por el mismo bosque de hayas, para comenzar a descender, en un alto del camino para reagrupar a causa de la insistente niebla, también comenzó a caer algo de lluvia, desde luego una jornada completa en lo meteorológico. Fue lo que nos faltaba para comprender como es la montaña, nunca hemos de fiarnos del tiempo que en ella puede hacer, ya que es muy cambiante a estas latitudes.
Entre la niebla seguimos caminando un buen trecho, pasando por unos abrevaderos para el ganado que a la vez sirven de comederos para los quebrantahuesos que quedan por la zona, los huesos de unos ejemplares de vaca que quedaban por allí eran el testigo del festín de estas aves rapaces únicas.
Así, poco a poco y en bajada, un enorme y verde prado, donde tranquilamente pacían ovejas y vacas era el punto de reunión para afrontar el tramo final de esta inolvidable ruta, entre un arroyo, establos antiquísimos de ganado y un suelo sembrado de unas horribles babosas negras y enormes, llegamos hasta el punto de encuentro de nuestro autobús, donde todos, sanos y salvos, con la ruta en tiempo de duración, entre caminar y descansos más larga de la historia reciente de nuestro club, nueve horas y doce minutos, y con 13 kilómetros de montaña en nuestros cuerpos, subimos al autobús felicitándonos por la maravillosa jornada de senderismo que vivimos por estas tierras hermanas de Bagnères de Bigorre.
Desde esta crónica damos la enhorabuena por el esfuerzo derrochado a la Teresa y a su hijo Diego, que terminaron esta dura ruta, entre los aplausos cariñosos de todos los componentes de la expedición, que seguro quedara en el recuerdo de ambos.
Todos hemos mezclado experiencias inolvidables, todos juntos hemos reído, convivido, hemos disfrutado del paisaje inigualable de los Pirineos, de la comida, de aquellas gentes y de su calor humano.
Ciudadanos franceses que han dado todo lo que ha estado en sus manos para que nos sintiéramos a gusto durante esta corta estancia, ofreciéndonos sobre todo cariño y acogimiento, como a verdaderos hermanos, comprobando en carne propia que las fronteras solo están hechas para la política y nunca para las personas.
El club senderista, junto a los amigos y familiares nuestros que nos han acompañado, agradecemos a los responsables de Alherba, Marisa en Alhama y Freddo en Bagnères, los verdaderos magos que han hecho posible que el sueño de este club de caminar por aquellas tierras pirenaicas se haya hecho realidad.
La ruta senderista programada para el día 22 viernes, comenzó, no en el punto de reunión para salir en autobús hacia el sitio convenido, sino en las casas de acogida de los senderistas, a la hora del desayuno.
Monsieur Sommerer, Juan para nosotros, que acogía a este cronista y a dos senderistas más, Salva y José Antonio, se levantó como cada día de su vida desde que era muy niño a las seis de la mañana.
Nuestra bajada a la cocina, dispuestos y con la ropa y el calzado adecuado para caminar fue, como os digo, el comienzo de esta ruta.
Un abundante y apetitoso desayuno con los productos más típicos de esta zona pirenaica eran nuestros primeros metros, y al igual que nosotros todos los senderistas en sus respectivas casas de acogida tuvieron el mismo ritual.
Porque en este país de montañas, nos decía Monsieur Sommerer, mientras desayunábamos con la increíble vista hacia el Pic du Midi, la montaña que se puede ver desde cualquier punto de esta zona , con sus antenas del observatorio a 2.872 m de altura, hay que desayunar muy fuerte para enfrentarte a los tremendos desniveles que nos esperaban en la ruta de ese día y Juan, nuestro anfitrión , sabía mucho de eso, porque en sus setenta años de vida la montaña lleva sesenta conociéndolo a él, porque Juan era, es y será un montañero único pegado a ella como si de una madre se tratara.
El punto de reunión para coger nuestro autobús era el mismo que en nuestras rutas, la puerta del hotel de la ville, o sea, el ayuntamiento.
Frente a un cuidado y limpio jardín con árboles centenarios nos fuimos reuniendo poco a poco, conversando y esperando al resto de personal tanto de allí como de los nuestros.
Poco tardamos en reunirnos a pesar de que algunos “jameños”, tenían su residencia algo alejada del mismo Bagnères.
Conocimos a nuestro guía, un señor grande y “fuertote” llamado Jean Claude, vestido a la usanza montañesa con camisa a cuadros, pantalón de montaña y una boina negra sobre su cabeza, y también conocimos al resto de los randonnees (senderistas), que nos acompañarían en ese día.
El comienzo de ruta estaba a seis kilómetros de Bagnères, en un precioso pueblecito de cuento, llamado Sta. Marie du Campan, en la carretera hacia la estación de esquí de La Mongie y de las montañas cercanas a Bagnères, todas ellas emblemáticas y muy conocidas por los aficionados al ciclismo, porque el Tour de France la famosa carrera ciclista, que desde el primero de julio del año 1903, hace las delicias de los aficionados a este deporte, pasa por aquí cuando se hacen las tremendas etapas pirenaicas de subida al Tourmalet o al Col D`Aspin.
El autobús recogió en ruta al resto de senderistas y nos dejó frente a un camino. En este punto 43 senderistas tras cruzar esta carretera nos adentramos en él y comenzamos el recorrido a 785 m de altura sobre el nivel del mar, en una mañana con un sol esplendido.
El sendero elegido por nuestros guías estaba marcado en color amarillo llamado la ruta de Le courtaou de Pla. El comienzo fue el paso por un puentecito que salvaba las aguas del río Adour, el río que baja por este precioso valle del mismo nombre, formado por la erosión de las aguas que durante millones de años lo han esculpido, bajo la atenta mirada del Pic du Midi.
El grupo comenzó la subida hacia el refugio de Artigaule de Bulan, donde descansaríamos para almorzar. Poco a poco fuimos afrontando esta primera subida, en fila india y lentamente fuimos ganando altura.
La visión de los senderistas comenzó a llenarse de imágenes espectaculares, el valle del Adour nos ofrecía su color verde único, con sus casitas típicas de empinados tejados de pizarra, diseñados para que la nieve abundantísima en invierno por estos lares, no los hunda por su peso.
Era curioso observar estas construcciones tan extrañas para los sureños de Alhama, con sus enormes y empinados tejados, paredes de piedra y ventanas, balcones y puertas de madera, todo era un impacto visual.
Jean Claude, nuestro guía, nos paraba en los sitios más anchos del sendero para explicarnos en un español muy característico todo lo que íbamos viendo y observando por esta parte de la ruta, los picos cercanos, los tipos de bosque que podíamos contemplar.
De esta forma, caminando, disfrutando, haciéndonos fotos, respirando hondamente aquel aire especial, charlando con los compañeros bagnerenses, la subida nos llevó hasta un precioso rincón arriba en la montaña, donde delante de Pic du Midi al otro lado del valle nos tomamos una fruta y descansamos tras dos horas de subida.
Unas ruinas cercanas al borde de la pequeña meseta, donde hicimos este descanso, sirvió al grupo de balcón para admirar todo lo que teníamos a la vista y llevarse en las cámaras de fotos estas imágenes, de verdad, las cámaras de fotos echaban literalmente humo.
Una vez todos arriba descansamos durante una media hora para tomar la fuerza suficiente para seguir adelante hasta el refugio, donde nos esperaban para hacer un almuerzo en grupo.
Lucas, uno más de los improvisados “fotógrafos oficiales” de esta ruta, quiso inmortalizar este espacio con una foto de grupo todos tendidos boca abajo en la pradera, es la foto más original de grupo que poseeremos en nuestra colección particular del club.
El camino, después de este descanso, seguía en subida suave, hasta llegar a su punto más alto a 1.562 metros sobre el nivel del mar, nuestro guía, Jean Claude, a cada parada de reagrupamiento nos explicaba las historias de aquellas montañas donde los partisanos franceses de la resistencia anti nazi en la segunda guerra mundial, luchaban codo con codo con los maquis españoles, para expulsar a aquellos invasores de su país, hasta que lo lograron, no sin antes perder una gran cantidad de vidas humanas en esa zona del Pirineo Francés, lo que nos contaba Jean Claude era verdaderamente aterrador, lo pasaron bastante mal en esta zona durante la ocupación alemana.
Tras cruzar por un pequeño portillo entre la arboleda y comenzar a bajar entre un frondoso hayedo, comenzó a subir algo de niebla que ya nos acompañó en toda la tarde, se llegó al refugio de Artigaule de Bulan, sobre las dos, la hora justa para comer.
Allí los socios de Alherba nos prepararon un suculento almuerzo, compuesto por carne asada del país, regado con buen vino y acompañado de frutas y queso, como no puede ser de otra manera estando en Francia.
A los postres nuestro guía, componente del grupo de cantores montañeses de Bagnères, nos ofreció junto a Freddo, que también lo es, y de algunos socios más, unas canciones típicas de la montaña a “capela”, como lo hacen ellos en sus conciertos, el ambiente que crearon era precioso, más aún, cuando nos ofrecieron una canción en español, el himno de los mineros asturianos “Santa Bárbara Bendita”, himno reivindicativo y republicano por excelencia, memoria de los españoles que cruzaron aquellas montañas para defender a un pueblo hermano de las garras nazis.
Seguimos nuestro camino tras la comida en este refugio, los senderistas volvimos sobre nuestros pasos por el mismo bosque de hayas, para comenzar a descender, en un alto del camino para reagrupar a causa de la insistente niebla, también comenzó a caer algo de lluvia, desde luego una jornada completa en lo meteorológico. Fue lo que nos faltaba para comprender como es la montaña, nunca hemos de fiarnos del tiempo que en ella puede hacer, ya que es muy cambiante a estas latitudes.
Entre la niebla seguimos caminando un buen trecho, pasando por unos abrevaderos para el ganado que a la vez sirven de comederos para los quebrantahuesos que quedan por la zona, los huesos de unos ejemplares de vaca que quedaban por allí eran el testigo del festín de estas aves rapaces únicas.
Así, poco a poco y en bajada, un enorme y verde prado, donde tranquilamente pacían ovejas y vacas era el punto de reunión para afrontar el tramo final de esta inolvidable ruta, entre un arroyo, establos antiquísimos de ganado y un suelo sembrado de unas horribles babosas negras y enormes, llegamos hasta el punto de encuentro de nuestro autobús, donde todos, sanos y salvos, con la ruta en tiempo de duración, entre caminar y descansos más larga de la historia reciente de nuestro club, nueve horas y doce minutos, y con 13 kilómetros de montaña en nuestros cuerpos, subimos al autobús felicitándonos por la maravillosa jornada de senderismo que vivimos por estas tierras hermanas de Bagnères de Bigorre.
Desde esta crónica damos la enhorabuena por el esfuerzo derrochado a la Teresa y a su hijo Diego, que terminaron esta dura ruta, entre los aplausos cariñosos de todos los componentes de la expedición, que seguro quedara en el recuerdo de ambos.
Toda una ruta para recordar con los hermanos de Bagnères
Nuestra próxima salida: Ruta número 15 de la temporada, 2010-2011. Ruta amarilla del Torcal de Antequera. Fecha: El próximo lunes festivo, 2 de Mayo de 2011. Hora de salida: 7,30 horas de la mañana. Lugar de salida: Puerta del ayuntamiento de Alhama. Dificultad de la ruta: Baja. Distancia a recorrer: Sobre 4 kilómetros. Duración estimada (con desplazamientos y descansos incluidos): Sobre 6 horas. Nota: Los desplazamientos al Torcal de Antequera se harán en vehículos particulares. |
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El club ruega encarecidamente se tengan en cuenta las siguientes normas y recomendaciones
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Recomendaciones para la ruta número 15, del 2 de mayo de 2011: - Llevar ropa y calzado adecuados para la práctica del senderismo. - Llevar comida y agua. - Llevar siempre encima vuestra tarjeta federativa. - Llevar siempre en la mochila: toalla, ropa de abrigo y un chubasquero o cortavientos. - El buen tiempo se acerca, por lo que se recomienda llevar también unas gafas de sol y alguna crema protectora. - Se ruega puntualidad a la hora de la salida. - Imprescindible para esta ruta número 15, una cámara de fotos, los paisajes son de ensueño. |
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En esta ruta número 15 te recordamos que: LOS ORGANIZADORES, NO SE RESPONSABILIZAN DE LOS ACCIDENTES O INCIDENTES QUE PUEDAN OCURRIR DURANTE LOS DESPLAZAMIENTOS Y EN EL TRANSCURSO DE LAS RUTAS.
SI NOS ACOMPAÑAS, Y NO ERES SOCIO(A) DE NUESTRO CLUB, O NO TIENES NINGUN TIPO DE SEGURO DE ACCIDENTE PARA ESTE TIPO DE ACTIVIDAD DEPORTIVA, TE RECORDAMOS QUE LO HACES BAJO TU RESPONSABILIDAD, PORQUE NUESTRO SEGURO NO OS CUBRE. |
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