Este 28 de febrero de 2021 se cumplen exactamente 539 años de la toma de Alhama por los cristianos, convirtiéndose ello en un acontecimiento para el mundo cristiano de la época y para nosotros, los alhameños y esta ciudad, enfocándose desde la concordia y la convivencia entre culturas y pueblos, poco más de cinco siglos después, en nuestro Día Histórico de Alhama.
Andrés García Maldonado
Miembro de Número del Patronato de Estudios Alhameños
Cuantos han escrito o escribimos sobre nuestra ciudad y comarca y en especial sobre su historia, la cuestión de su conquista por las tropas castellano-andaluzas ha sido un tema que jamás hemos dejado atrás y más aún, desde que venimos conmemorando aquel hecho como el que convierte al día que sucedió como Día Histórico de Alhama, a propuesta que aprobó por unanimidad y formuló al Ayuntamiento de la ciudad el Patronato de Estudios Alhameños.
No se enfocó, ni se propuso, ni se llevó a cabo, va ya para treinta años, como la tradicional fiesta de moros y cristianos donde se ensalza a los segundos y se deja a los primeros en una derrota para siglos. No, ni mucho menos, se plantean los hechos, como hemos hecho en alguna ocasión, ahí están las monografías publicadas por “Alhama Comunicación” en la sección “Alhama, Histórica” desde un sentido de paz y hermandad entre personas y geografías. Se destaca como dos culturas, la cristiana y la musulmana, se enfrentaron en aquella ocasión a sangre y fuego, dramática y desgarradoramente, por Alhama, por defenderla y reconquistarla, los primeros, y por tomarla y mantenerla, los segundos. Ambas culturas durante siglos nos dejaron su mejor huella y dieron prestigio internacional a la misma, amándola y soñándola tantos unos como otros.
Todos sabemos la historia, pero cumpliéndose mañana exactamente 539 años de aquel acontecimiento, bueno es, sobre todo para las nuevas generaciones, refrescarlo, aunque sea en síntesis, pues son miles y miles de páginas las que se han escrito y pueden escribirse aún otros muchos miles desde aquellos mismos momentos.
Tratándose casi con poca discusión del hecho de mayor importancia de nuestra amplía historia, efectuemos un sucinto resumen histórico de aquel acontecimiento. Recordando que cuando los Reyes Católicos comenzaron a realizar su plan para hacerse con el reino de Granada y arrojar de la península a los musulmanes, la toma de Alhama fue un hecho fundamental y decisivo.
No se enfocó, ni se propuso, ni se llevó a cabo, va ya para treinta años, como la tradicional fiesta de moros y cristianos donde se ensalza a los segundos y se deja a los primeros en una derrota para siglos. No, ni mucho menos, se plantean los hechos, como hemos hecho en alguna ocasión, ahí están las monografías publicadas por “Alhama Comunicación” en la sección “Alhama, Histórica” desde un sentido de paz y hermandad entre personas y geografías. Se destaca como dos culturas, la cristiana y la musulmana, se enfrentaron en aquella ocasión a sangre y fuego, dramática y desgarradoramente, por Alhama, por defenderla y reconquistarla, los primeros, y por tomarla y mantenerla, los segundos. Ambas culturas durante siglos nos dejaron su mejor huella y dieron prestigio internacional a la misma, amándola y soñándola tantos unos como otros.
Todos sabemos la historia, pero cumpliéndose mañana exactamente 539 años de aquel acontecimiento, bueno es, sobre todo para las nuevas generaciones, refrescarlo, aunque sea en síntesis, pues son miles y miles de páginas las que se han escrito y pueden escribirse aún otros muchos miles desde aquellos mismos momentos.
Tratándose casi con poca discusión del hecho de mayor importancia de nuestra amplía historia, efectuemos un sucinto resumen histórico de aquel acontecimiento. Recordando que cuando los Reyes Católicos comenzaron a realizar su plan para hacerse con el reino de Granada y arrojar de la península a los musulmanes, la toma de Alhama fue un hecho fundamental y decisivo.
Muley Hacén (Personaje en la serie Isabel de TVE)
Muley Hacén, rey de Granada, rompiendo las treguas pactadas, toma por asalto la descuidada fortaleza de Zahara. Ante esto, el asistente de Sevilla, Diego de Merlo, y el marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce de León, deciden devolver el golpe tomando o castigando alguna fortaleza musulmana importante, siendo la elegida Alhama, tras las correspondientes comprobaciones por parte de escuchas y expertos en escaladas de castillos y a pesar de que su conquista no era nada fácil, tanto por su situación, en el mismo corazón del reino de Granada, así como por la consideración y aprecio que por ella sintieron siempre los sultanes de Granada, lo que haría que estuviese adecuadamente guarnecida.
En los últimos días de febrero de 1482, caminando de noche a pesar del excesivo frio y ocultándose al amanecer, cuando más avanzaban dentro del reino de Granada, llegaron las tropas cristianas a un llano no muy distante de Alhama, denominado después de Dona, y, en éste, el marqués de Cádiz reveló a los soldados el propósito de la expedición, exhortando a todos a que pelearan con brío.
Unos treinta escaladores bajo el mando de Juan Ortega de Prado, capitán de ellos, se adelantaron hacia la fortaleza. Era ya de noche cuando esta avanzadilla llegaba a los pies de las murallas de Alhama, las que treparon y, tras pocos obstáculos dada la confianza con la que vivían los moradores de Alhama, los escaladores descienden desde la alcazaba y abren una de las puertas de la ciudad, entrando el ejército cristiano.
Imagen utilizada por lab.rtv.es sobre la toma de Alhama |
Los musulmanes alhameños, desgarradamente sorprendidos, ofrecieron su mayor resistencia, dándose una durísima y prolongada batalla que duró toda aquella noche y bastantes horas del día siguiente. Las luchas se extendieron por toda la ciudad, hasta, como nos narran Pulgar, Valera y Bernáldez, por los tejados y en todas y cada una de las calles, siendo el último baluarte de defensa musulmana, durante muchas horas, el que llevaron a cabo en la misma mezquita mayor, la que se encontraba prácticamente donde hoy está la iglesia de la Encarnación. Los cristianos emprendieron fuego a su puerta para conseguir entrar en la misma.
Según nos cuentas los citados historiadores, murieron más de ochocientos musulmanes varones, además de muchas mujeres que lo fueron en las revueltas de los combates, siendo presos más de tres mil personas entre pequeños y mayores. A estas cifras que nos da el historiador Bernáldez, el también historiador Pulgar las aumenta hasta mil muertos y cuatro mil los cautivos.
Curiosamente, una vez concluida la batalla, la que recibió el nombre de “Tenebrosa”, tanto por el mal tiempo que hacia como por lo violenta y durísima que fue, una de las primeras cosas que se hizo, tras liberar a los cristianos que allí estaban cautivos en las mazmorras, fue, como nos dice Bernáldez, “e hicieron justicia de un tornadizo que allí tomaron, el que traidor, renegado, que había hecho muchos males entrando en tierra de cristianos por su conocimiento de la misma”.
Según nos cuentas los citados historiadores, murieron más de ochocientos musulmanes varones, además de muchas mujeres que lo fueron en las revueltas de los combates, siendo presos más de tres mil personas entre pequeños y mayores. A estas cifras que nos da el historiador Bernáldez, el también historiador Pulgar las aumenta hasta mil muertos y cuatro mil los cautivos.
Curiosamente, una vez concluida la batalla, la que recibió el nombre de “Tenebrosa”, tanto por el mal tiempo que hacia como por lo violenta y durísima que fue, una de las primeras cosas que se hizo, tras liberar a los cristianos que allí estaban cautivos en las mazmorras, fue, como nos dice Bernáldez, “e hicieron justicia de un tornadizo que allí tomaron, el que traidor, renegado, que había hecho muchos males entrando en tierra de cristianos por su conocimiento de la misma”.
Imagen utilizada por lab.rtv.es sobre la toma de Alhama |
Igualmente ha quedado contrastado que el botín con el que se hicieron las tropas cristianas tras tomar la ciudad fue muy elevado, la ciudad era rica y no olvidemos que, por su situación geográfica, de mucho comercio. El mismo marqués de Cádiz cuando arenga a las tropas para que se esfuercen en la lucha en que iban a entrar, les encarece la riqueza de Alhama.
Alhama, en aquellos momentos era centro importante de la industria musulmana, así como depositaria, precisamente gracias a su ventajosa situación, de parte de los tributos propios de toda esta zona del reino de Granada, contando también con aquellas posibilidades de importancia económica que le daban sus saludables aguas medicinales, las que rentaban a los walíes de Granada más de quinientos mil ducados anuales.
A la par, el comercio del reino de Granada tenía un gran foco en la misma ciudad de Alhama al ser ésta punto central de la vía de comunicación más importante y de mayor tráfico que existía en todo el reino, como era el camino real nazarí que unía Granada con Málaga, por Alhama, Vélez-Málaga y Bezmiliana (Rincón de la Victoria), ruta que ya con anterioridad aparecía y se destacaba en las memorias del rey Abd Allah cuando narra una campaña que desarrolla en Málaga, en el año 1082, así como después en la recopilación de los relatos de viajes de Ibn Batouta del año 1349, como en numerosas crónicas musulmanas y castellanas del siglo XV, todas ellas resaltando esta importancia geográfica.
Bernáldez nos destaca como el marqués de Cádiz y cuantos fueron con él obtuvieron grandes riquezas en oro y plata así como en sedas y ropas diversas, alhajas de todo tipo, caballos, mulos, granos, aceite, miel, almendras, paños finos, toda clase de utensilios caseros, etc.
Tras la victoria la primera decisión que se iba a adoptar, observando que era muy difícil mantener las defensas de la fortaleza, era la de abandonarla una vez que fuese expoliada y destruida en todo lo posible. Se llegó hasta el punto de la destrucción de algunas tinajas de aceite y de miel, se esparció gran cantidad de harina y de trigo por todas partes, lo que existía en gran cantidad pues Alhama era depositaria de estos productos del mismo rey de Granada.
Fueron muchos los que propusieron el que se abandonase la fortaleza tomada, insistiéndose en que era arriesgadísimo el mantenerse allí más tiempo y que, en el momento en que el rey de Granada supiese lo sucedido, éste no escatimaría medios para hacerse nuevamente con Alhama, a cuyo ataque difícilmente se le podría responder con éxito.
Alhama, en aquellos momentos era centro importante de la industria musulmana, así como depositaria, precisamente gracias a su ventajosa situación, de parte de los tributos propios de toda esta zona del reino de Granada, contando también con aquellas posibilidades de importancia económica que le daban sus saludables aguas medicinales, las que rentaban a los walíes de Granada más de quinientos mil ducados anuales.
A la par, el comercio del reino de Granada tenía un gran foco en la misma ciudad de Alhama al ser ésta punto central de la vía de comunicación más importante y de mayor tráfico que existía en todo el reino, como era el camino real nazarí que unía Granada con Málaga, por Alhama, Vélez-Málaga y Bezmiliana (Rincón de la Victoria), ruta que ya con anterioridad aparecía y se destacaba en las memorias del rey Abd Allah cuando narra una campaña que desarrolla en Málaga, en el año 1082, así como después en la recopilación de los relatos de viajes de Ibn Batouta del año 1349, como en numerosas crónicas musulmanas y castellanas del siglo XV, todas ellas resaltando esta importancia geográfica.
Bernáldez nos destaca como el marqués de Cádiz y cuantos fueron con él obtuvieron grandes riquezas en oro y plata así como en sedas y ropas diversas, alhajas de todo tipo, caballos, mulos, granos, aceite, miel, almendras, paños finos, toda clase de utensilios caseros, etc.
Tras la victoria la primera decisión que se iba a adoptar, observando que era muy difícil mantener las defensas de la fortaleza, era la de abandonarla una vez que fuese expoliada y destruida en todo lo posible. Se llegó hasta el punto de la destrucción de algunas tinajas de aceite y de miel, se esparció gran cantidad de harina y de trigo por todas partes, lo que existía en gran cantidad pues Alhama era depositaria de estos productos del mismo rey de Granada.
Fueron muchos los que propusieron el que se abandonase la fortaleza tomada, insistiéndose en que era arriesgadísimo el mantenerse allí más tiempo y que, en el momento en que el rey de Granada supiese lo sucedido, éste no escatimaría medios para hacerse nuevamente con Alhama, a cuyo ataque difícilmente se le podría responder con éxito.
Rodrigo Ponce de León y Diego de Merlo, por encima de todo esto, decidieron que la ciudad había que conservarla y, por lo tanto, disponerse a su total defensa, esperando la próxima acometida de los granadinos. Al mismo día siguiente de la conquista se vieron ya algunos musulmanes observando la ocupación y como se encontraba Alhama.
El marqués de Cádiz, en aquellos primeros días del mes de marzo de 1482, envió cartas pidiendo socorro a todos los nobles castellanos de Andalucía. A la par que lo hizo a los Reyes Católicos, dándoles la buena nueva y los que recibieron al mensaje hacia la noche del 10 de marzo, cuando Isabel la Católica dio ya por iniciada la guerra contra Granada y se iniciaría una especial predilección de esta gran e inigualable reina por Alhama.
El rey de Granada como se esperaba, se presentó ante las murallas de Alhama e intento en distintas ocasiones su recuperación, la llegada de los refuerzos castellano-andaluces lo impidió, una y otra vez, tras varios intentos más por parte de los musulmanes, Alhama no volvió a la corona de los nazaríes y, definitivamente, quedo como ciudad de la novísima Castilla.