Recuerdos, los suyos, que vino a compartir con nosotros a petición de Juan Luis Moreno y Trini Crespo, profesores del Centro de Educación Permanente Alhucema que junto a los alumnos de dicho centro consiguieron que la tarde fuese espléndida.
El lugar, el salón de actos del IES Alhama, la hora las cinco de la tarde, el tiempo, caluroso, que todo hay que decirlo. Pero nada de eso impidió que se reunieran un gran número de personas deseosas de evocar infancia o juventud a través de la magia de las palabras de Inés Ruíz, y de llevarse la firma de la autora de puño y letra de la misma en el libro que traía cada cual. Este acto era para hablar del libro, no para venderlo.
Dio comienzo la tarde con la presentación de Juan Luis Moreno quien reconoció que no conocía a la autora ni el libro y tuvo palabras de agradecimiento para Inés Ruiz Molina, autora del libro por aceptar la invitación y compartir con nosotros/as la presentación de su obra.
Antonio Gordo Villarraso por haber sido artífice al haber hecho saltar la chispa de este acto, por prestarme y haberme descubierto este libro.
A mi compañera Trini Crespo Márquez y a su grupo de lectura por gestionar con la autora y compartir este acto a todos los interesados en el apasionante mundo de la lectura.
Al IES Alhama, por dejarnos utilizar su centro, sus medios materiales y personales. Y por supuesto, a todos ustedes por asistir a este acto.” En su intervención quiso también: “recordar que el centro tiene entre sus compromisos institucionales el impulsar, desarrollar y fomentar entre otras este tipo de actividades, haciéndolas participativas, inclusivas y reflexivas.
Por lo tanto, el Centro de Adultos viene impulsando y respaldando las ideas, las reflexiones, las creaciones y los temas que en él se producen, debaten y circulan al incluirlos en sus actividades.
Prosiguió el acto con las palabras de saludo de Trini Crespo quien tras el agradecimiento a Inés, Juan Luis y al ayuntamiento hizo un esbozo de la biografía de la autora de cuyo libro dijo que le había despertado recuerdos de su niñez. Finalizó su intervención con la lectura de un pasaje del libro especialmente significativo para ella.
Dio comienzo Inés a su presentación agradeciendo la asistencia al acto, en una hora, la de la siesta y los culebrones y con el calor que hace hoy y a los organizadores del acto, para proseguir dando algunos apuntes de su biografía. Nació el 23 de abril (hermosa fecha para nacer, añado yo) en el número 10 de la Calle Cuba, para posteriormente trasladarse a la Plaza de los Presos. En 1976 dejó Alhama para cursar estudios de Farmacia y microbiología y parasitología, con lo que se gana la vida. Pero lo que a ella le gusta, de verdad es contar historias, así, en su trabajo en el hospital, mientras desayunan les cuenta historias a sus compañeros que fueron los que le animaron a escribir las historias que les contaba.
Posteriormente prosiguió hablando de su libro, para eso era el acto, y aquí, y como Inés ha sido tan amable de mandarme el texto empleado, todo lo que yo pueda resumir es insuficiente. Recomiendo a los lectores leer y saborear la prosa limpia y sencilla con la que Inés nos introduce en los vericuetos de la creación literaria, del origen del Camino de Los Ángeles, que no fue escrito en la soledad y el silencio de un gabinete, sino en la salita familiar, con la tele puesta y la familia allí presente.
Pero como la gente que asistió lo hizo deseosa de conocer más sobre la autora y su obra, terminada la presentación se inició un diálogo fluido e interesante en el que respondiendo a las preguntas reflexionó sobre la pérdida de valores en los niños y jóvenes de ahora, educados en el mínimo esfuerzo y la abundancia, una infancia y juventud muy distinta de las que vivimos nosotros y aparece en su libro. Dijo que la idea de las fotos que cobran vida de su libro surgió de un sueño propio. Y que Alhama es para ella sus raíces, también manifestó su entusiasmo con la idea de restaurar la Ermita de los Remedios.
La firma de los libros que cada cual llevaba de su casa ocupó casi tanto tiempo como la presentación, que fue mucha la gente que quería la firma, una foto con Inés o comentar alguna anécdota. Tiempo que fue amenizado por una merienda a base de café, preparado y pagado por los alumnos del CEPER Alhucema y por unas magdalenas caseras hechas por Juani Moreno.
Termino esta crónica con unas palabras de Inés pertenecientes a la presentación del libro: “Soy dueña absoluta de mis recuerdos, para reproducirlos y manejarlos, y los pongo a vuestra disposición para que cada uno de vosotros los sienta y los manipule según su criterio”.
Palabras de Inés Ruiz Tengo que dar las gracias especialmente a Trini Crespo que ha sido la promotora de este evento y a Juan Luis Moreno por haber apoyado el proyecto y hacerlo extensivo más allá del grupo de lectura del Centro de adultos Alhucema. También quiero dar las gracias desde aquí a Antonio Gordo Villarraso por sus comentarios, tan positivos y cariñosos. Por último manifestar mi agradecimiento a mi prima Ani por tenerme en su escaparate rodeada de los autores más exitosos. Cuando recibí un mensaje de Trini haciéndome la propuesta para presentar mi libro en su taller de lectura, sentí una gran ilusión y también muchísima satisfacción. Es la primera vez que escribo un libro, la primera vez que lo presento y estoy encantada de hacerlo en mi pueblo. Yo nací en este hermoso pueblo, en el número 10 de la calle Cuba, un día 23 de abril, bastante frío. Y creo que ahora viene a cuento que os confiese que las pocas veces que paso por delante de la que fue mi casa, en mi niñez, siento la tentación de llamar a la puerta y pedirle a quien vive allí que me permita entrar. Pero siempre desisto, porque pienso que nada quedará de lo que fue y prefiero que persista en mi memoria como el día que cerramos la puerta después de dejar la casa vacía. De la calle Cuba me fui a vivir a la plaza de los Presos, donde casi agoté mi adolescencia, hasta que llegó la hora de irse a Granada, a estudiar en la Universidad. También recuerdo ese día cuando a la altura de Vallarta volví la cabeza y mentalmente le dije a la iglesia y al caserío: “ahí os quedáis que bastante tiempo os he aguantado”. Estudié en este instituto, cuando todavía no era tal, sino el Colegio Libre Adoptado de Alhama. Durante el curso escolar teníamos profesores que con gran empeño nos preparaban para que llegado el momento final vinieran los catedráticos desde Granada a examinarnos. Teníamos para tal hazaña dos días, o a lo sumo dos y medio: uno para las materias de ciencias y otro para las letras, y nada de parciales, a libro completo. Pero yo nunca disfruté de estas instalaciones, ya que precisamente se produjo el traslado a este edificio el año que empecé la carrera, en 1976. Supongo que en los archivos tiene que estar mi expediente de alumna de este centro. Cursé y concluí estudios universitarios en la licenciatura de Farmacia y mi promoción es la de 1981. Después hice las oposiciones de FIR, las que aún se mantienen como seguramente muchos de vosotros sabréis y me hice especialista en Microbiología y Parasitología Clínicas en el hospital Reina Sofía de Córdoba. He trabajado en el Hospital Infanta Margarita de Cabra y actualmente y desde hace 24 años resido en Algeciras y trabajo en el Hospital Punta de Europa. La Microbiología es mi forma de ganarme la vida y me llena….pero, afortunadamente, tengo otras motivaciones al margen de mi trabajo, que me llenan la vida. En primer lugar mi familia, y luego mis amigos y aficiones como la música, la literatura, las manualidades….. Un día empezó a rondarme la cabeza la idea de contar cómo se empezaba a preparar una boda aquí, en el pueblo, en los años 60 con la fiesta del lavado de la lana. Escribí un relato para el certamen literario, y confieso que me costó muchísimo adaptarlo al formato exigido en cuanto a extensión. Tuve la suerte de que lo eligieran ganador. Y a partir de ahí, mis compañeros me animaban a plasmar en papel lo que tantos días me oían tomando café. Así empezó a gestarse “El camino de los Ángeles”, que por cierto, en un principio registré con otro título y después lo cambié para darle una impronta alhameña, pero de forma sutil, sin nombrar explícitamente a Alhama. Y me puse a escribir historias, una tras de otra. Después me rompí la cabeza buscando un título y por último busqué la portada. Para la descripción de mi libro voy a realizar la secuencia en sentido contrario. Empiezo por la cubierta. Personalmente, me encanta la cubierta de mi libro! Y me permito decirlo así, sin pudor, porque no la he hecho yo. Es un regalo de una chica joven, licenciada en bellas artes y artista que me ha cedido la imagen de manera totalmente altruista. Se trata de un acrílico sobre lienzo que desde que lo vi en una exposición suya me atrapó. El cuadro me venía como anillo al dedo. Se llama “Retorno” y pertenece a la colección “Cuentos rescatados de un olvido inconsciente”. La artista se llama Eva del Fraile Fiz . Arranca mi libro con las estrofas de una canción de Silvio Rodríguez, “Unicornio azul”, canción que tiene la virtud de tocarme emocionalmente hasta conmoverme de manera intensa. Me he pasado años tratando de encontrar mi Unicornio. Pero de momento dejo aparcado al Unicornio. Es cierto que un día me enteré de que el castaño grande se estaba muriendo y verlo secarse en su grandiosidad también me marcó, sobre todo cuando desapareció todo rastro de su presencia. Entonces me puse a escribir y escribir, imaginando que ciertamente me encontraba sentada debajo de su sombra. Empecé a articular mi libro guiándome por las estaciones del año y así buscaba entre mis recuerdos qué era lo que pasaba y marcaba la actividad en el mes de septiembre. Claramente, la exuberancia de las huertas, los higos de las viñas, los primeros racimos de uvas blancas tempranas y la feria grande. En octubre la vendimia y la pisa en los lagares, en noviembre las castañas y los membrillos, en diciembre la matanza, las aceitunas…….y así fui encadenando las historias. Esta es la lectura más superficial de “El camino de los Ángeles”. El paseo por el modo de vida de aquéllos años maravillosos, años de la década de los 60, para los seres que como yo no teníamos muchas responsabilidades: no pelearse con los hermanos, ser obedientes y diligentes. El segundo nivel de lectura consiste en conocer la personalidad y las emociones y sentimientos de los personajes, de todos los que aparecen, pero principalmente de Blanca y de Lola. Me hacía falta un personaje, por supuesto femenino: Blanca, que fue la primera en nacer. Y tenía que ser femenino porque creo que no soy capaz de hablar desde la mente de un hombre. Así apareció Lola, en principio como personaje secundario. Pero pronto demandó más protagonismo y lo compartió con Blanca porque tenía tantas o más cosas que contar que ella. Blanca también se asombra de las relaciones familiares que tiene establecidas Lola en su vida, y esos nombres tan extraños que tienen los personajes que la niña le va presentando y a los que tiene la impresión de conocer o de haber conocido en otro tiempo. Conforme va avanzando el relato la niña va cobrando más fuerza y dominio sobre Blanca, aunque llegando al final la desazón de la chiquilla hace que busque refugio en Blanca y se abandone y descanse en ella. La relación entre Blanca y Lola me ha servido para realizar una verdadera regresión, como dirían los psicólogos, a mi propia infancia. Han aflorado en mí sentimientos y escenas que creía perdidos y los he vivido con la misma intensidad que cuando ocurrieron. Confieso que en algunas ocasiones lloré mientras que estaba escribiendo. He tenido la oportunidad de reencontrarme con personas que ya no están, y dentro de momentos que sí existieron. Inventar es el privilegio del autor que no es cronista. Yo no estoy haciendo una crónica de Alhama en los años 60. Todo está pintado del color de mi subjetividad, por lo tanto unas cosas fueron y otras no. Pero es curioso como algunos de mis primeros lectores, los catadores del libro, pensaban que algunas historias con base real eran inventadas y viceversa. Lo que es inevitable es que tenga muchos episodios que son autobiográficos y que muchos personajes se basen en personas que existieron, o existen, pero no son un retrato real de ellas. El tercer protagonista de toda la historia es el tiempo. Pero no el tiempo que se mide en horas, minutos, días….No, es el tiempo que acompaña a la vida cerrando capítulos y abriendo etapas. El tiempo huidizo al que yo le he jugado una mala pasada, porque conseguí echarle el lazo y dejar que me arrastrara hasta el momento y el espacio que yo deseé. He acompañado al tiempo a través de todas estas historias, y visto todo con esta perspectiva que me ha brindado amablemente el tiempo, he descubierto que ese sentimiento de posesión que tenemos cuando somos niños y que se obstina en permanecer con nosotros, no se ajusta a la realidad, todo es falso. Y si bien cuando eres pequeño te puedes permitir tenerlo, me refiero al sentimiento de propiedad, se debe asumir cuanto antes que nada te pertenece, sólo somos dueños de nuestros recuerdos. El castaño nunca fue mío. Lo disfruté un tiempo creyendo que era mío, cuando era de mi familia, pero dejó de serlo cuando esa familia se convirtió en….. familiares. Igual ocurrió con la casa de mis abuelos, herida también por la falta de propiedad, hasta el punto de dejarla caer. Tampoco eran míos ni el frutal, ni el almendro del filo de la vereda, o los nogales de los que disfrutaba. Ahora debería pedir permiso para acercarme a ellos. Y volviendo al principio, a la canción de Silvio Rodríguez, el tiempo me hizo un gran regalo, encontré mi Unicornio azul. Lo había dejado pastando y yo seguí avanzando sin mirar atrás. Por eso desapareció porque el tiempo lo escondió para preservarlo. Volví con el tiempo y allí estaba Lola, mi Unicornio. Ya no lo busco más, porque sé donde está. Siempre estará conmigo. Como dijo García Márquez “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla”. Deseo que cuando leáis mi libro os haga sentir y no os deje indiferentes. Y espero que no sea mucho lo que os pido, o tal vez si. |
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Palabras de Juan Luis Moreno En primer lugar mi agradecimiento como responsable del CEPER ALHUCEMA: A Inés Ruiz Molina autora del libro por aceptar la invitación y compartir con nosotros/as la presentación de su obra. Agradecer a Antonio Gordo Villaraso por haber sido artífice al haber hecho saltar la chispa de este acto, por prestarme y haberme descubierto este libro. A mi compañera Trini Crespo Márquez y a su grupo de lectura por gestionar con la autora y compartir este acto a todos los interesados en el apasionante mundo de la lectura. En segundo lugar recordar que el centro tiene entre sus compromisos institucionales el impulsar, desarrollar y fomentar entre otras este tipo de actividades, haciéndolas participativas, inclusivas y reflexivas. Por lo tanto, el Centro de Adultos viene impulsando y respaldando las ideas, las reflexiones, las creaciones y los temas que en él se producen, debaten y circulan al incluirlos en sus actividades. En tercer y último lugar para organizarnos un poco, presentará Trini a la Autora quien expondrá su obra a continuación; tras la exposición daremos un tiempo de preguntas, reflexiones y comentarios y finalizaremos con la dedicatoria y firma de libros. Sin más, le paso la palabra a Trini Crespo, para la presentación de Inés Ruiz y su obra “El Camino de los Ángeles”. |
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Palabras de Trini Creso En primer lugar agradecer vuestra asistencia a este acto. Al director del IES por cedernos sus instalaciones siempre que nos hace falta. Al Ayuntamiento por su colaboración con el Centro, a Juan Luis por apoyar y ayudar en las actividades que le propongo y muy especialmente a nuestra paisana e invitada, Inés Ruiz Molina, que de una forma totalmente altruista ha venido desde Algeciras, para estar hoy aquí con nosotras y presentarnos su libro: El Camino de los Ángeles. Os voy a contar algo sobre su biografía, aunque seguro que más de una ya la conocéis. Nació en 1958. Estudió en las Hermanas Mercedarias e hizo el bachillerato en Alhama. Continuó sus estudios en la Facultad de Farmacia de Granada. En 1982 se trasladó a Córdoba para completar su formación profesional. Actualmente reside en Algeciras, donde lleva bastantes años desempeñando su trabajo de Especialista en Microbiología y Parasitología Clínica, en el Hospital Punta de Europa de dicha localidad. Antes de pasarle la palabra quiero decirle, que a mí, me ha pasado con su libro como ella nos cuenta en una de sus páginas “…consiguen con la vista y el oído se rescaten de mi memoria emociones y sentimientos que han sido guardados con naftalina en el cajón de mis recuerdos” yo he rescatado bastantes leyendo esta bonita novela, ambientada en nuestro pueblo. Aunque dicen que nadie es profeta en su tierra, yo creo que Inés lo puede ser, porque despierta en todos sus lectores multitud de vivencias, que si no es con una, será con otra, nos transportan a esa etapa mágica, que es la niñez. Cuando Inés termine de presentar su libro, se abrirá un turno de preguntas. Luego firmará los libros que hayáis traído y mientras tanto las alumnas del grupo de lectura prepararán la merienda que nos han traído. |
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