Alhama recordó al Conde de Tendilla y al Gran Capitán con motivo del quinto centenario de sus muertes



El pasado viernes, 29 de enero, una conferencia de Andrés García Maldonado y la presentación de una novela acercaban al público presente a ambas figuras señeras en nuestra historia.

Poco después de las ocho de la tarde daba comienzo el acto en el salón de plenos del ayuntamiento de Alhama con las breves palabras de bienvenida del concejal de cultura, Ángel Muñoz, para proseguir con la intervención de Andrés García Maldonado quien hizo un resumen de la figura de Íñigo de Mendoza y Quiñones, segundo Conde de Tendilla, de quien destacó sus valores tanto militares como humanos. Hombre de ingenio e inteligencia, destacó también como político y diplomático en unas gestas, la toma y defensa de Alhama para la Cristiandad, que fueron, en palabras del propio Andrés, "una escuela de valores y virtudes castrenses", gestas llevadas a cabo por hombres que en algunos casos debieron poner fin a un autentica guerra entre ellos, caso del Marqués de Cádiz y el Duque de Medina Sidonia, personajes que dieron renombre a Alhama, junto con el Conde de Tendilla.

Destacó Andrés la inteligencia, la valentía, la responsabilidad del segundo Conde de Tendilla, el Gran Tendilla, que le ganaron el respeto y la admiración tanto de amigos como de enemigos, que apreciaban en él también su caballerosidad y humanidad para con los vencidos. Conocida es la forma ingeniosa en la que resolvió el derrumbe de parte de la muralla que defendía Alhama, poniendo un paño de tela del mismo color que la muralla, lo que engañó a los sitiadores dando tiempo a los defensores a reconstruirla de nuevo. También es conocida la creación de papel moneda para pagar las soldadas de la tropa, que si bien no fue la primera vez que se hizo, ya lo habían hecho antes los chinos, si fue la primera vez en España. Continuó el Presidente del Patronato de Estudios Alhameños destacando la gran humanidad del Conde de Tendilla, tanto para sus propias tropas como para los enemigos , relatando como devolvió a una cautiva a su padre, sin pedir rescate alguno, pese a que su padre ofreció una fortuna por ella. Dueño del Cortijo que hoy todavía llamamos del Marqués en Alhama, los alhameños podemos considerarlo muy nuestro y a él le debemos uno de nuestros monumentos, la iglesia de Santa María de la Encarnación, edificada gracias a los tratados que el Conde Tendilla hizo con el Papa. Concluyó su intervención recordando que tanto Tendiila, el Gran Capitán y el Rey Fernando murieron en un breve intervalo de tiempo, como si la historia quisiese cerrar una época.  Debemos todos los alhameños gratitud al Conde de Tendilla y todos los demás personajes que dieron renombre universal a nuestro pueblo.

Tras la intervención de Andrés, Antonio Luis Callejón Peláez procedió a presentar su novela 'El último amor del Gran Capitán'. Antonio Luis es historiador, traductor y guía turístico y, sobre todo, especialista sobre la iconografía del Monasterio de San Jerónimo, sobre el cual hizo su tesis doctoral, cum laudem. Y fue precisamente, según dijo a los presentes, al ver la gran cantidad de material documental sobre el Gran Capitán cuando decidió que tenia que escribir esta novela que cuenta los doce años posteriores a su muerte y en lo cuales su viuda, doña María Manrique, dolida por la falta de reconocimiento que tuvo su marido, se consagró a poner en su sitio el nombre de su marido, en el lugar que le correspondía. Y es que Gonzalo Fernández de Córdoba, que recibió el nombre de Gran Capitán en Nápoles por su propias tropas, ganó un reino para Fernando y lo ganó en condiciones muy adversas. Y como "premio" a eso recibió un "exilio" como alcaide de Loja debido a los celos del rey Fernando. Y esta injusta situación es la que decidió a Doña María a edificar el monasterio de San Jerónimo, copia de la Capilla Real.

El autor de la novela, supo que tenía que escribirla y que tenía que escribirla en primera persona para dar a conocer a su protagonista, María de Manrique , que fue dama de honor de la reina Isabel, con lo ello implica de relaciones con figuras históricas de la época. En cuanto a Alhama, contó Antonio Luis, como la toma de Alhama fue algo que supuso un gran motivo de preocupación para los granadinos, que tras la perdida vieron interrumpida la comunicación entre Granada y Málaga. De la importancia de la Guerra de Granada en la época nos da idea el echo de que en la sillería del coro de la catedral de Toledo aparecen grabados con nombres de lugares en los que tuvo lugar, según destacó el autor de la novela. En cuanto a las famosas cuentas del Gran Capitán, existen las cuentas reales en las que se detalla punto por punto el importe de cada una de las partidas, pero Gonzalo, dolido por la desconfianza del rey le hizo llegar las que todos conocemos, aquellas de "Cien millones de ducados en picos palas y azadones para enterrar a los muertos del enemigo..."

En lo que concierne a la novela, por lo que hemos podido leer hasta ahora promete ser una obra para ser leída y disfrutada y en la cual la más rigurosa investigación histórica se entreteje con la ficción, en aquellos detalles y momentos para los cuales la historia no puede dar luz, para dar lugar a una lectura interesante en la que sin duda encontraremos más de un motivo de reflexión y más de una razón para admirar a Doña María Manrique, Duquesa de Sessa y de Terranova, el Ultimo amor del Gran Capitán, novela de la que tendemos ocasión de hablar con más profundidad. La novela se puede encontrar en la Librería Ruiz y en la Biblioteca Inocente García Carrillo uno de los ejemplares dedicado y firmado por el autor.

El alcalde de Alhama fue el encargado de poner fin al acto con un recordatorio de que debemos tener en cuenta la historia, tanto la antigua como la más reciente para no repetir los errores y para aprovechar las lecciones que ésta nos brinda. Finalizó Jesús Ubiña deseando un presente y un futuro de concordia y convivencia. Tras estas palabras del alcalde el autor procedió a firmar ejemplares de su novela y a departir con quienes a él quisieron acercarse .
















FOTOS: PRUDENCIO GORDO