Debido a que este año el 23 de abril, Día del libro, es domingo, la Biblioteca Municipal Inocente García Carrillo, decidió adelantar la celebración al miércoles 19.
Este año el Centro Andaluz de las Letras ha declarado a Julia Uceda, poeta nacida en Sevilla en 1925 como autora del año. Esta autora ha sido galardonada, entre otros premios con el Premio nacional de poesía de España en el 2003 por la publicación de “En el viento, hacia el mar” (antología de sus obras completas) y con el Premio de la crítica de poesía castellana en el 2006. Su obra se ha traducido a varios idiomas como el portugués, inglés, chino y hebreo.
Debido a ello, esta poeta fue la protagonista de la celebración que tuvo lugar en la biblioteca. El acto comenzó con la lectura por parte del alcalde, Jesús Ubiña, del Manifiesto del día internacional del libro “Diecisiete razones para echarse a leer en 2017” de la escritora almeriense Aurora Luque.
A continuación, Mari Paz García, directora de la biblioteca dio algunos datos sobre la vida y la obra de Julia Uceda. Tras ello se recitaron algunos de sus poemas por parte de varias lectoras y un lector.
Concha Díaz leyó el poema “Extraña juventud”, le siguió Alina Strong con la poesía titulada “Encuentro”. A continuación, Josefa García recitó “Ventana”, tras ella la joven Elena Raya dio lectura a “Mariposa en cenizas”. Seguidamente Ángeles Luque recitó el poema “Chica”, por último, fue el turno de Antonio Gordo con la lectura de “Hablando con un haya”.
Cerró el acto Mari Paz, quien agradeció su presencia a los asistentes y su intervención a los participantes en la lectura. También destacó la importancia de dar a conocer a autores poco conocidos y no limitarse siempre a los más consagrados.
Texto y fotos: Prudencio Gordo.
Manifiesto del día internacional del libro Diecisiete razones para echarse a leer en 2017 1. Porque leer es viajar por placer sin moverse del sitio. 2. Porque leer es autorregalarse. Al leer me regalo vidas. Un trozo de la vida de un navegante antiguo; otro de una poeta polaca; un fragmento de selva ideal de Aleixandre; un viaje con Karenina a sus fríos palacios y vagones o con Muñoz Molina a la Noche de la Guerra; un trozo de caos de Djuna Barnes; una ráfaga del vértigo de Eurípides. Extensiones de vida que me doy a mí misma. 3. Porque hace noventa años un grupo de jóvenes creadores se estaba decidiendo a amar la vida con una libertad nunca antes vista ni ensayada, y la vida, pletórica, se dejó traducir en películas, cuadros, músicas y poemas –insolentes millares de poemas- que no han dejado de resplandecer desde entonces. Nuestra memoria colectiva está más iluminada desde que los chicos y las chicas de la generación del 27 la poblaron de metáforas y sueños. 4. Porque la lectura es una experta entrenadora de la mente: nos enseña a reconsiderar los contenidos, las formas y las superficies del mundo y a revisar las coordenadas rígidas y preestablecidas que nos condicionan. Nos hace saber que los sentidos son más de seis y los colores, infinitos. 5. Porque la lectura educa nuestra mente con la pedagogía de un sabio libertario. 6. Porque la buena literatura nos regala “un monedero […] de momentos menudos/ de concordia, de ardor y de verdad”. 7. Porque Virginia Woolf visitó una librería londinense en una tarde de invierno del año 1927 y desde allí nos lanzó una invitación seductora: “En esta fortuita compañía miscelánea podemos rozar a un completo extraño que, con suerte, resultará ser el mejor amigo del mundo. […] Así, al mirar por la librería hacemos otras amistades igualmente repentinas y caprichosas con lo desconocido y lo desaparecido”. 8. Porque vale la pena “amar a las palabras/ como esas diminutas criaturas sorprendentes/ y danzantes que son”. 9. Porque este año 2017 es año de celebración de Julia Uceda. A los poetas se les celebra leyéndolos y cantándolos. Año de Julia Uceda, que sabe que la poesía es la ahuyentadora de la muerte. 10. Porque los libros, “esos hijos/ biológicos del árbol”, nos enseñan a ahondar en nuestros más oscuros subsuelos y a levantar las ramas hacia las alturas más libres. Como los árboles. 11. Porque las palabras de los escritores, al entrar en contacto con nuestros sentidos libres, nos regalan y devuelven el mundo deslumbrante. 12. “Me gustas cuando lees porque hay vuelo en tus sienes”. 13. Porque leer nos ayuda a llegar a otros reinos. El gran Ricardo Molina, poeta de Cántico nacido en 1917, con su Mundo y formas del cante flamenco nos transporta sabiamente a esa casa misteriosa. Y nos presta las llaves. 14. Porque ¿alguien no ama los puertos? La cubierta del libro y la cubierta del barco comparten vocablo. Ambos, libro y barco, son vehículos invitadores. De ambas cubiertas parten escaleras y trampillas que llevan a íntimos camarotes y misteriosas bodegas. En unos libros nos deleitaremos con la contemplación de los horizontes; en otros exploraremos la vida densa, averiada y sucia del pasaje. 15. Porque en 1917 un poeta nacido en un pueblo de Huelva cumplía una de las aventuras más radiantes, embriagadoras, galácticas y hermosas de la lengua española: la escritura del Diario de un poeta recién casado. El cielo, la ciudad, la gente de Nueva York, la luz, el mar: todo salió de esa aventura enriquecido de latidos, vibraciones y matices. Nada vuelve a ser igual en los diccionarios después de un libro así. Y esa aventura titánica sigue generosamente a nuestro. alcance en cualquier librería o biblioteca de barrio. Es tan grande Juan Ramón. 16. Porque, como dice Julia Escobar, “la lectura tiene mucho que ver con el apetito y sus servidumbres”. Ay de los inapetentes. Nunca sabrán lo que es paladear un bocado de Cernuda, entre amargo y aterciopelado. Ay de los anoréxicos. Se perderán el frescor de un mar de Alberti, la alegría cítrica de un Lorca con retrogusto amargo, los vericuetos chispeantes como el vino de una página de María Zambrano. 17. Porque “así los libros dotan de equipaje a quien vive”. Aurora Luque (poeta) |