Luis Fernández Portocarrero, singular caballero y alcaide de Alhama


 Luis Fernández Portocarrero, otro excepcional personaje para nuestra Historia. Culto, con formación renacentista y una interesante obra literaria. El más joven alcaide de Alhama, demostró sus dotes para la guerra y para la oratoria, pronunciando una arenga en Alhama para descontentos y asustadizos que ha pasado a la Historia.

“Alhama, histórica”
Andrés García Maldonado
Luis Fernández Portocarrero, singular caballero y alcaide de Alhama

 Juan Cabezas, nuestro ínclito director -es mucho más- de este medio de comunicación, aquella mañana noviembre de 2007, quedó admirado de la belleza del Monasterio de San Francisco de Palma del Río, tan magníficamente conservado y convertido en hotel. Leyó la inmensa placa que habla del ilustre caballero que, alboreando el siglo XVI, mandó construirlo y, ya por la noche, en la cena de gala que se nos ofreció, sonrió gratamente cuando, pronunciando unas palabras que sabía que iban dirigidas a él, manifesté la grandeza de aquel caballero y de su gran relación histórica con nuestra Alhama: Luís Fernández Portocarrero.

 Portocarrero, con tan solo diez años, al morir su padre, toma posesión de los señoríos de Palma y de Almenara y, como escribe Manuel Nieto Cumplido, su juventud está formada en armas, intrigas y lágrimas, falleciendo su madre cuando él tiene trece años. Se le hace entrar en las intrigas de la nobleza cordobesa y, poco después, en la misma guerra civil por el trono entre los seguidores de Enrique IV y el infante don Alfonso, hermano también de Isabel, que aspira a proclamarse rey.

 Superada aquella guerra y ya en el trono Isabel la Católica, Portocarrero en su calidad de alcalde de Écija en octubre de 1478, tiene el primer grato encuentro con esta gran reina, a la que tan acertadamente serviría y se mantendría fiel hasta la muerte. Sus servicios a los Reyes Católicos se iniciarían cuando el aun no había cumplido los treinta años y fue cuando llevó a cabo el apaciguamiento del último foco rebelde contra los Reyes Católicos, localizado en Extremadura, concretamente en Medellín, en el verano de 1479.

 Iniciada la Guerra de Granada dos años y medio después, con la toma de Alhama, Luís Portocarrero, como alcalde de Écija en la que se encontraba Alonso de Cárdenas, maestre de la orden de Santiago, estuvo perfectamente informado de lo que se preparaba bajo la dirección del marqués de Cádiz y de Diego de Merlo, asistente de Sevilla, y que culminarla con la expedición que, partiendo de Marchena y dirigiéndose por Antequera llegó y se hizo con Alhama.



 En abril de 1482, vuelve el rey de Granada a poner cerco a Alhama, y fue el mismo rey Fernando el que acudió en esta ocasión a socorrerla, "Don Fernando, acompañado de lo más granado de la nobleza de Castilla, se dirigió a Écija -allí estaba don Luís Fernández de Portocarrero- y de esta pasó al socorro de Alhama. Por otra vía, la villa de Palma había recibido previamente, en torno al 13 de marzo, carta del Consejo de Sevilla en que pedía gente para ir en socorro de Alhama, a la expedición de don Fernando se unió el señor de Palma. No hubo enfrentamiento militar porque le rey de Granada, al conocer la próxima llegada de don Fernando, levantó el campamento. El rey renovó la defensa de Alhama y dejo en ella por capitán a Luis Fernández Portocarrero, auxiliado por Diego López de Ayala, Pero Ruiz de Alarcón y Alonso Ortiz, capitanes de 400 lanzas de las Hermandades, más 1.000 peones y abastecimiento suficiente para tres meses. Es la primera gran responsabilidad que el joven Portocarrero recibe en la guerra de Granada, conseguida, sin duda, por su fidelidad y por su acertada intervención en la pacificación de los focos rebeldes de Extremadura".

 La llegada a Alhama, como escribe el mismo rey Fernando el Católico, es el último día de abril de 1482. En julio se produce el desastre de las tropas castellanas al intentar tomar Loja, volviendo la vista los granadinos hacia la recuperación de esta ciudad. Así, la situación para Alhama era realmente grave, dándose miedo y murmuraciones por parte de la guarnición y es cuando se produce la famosa arenga que, probablemente escrita por Hernán del Pulgar, este mismo atribuye a Luís Fernández Portocarrero, "...en ella pinta bien la angustia ­escribe Juan de Mata Carriazo- de los que piensan van a ser pronto cercados, sin esperanza de inmediato socorro, y hablan de abandonar la ciudad. El largo parlamento se hace corto por sus nobles razones y preciosidades de estilo".



 Como nos dice Nieto Cumplido, cuando Pulgar da cuenta de la guarnición de relevo que el rey Fernando deja en Alhama bajo la capitanía de Portocarrero hace mención nominal a tres capitanes de Hermandades con 400 lanzas y de 1.000 peones, pero omite la de un selecto grupo de caballeros a los que alude Valera al decir que entre la guarnición se encontraba "gente escogida". Es a esta a la que va dirigida la arenga, ya que era el grupo de descontentos y asustadizos, "porque en su parlamento el señor de Palma se dirige sólo a los caballeros y habla en nombre propio y en el de los tres capitanes. La arenga, por tanto, no se dirigió a toda la guarnición. Si se prescinde de la forma literaria, quien habla esta poseído de un gran sentido de la realidad y conoce bien la profundidad de los sentimientos humanos“.

 Alzado el asedio de Loja, el rey de Granada vino sobre Alhama con 2.000 de a caballo y 10.000 de a pie, estando convencido de tomar la fortaleza, puso su real cerca del muro y combatió la fortaleza por todas partes. Los cristianos se defendieron bien y los granadinos no pudieron hacerse con la ciudad.

 Los reyes castellanos, sabiendo la situación de Alhama, dispusieron 6.000 hombre de a caballo y 10.000de a pie y, bajo el mismo mando del rey Fernando, vinieron en socorro de los sitiados, mandando traer 25.000 bestias cargadas de vino y de cuanto se consideraba necesario para el abastecimiento de Alhama. El rey de Granada cuando tuvo noticia que se acercaba el rey Castellano, levantó el sitio y retorno a Granada.

 Así, por lo tanto, Portocarrero permaneció como alcaide de Alhama hasta el 24 de agosto, en que el rey entrega la capitanía de la ciudad al arcediano de Astorga Luis de Osorio, ya electo obispo de Jaén, como recogió Hernán del Pulgar, “el rey llego hasta la ciudad de Alhama, la abasteció de todas las cosas que eran necesarias y sabiendo los grandes trabajos y peligros que Luis Fernández Portocarrero y los demás capitanes hablan sufrido por conservar la fortaleza, se lo agradeció y los descargó de aquel cargo”.



 Seguiría prestando sus importante servicios en el transcurso de la guerra de Granada, así le vemos en la conquista de Tajara, en la batalla de Lopera donde su gesta pasará al Cancionero en el siglo XVI, "...¡Las fronteras encargadas al bravo Portocarrero! De quien los moros temblaban...", en la recuperación de Zahara, en campañas de tala desde Íllora a Málaga, en la conquista de Cártama, Loja, Íllora, Moclín, Vélez-Málaga y Málaga, en la frontera de Murcia, en Baza y en el final de la guerra y la Reconquista, Granada.

 Fue un caballero culto, con formación renacentista y con una interesante obra literaria, como poeta lírico, apareciendo una recopilación de sus versos ya en1511. Nombrado capitán general para Italia es designado lugarteniente de su concuñado y buen amigo Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, en Calabria y Puglia, siendo este el nombramiento de mayor rango que recibió en su vida y por el que los Reyes Católicos le ponen de manifiesto su alto aprecio, confianza y afecto, falleciendo inesperadamente en Regio-Calabria en marzo de 1503.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
- Manuel Nieto Cumplido, “Palma del Rio en la Edad Media. Señorío de Bocanegra y Portocarrero”, Córdoba 2004.
- Juan de Mata Carriazo Arroquia, "La Guerra de Granada", en Historia de España dirigida por Ramón Menéndez Pidal, Tomo XVII, Volumen I. Espasa­Ca|pe, S.A., Madrid, 1978.
- Andrés García Maldonado, ‛‛Isabel la Católica y Alhama", Excmo. Ayuntamiento de Alhama de Granada, Alhama de Granada, 2004.