Hace mucho tiempo que Antonio Ramos Espejo lleva la fiebre de Andalucía en la mente y el corazón. En realidad es una enfermedad de nacimiento, y para remediarla este periodista de pura raza, escritor y profesor universitario ha recurrido siempre al mejor antídoto a su alcance, el pensamiento, de crítica lucidez, y la palabra certera. Y así fueron naciendo reportajes y libros, algunos, como Pasaporte andaluz, El caso Almería o García Lorca en los dramas del pueblo, ya clásicos en la defensa de nuestra memoria colectiva.
Se trata de un periodismo belicoso contra los tópicos que zarandean la imagen del Sur - aunque sereno y elegante en las formas- cuyo magisterio le fue reconocido al director de la Enciclopedia General de Andalucía- uno de sus últimos trabajos- con la Medalla de la comunidad autónoma. En Andalucía de vuelta y media, la obra que acaba de ver la luz editada por el Centro Andaluz del Libro, a Ramos sigue doliéndole su tierra, y lo manifiesta sin cortapisas a lo largo de 700 páginas.
- El libro lleva un subtítulo muy impactante: 'Represión, prensa e imagen'.
- Refleja mi trabajo sobre Andalucía, son los terrenos sobre los que ha girado mi vida de reportero. Y el título, 'Andalucía de vuelta y media', resume el pim-pam-pum contra esta tierra. A Andalucía le han dado tortas por todos sitios; y los andaluces, como pueblo, no hemos tenido el coraje de defendernos.
- ¿Es que no nos queremos?.
- Andalucía es un gran pueblo, algo que a veces desde dentro ha sido como un peso que se llevaba encima. No se ha valorado el gran peso que tenemos en la historia. El ser una tierra abierta, universal, a veces se le ha echado encima, porque otros han venido a decirnos cómo teníamos que ser.
- Sí, en el libro ajusta cuentas con algunos de ellos.
Lugar y fecha de nacimiento; Alhama de Granada (1943). Trayectoria; corresponsal en Roma de 'EFE' y 'Ya', ha dirigido varios periódicos, entre ellos Diario Córdoba. Es profesor de la Universidad Hispalense. |
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- Por ejemplo, Ortega y Gasset argumentaba algo contra lo que siempre me he rebelado, y es que como vivíamos en un paraíso, con el sol y la siesta teníamos bastante. Eso se admitió por un sector de la intelectualidad, y ahí nos vienen dando. Frente a eso, otros escritores como Clarín demostraron que el pueblo andaluz es trabajador, lo mismo que hicieron Azorín y Gerald Brenan.
La obra, que da cabida a entrevistas, discursos (como el de Antonio Gala cuando el Congreso de Cultura Andaluza de Córdoba), análisis de la prensa y una amplia documentación gráfica, nace de un libro de Ramos que marcó época, Andalucía, campo de trabajo y represión, al que ha sumado experiencias y otras voces reivindicativas. Algunas surgidas de Córdoba, como las de Gala, José Aumente y Carlos Castilla, que dejaron sus testimonios en la grabadora y la memoria del periodista. "Partiendo del Tratado de libres y cautivos, un artículo que publiqué en Diario CORDOBA contra unas declaraciones de Sánchez Dragó hablando del 'voto cautivo' - dice- , he ido anotando agravios y golpes bajos, como las ofensas que se han hecho a Blas Infante o cuando se ríen de nuestro acento, o lo de los eres, donde hemos visto a Andalucía contra Andalucía".
- Dedica el libro a su nieto Iván, "el futuro". ¿Podrán las nuevas generaciones romper el maleficio andaluz?.
- Yo creo que se romperá, porque es a ellas a las que más les duele lo que ocurre. Y ahí meto a los políticos. En el caso de Córdoba, tendríamos que pensar por qué los políticos andaluces no se unieron para conseguir una causa tan importante como la capitalidad. La gente joven, que tiene más medios con el internet, sabrá contrarrestar el mensaje del continuo pim-pam-pum contra Andalucía.
* Entrevista de Rosa Luque para el Diario Córdoba (del que Antonio fue director), el 26/06/2012.