Así se puede calificar la última ruta que el Club de Senderismo Alhameño organizó el pasado domingo 26 de septiembre.
¡Que si!, que podemos afirmar que las seguiremos ofreciendo a los alhameños en próximas temporadas, porque la gran aceptación que han tenido ha sido fabulosa, vuestras ganas de aventura y nuevas experiencias en plena naturaleza nos han animado a repetirlas para el próximo Verano de 2011.
El punto de encuentro para esta última ruta estaba plagado de personas socios y no socios, que tras una breve espera de unos diez minutos, para dar lugar a los más rezagados, partió la caravana de vehículos particulares hasta el pueblo malagueño de Nerja, punto de inicio de esta ruta.
A la altura del ‘Boquete’, se agregaron nuestros compañeros de Zafarraya, desde estas líneas mandamos un cariñoso saludo a Felipe Molina, nuestro socio número 33 que está algo fastidiado con el dedo de un pié, circunstancia que no impidió que nos acompañara, aunque le fue imposible participar, ánimo Felipe, esperamos su pronta incorporación al grupo.
Tras una hora y pocos minutos de camino el grupo llegó al punto de inicio de esta ruta, tras dejar atrás el casco urbano del pueblo de Nerja accediendo al cauce del río Chillar por la calle Picasso, que da acceso al carril que junto a la orilla del mismo, desemboca en la vieja fábrica de la luz, junto a la cementera, lugar espacioso donde se pueden dejar los coches.
Otro pequeño grupo de personas se anexionó a nosotros, alhameños también, que no quisieron perderse esta pequeña aventura.
En total comenzamos el sendero 67 personas, y como se dijo antes de su comienzo cada grupo o familia lo podía hacer por libre hasta donde quisiera para volver al coche a la hora que estimara cada uno y sin límite de distancia a recorrer, comunicándolo con anterioridad a los guías. Se trataba de disfrutar de este paraíso durante toda la mañana.
Y así se hizo, poco a poco los senderistas fueron avanzando por el cauce del río a esta altura de mucha anchura con un camino lateral que se pierde bajo unos viejísimos eucaliptos, pasando ya al cauce del rio a la altura de la vieja fábrica de la luz llamada también, “El salto grande”. Esta nos recibe con el agua desparramada por toda la senda, rodeada de pinos y alguna vegetación ripícola.
Poco a poco los senderistas se iban aclimatando a caminar sobre el agua, las botas comenzaban a empaparse.
Los cantos redados y las piedras de color claro, hacen que el agua se percibiera limpia y cristalina, caminando hacia arriba a contracorriente, el esfuerzo se notaba, al igual que las salpicaduras al compañero, con lo cual todos terminamos de una u otra forma empapados.
El paso por los cahorros de este río es quizá la parte más divertida, cahorros que puedes tocar con ambas manos con los brazos extendidos, y donde el agua baja con más fuerza siendo algo más dificultoso su paso. Los cahorros son estrechamientos del cauce del rio, debido a que este circula por grietas del terreno que este ha horadado a lo largo de millones de años.
El segundo cahorro, aparte de su dificultad por la fuerza del agua, tiene atrancados dos troncos de árbol que quedaron allí encajonados en una de las tremendas riadas que pasan por este punto cuando baja el agua de las tormentas. El paso por aquí hacia arriba o en sentido contrario es de lo mas “divertido”.
A pesar de estas pequeñas dificultades, el grupo avanzó rio arriba hasta una de sus últimas pozas donde la gente se suele bañar. Hizo un descanso de una media hora, a partir de aquí alguna gente comenzó la vuelta. Parte del grupo siguió hasta donde el cauce se va convirtiendo en zona más inaccesible con grandes piedras en su trayecto y rápidos mas dificultosos, lo que hace más difícil su acceso, ya a unos seis kilómetros del punto de partida.
Aquí, el grupo decidió dar la vuelta, y tras una hora y media de camino llegamos a los coches para cambiarnos de ropa y de calzado y emprender el regreso después de cuatro horas y media de camino y unos trece kilómetros recorridos.
Una aventura en familia donde se disfrutó de un paraje único, el cauce del rio Chillar que es un rio de aguas permanentes que nace en el sur de la Sierra de la Almijara en la falda del pico Piedra Sillada, concretamente en las llamadas Lomas del Chaparral y del Imán a unos 1.600 metros de altitud, formando en su bajada un barranco, la Hoya del Chillar y que ya casi a la altura de la localidad de Nerja se une al rio Higuerón que pasa a espaldas del pueblo de Frigiliana, y que ambos desembocan en el mar a la altura de la playa de la Torrecilla en Nerja, tras 17 kilómetros de recorrido.
De esta forma el Club Senderista dio por terminada su primera temporada de actividades veraniegas cuyo balance es muy positivo con lo que ya iremos preparando las del año que viene cuando toque.
Nota del Club de Senderismo. |
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Imágenes de esta húmeda ruta