Concretada una aproximación, aunque muy brevemente, de la relación y vinculación de los padres de Eduardo de Hinojosa con Alhama en aquellos años entre su nacimiento y el de su hermana Amparo. Hablemos un poco de cada uno de ellos.
“Alhama, Histórica”
Andrés García Maldonado
El matrimonio Hinojosa Naveros, tuvo seis hijos. El primero de ellos una niña, Eloísa, que nació el 20 de diciembre de 1846; el segundo Eduardo que, como bien sabido es, nació el 25 de noviembre de 1852, el tercero Juan, del que no tenemos concretada la fecha de su nacimiento; el cuarto Ricardo, que nace el 24 de junio de 1861; la quinta Soledad que nació hacia 1863, y, la sexta, Amparo, que nace el 24 de julio de 1872, llevándole su hermana mayor veinticinco años y la que la antecede, Soledad unos nueve.
Eloísa casó con José Espejo Cortés en enero de 1870, matrimonio que tuvo diez hijos, muriendo él relativamente joven y quedando ella ciega, probablemente a consecuencia de la enfermedad de azúcar que padecía, y al frente de su numerosa familia, siendo un ejemplo de entrega y abnegación en la adversidad. Hasta el nacimiento de su noveno hijo residieron en Alhama, ya el menor de ellos, Francisco Espejo Hinojosa, nació en la casa solariega que poseían los Hinojosa Naveros en Ventas de Huelma.
Entrada de Ventas de Huelma e indicadores de distancia a otros pueblos de la comarca
Eduardo, al que dedicaremos un artículo en lo referente a su relación con Alhama, es una de las figuras más insignes de toda la historia de Alhama, como innecesario es volver a exponer. Doctor en Derecho y Filosofía y Letras con veintiún años. Catedrático, académico, historiador, gran restaurador de los estudios históricos de España, especialmente en lo que se refiere a los de la historia jurídica, que le llevó a ser considerado como “Príncipe de la Historia del Derecho”, con proyección y renombre internacional. Fue distinguido con el máximo honor de Francia, la Legión de Honor, así como, lógicamente, con un elevado número de las máximas condecoraciones españolas de su tiempo. Miembro de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia, de la que fue nombrado secretario perpetuo, de la de Jurisprudencia y Legislación, (3); de la de Ciencias Políticas y Morales, de la de Buenas Letras de Barcelona, etc. Desempeño los cargos de gobernador civil en Alicante, Valencia y Barcelona, así como la dirección general de Instrucción Pública; fue senador, primero por la Universidad de Santiago y, después, por la Real Academia de la Historia, etc. Sabía a fondo el latín y el griego, hablaba a la perfección el francés y el italiano, traducía el inglés y el alemán, y, a pesar de todo esto, cuando Antonio Maura efectúa su necrológica, lo primero que dice es “Al contemplar amorosamente la semblanza del compañero ausente, la nota más característica es su modestia. Hinojosa era modesto no sólo en su trato y en su porte personal, sino también en su ánimo y en el empleo que siempre hizo de sus facultades.” (4) Padrino de su hermana menor, Amparo, a la muerte de los padres de ambos, pasó a ser su tutor, a la que llevaba veinte años.
Juan de Hinojosa y Naveros, muy unido a su hermano, hasta el punto de que realizaron diversos trabajos históricos conjuntamente, fue abogado, periodista, catedrático de Historia de los Tratados en la Universidad de Madrid, participando también en política siendo diputado al Congreso. Entre otros trabajos, Juan traduce en colaboración con su hermano Eduardo la obra “Jesuitas” del novelista y autor dramático francés Pablo Enrique Féval. A últimos de 1876 los periódicos religiosos dieron cuenta de la conversión de Féval, que era librepensador, y desde entonces hizo éste pública demostración de un ardiente catolicismo, escribiendo obras conforme a sus nuevas opiniones religiosas, y corrigiendo o modificando algunos pasajes de otras anteriores. Fue “Jesuitas” la más notable y discutida de las novelas que escribió Féval después de su conversión, la que pretendió que tuviese carácter de obra apologética y vindicativa “de las calumnias y embustes con que en Francia especialmente se había combatido a la Compañía de Jesús”, según este autor.
Ricardo de Hinojosa, cursa en Madrid las carreras de Filosofía y Letras y Derecho, doctorándose en ambas en 1885, ingresando al año siguiente en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios. Cuando aún no había cumplido los treinta años, fue comisionado para investigar los Archivos y Bibliotecas del Vaticano encomendándosele el estudio de todo lo referente a las relaciones de la Santa Sede con nuestro país, destacando en este sentido su obra “Los despachos de la diplomacia pontificia en España. Memoria de una misión oficial en el archivo secreto de la Santa Sede”, la que vio la luz en 1896. Fue secretario general de la Biblioteca Nacional cuando ésta tenía por director a Marcelino Menéndez y Pelayo. Escribió varios y muy conseguidos tratados sobre bibliotecas y archivos, efectuó importantes traducciones de obras alemanas y clásicas griegas.
Soledad de Hinojosa y Naveros, contrajo matrimonio con el médico alhameño Lucas Negro Cortés. Quizás por un lapsus que se produjo por parte de Teodoro Láscari Comneno, cuando en su biografía “Eduardo de Hinojosa” indica que fueron seis los hermanos pero no relaciona el nombre de ella, ha sido la más desconocida en estas últimas décadas y hasta ahora, de los hijos de los Hinojosa Naveros, a pesar de que fue la que tuvo más relación con Alhama, viviendo en ella toda su vida, siendo una persona que se recordaba tanto por su inteligencia como por su bondad y piedad excepcionales.
Eloísa casó con José Espejo Cortés en enero de 1870, matrimonio que tuvo diez hijos, muriendo él relativamente joven y quedando ella ciega, probablemente a consecuencia de la enfermedad de azúcar que padecía, y al frente de su numerosa familia, siendo un ejemplo de entrega y abnegación en la adversidad. Hasta el nacimiento de su noveno hijo residieron en Alhama, ya el menor de ellos, Francisco Espejo Hinojosa, nació en la casa solariega que poseían los Hinojosa Naveros en Ventas de Huelma.
Entrada de Ventas de Huelma e indicadores de distancia a otros pueblos de la comarca
Eduardo, al que dedicaremos un artículo en lo referente a su relación con Alhama, es una de las figuras más insignes de toda la historia de Alhama, como innecesario es volver a exponer. Doctor en Derecho y Filosofía y Letras con veintiún años. Catedrático, académico, historiador, gran restaurador de los estudios históricos de España, especialmente en lo que se refiere a los de la historia jurídica, que le llevó a ser considerado como “Príncipe de la Historia del Derecho”, con proyección y renombre internacional. Fue distinguido con el máximo honor de Francia, la Legión de Honor, así como, lógicamente, con un elevado número de las máximas condecoraciones españolas de su tiempo. Miembro de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia, de la que fue nombrado secretario perpetuo, de la de Jurisprudencia y Legislación, (3); de la de Ciencias Políticas y Morales, de la de Buenas Letras de Barcelona, etc. Desempeño los cargos de gobernador civil en Alicante, Valencia y Barcelona, así como la dirección general de Instrucción Pública; fue senador, primero por la Universidad de Santiago y, después, por la Real Academia de la Historia, etc. Sabía a fondo el latín y el griego, hablaba a la perfección el francés y el italiano, traducía el inglés y el alemán, y, a pesar de todo esto, cuando Antonio Maura efectúa su necrológica, lo primero que dice es “Al contemplar amorosamente la semblanza del compañero ausente, la nota más característica es su modestia. Hinojosa era modesto no sólo en su trato y en su porte personal, sino también en su ánimo y en el empleo que siempre hizo de sus facultades.” (4) Padrino de su hermana menor, Amparo, a la muerte de los padres de ambos, pasó a ser su tutor, a la que llevaba veinte años.
Juan de Hinojosa y Naveros, muy unido a su hermano, hasta el punto de que realizaron diversos trabajos históricos conjuntamente, fue abogado, periodista, catedrático de Historia de los Tratados en la Universidad de Madrid, participando también en política siendo diputado al Congreso. Entre otros trabajos, Juan traduce en colaboración con su hermano Eduardo la obra “Jesuitas” del novelista y autor dramático francés Pablo Enrique Féval. A últimos de 1876 los periódicos religiosos dieron cuenta de la conversión de Féval, que era librepensador, y desde entonces hizo éste pública demostración de un ardiente catolicismo, escribiendo obras conforme a sus nuevas opiniones religiosas, y corrigiendo o modificando algunos pasajes de otras anteriores. Fue “Jesuitas” la más notable y discutida de las novelas que escribió Féval después de su conversión, la que pretendió que tuviese carácter de obra apologética y vindicativa “de las calumnias y embustes con que en Francia especialmente se había combatido a la Compañía de Jesús”, según este autor.
Ricardo de Hinojosa, cursa en Madrid las carreras de Filosofía y Letras y Derecho, doctorándose en ambas en 1885, ingresando al año siguiente en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios. Cuando aún no había cumplido los treinta años, fue comisionado para investigar los Archivos y Bibliotecas del Vaticano encomendándosele el estudio de todo lo referente a las relaciones de la Santa Sede con nuestro país, destacando en este sentido su obra “Los despachos de la diplomacia pontificia en España. Memoria de una misión oficial en el archivo secreto de la Santa Sede”, la que vio la luz en 1896. Fue secretario general de la Biblioteca Nacional cuando ésta tenía por director a Marcelino Menéndez y Pelayo. Escribió varios y muy conseguidos tratados sobre bibliotecas y archivos, efectuó importantes traducciones de obras alemanas y clásicas griegas.
Soledad de Hinojosa y Naveros, contrajo matrimonio con el médico alhameño Lucas Negro Cortés. Quizás por un lapsus que se produjo por parte de Teodoro Láscari Comneno, cuando en su biografía “Eduardo de Hinojosa” indica que fueron seis los hermanos pero no relaciona el nombre de ella, ha sido la más desconocida en estas últimas décadas y hasta ahora, de los hijos de los Hinojosa Naveros, a pesar de que fue la que tuvo más relación con Alhama, viviendo en ella toda su vida, siendo una persona que se recordaba tanto por su inteligencia como por su bondad y piedad excepcionales.
(3) Eduardo de Hinojosa es elegido miembro de esta Academia cuando aún no ha cumplido los veintinueve años.
(4) Maura, Antonio, “Don Eduardo de Hinojosa y Naveros” en “Discursos Conmemorativos”, Pg. 117, Madrid, 1941.