Este año se inició un proyecto que pretende hacer llegar la música clásica a todas las edades. Se homenajeó a Manuel Linares.
Durante dos días en concierto, y otros impartiendo clases, Federico Ramos, lograba poner en marcha un proyecto que, sin ser ambicioso, pretende lograr unos efectos culturales y educativos para disfrute de toda la población.
De esta manera, y con la colaboración de Celestino Luna, Manuel Quesada, Gabe Cruz y José Manuel Redondo, Federico puso en marcha esta ‘escuela’ de viento y metal, con la pretensión de que, además de aprender a tocar, romper barreras y dar a conocer la música clásica poniéndola directamente en la calle, tanto como iniciativa educativa como de difusión, con la pretensión de que la gente valore no sólo la música, si no también, los efectos intelectuales que desarrolla en los niños y jóvenes, dotándolos de mayores cualidades para el estudio (se ha comprobado una mayor comprensión y asimilación de las matemáticas, por ejemplo), “así como de la influencia el desarrollo de los pequeños, en la que, educarlos rodeados de música, los niños que aprenden a tocar un instrumento adquieren muchas ventajas emocionales e intelectuales, ya que La música clásica estimula las funciones del cerebro implicadas en el aprendizaje y por eso aumenta la memoria, la atención y la capacidad de concentración y comprensión. Un niño que está acostumbrado a escuchar música clásica tiene más posibilidades de desarrollar su creatividad, ya que la música en general es una de las actividades que más fomentan la imaginación y la sensibilidad”, escribía Lura Vélez.
Este puede ser el punto de partida de este proyecto que me comentaba Federico Ramos, cuando me propuso hacer llegar al público cuales eran sus intenciones, y así lo prologué en la presentación del mismo, unos conciertos breves con toda esta carga cultural.
Podemos decir que se ha hecho en tres partes para iniciarlo este año, la primera; las clases que se han impartido a los chavales que han tenido a bien ser partícipes de esta idea, la segunda; el concierto que realizaron los profesores en el Paseo del Cisne el pasado viernes 28, para acabar con la tercera parte dos días más tarde, el domingo 30 de junio, en el concierto del Patio del Carmen de profesores y alumnos, en el que, además, se rindió un homenaje a Manuel Linares, ya que justo ahora hace veinte años que se iniciaba la EMAG (Escuela de Música de Alhama de Granada), siendo Manuel uno de los iniciadores de la misma y Federico Ramos uno de los alumnos. Noemí López fue en este caso la maestra de ceremonias, otra alumna de la escuela y actualmente en labores de profesorado, el concejal e Cultura, Paulo Miranda, le entregó la placa a Manuel Linares, que tuvo palabras emocionantes por lo inesperado del reconocimiento, cerrando el acto la entrega de diplomas a los alumnos de esta primera edición, con el reconocimiento y agradecimiento que hizo Federico Ramos a los participantes, a sus compañeros músicos, al público asistente y a la buena acogida que tuvo esta idea cuando se la propuso al Ayuntamiento.
De esta manera, y con la colaboración de Celestino Luna, Manuel Quesada, Gabe Cruz y José Manuel Redondo, Federico puso en marcha esta ‘escuela’ de viento y metal, con la pretensión de que, además de aprender a tocar, romper barreras y dar a conocer la música clásica poniéndola directamente en la calle, tanto como iniciativa educativa como de difusión, con la pretensión de que la gente valore no sólo la música, si no también, los efectos intelectuales que desarrolla en los niños y jóvenes, dotándolos de mayores cualidades para el estudio (se ha comprobado una mayor comprensión y asimilación de las matemáticas, por ejemplo), “así como de la influencia el desarrollo de los pequeños, en la que, educarlos rodeados de música, los niños que aprenden a tocar un instrumento adquieren muchas ventajas emocionales e intelectuales, ya que La música clásica estimula las funciones del cerebro implicadas en el aprendizaje y por eso aumenta la memoria, la atención y la capacidad de concentración y comprensión. Un niño que está acostumbrado a escuchar música clásica tiene más posibilidades de desarrollar su creatividad, ya que la música en general es una de las actividades que más fomentan la imaginación y la sensibilidad”, escribía Lura Vélez.
Este puede ser el punto de partida de este proyecto que me comentaba Federico Ramos, cuando me propuso hacer llegar al público cuales eran sus intenciones, y así lo prologué en la presentación del mismo, unos conciertos breves con toda esta carga cultural.
Podemos decir que se ha hecho en tres partes para iniciarlo este año, la primera; las clases que se han impartido a los chavales que han tenido a bien ser partícipes de esta idea, la segunda; el concierto que realizaron los profesores en el Paseo del Cisne el pasado viernes 28, para acabar con la tercera parte dos días más tarde, el domingo 30 de junio, en el concierto del Patio del Carmen de profesores y alumnos, en el que, además, se rindió un homenaje a Manuel Linares, ya que justo ahora hace veinte años que se iniciaba la EMAG (Escuela de Música de Alhama de Granada), siendo Manuel uno de los iniciadores de la misma y Federico Ramos uno de los alumnos. Noemí López fue en este caso la maestra de ceremonias, otra alumna de la escuela y actualmente en labores de profesorado, el concejal e Cultura, Paulo Miranda, le entregó la placa a Manuel Linares, que tuvo palabras emocionantes por lo inesperado del reconocimiento, cerrando el acto la entrega de diplomas a los alumnos de esta primera edición, con el reconocimiento y agradecimiento que hizo Federico Ramos a los participantes, a sus compañeros músicos, al público asistente y a la buena acogida que tuvo esta idea cuando se la propuso al Ayuntamiento.
Alhama Brass, el viernes 28 de junio
Concierto y homenaje del domingo 30 de junio
Fotos: Adam Kandadi.