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Palabras de la maestra Ana María Fernández
Os damos la bienvenida a este acto, la primera graduación de vuestros hijos e hijas.
Durante estos 3 años puse lo mejor de mí. Pedir perdón por aquellas cosas que me salieron mal, aún proponiéndome hacerlo bien.
Daros las gracias por ayudarme en la tarea de enseñar-educar a vuestros hijos, mis niños para que hayan llegado hasta aquí, han trabajado mucho y hoy han llegado a la cima de un etapa que comenzaron a recorrer en vuestros brazos.
Iniciaron su mundo de aventuras gateando por casa, tocando todo lo que estaba a su alcance, tratando de abrazar el mundo.
Cierto día cruzaron por primera vez las puertas de este lugar, y en él descubrieron a otros pequeños como ellos, que estaban también listos para emprender un camino que parecía muy largo y, si hoy miramos atrás no lo fue tanto.
Era un camino de subida, una ascensión con alguna marcha atrás, donde sin detenerse han hecho mucho amigos. Aquí han aprendido a conocer las primeras letras y los primeros números.
Aquí han sido científicos, bailarines, magos, astronautas, deportistas, cantantes, algún día superhéroes o ratoncitos, o cualquier cosa que su fantasía creara.
Y en esa montaña que subimos juntos me ha tocado a mí acompañarles. He tratado de estar atenta a lo que necesitaban, de guiar su camino, de alejarles de los peligros, de ofrecerle mi mano y de darles todas las herramientas necesarias para crecer.
Espero de corazón no haberles defraudado y haber respondido a todas sus llamadas.
Por fin hemos llegado a la cumbre a lo más alto de la etapa, y tengo que soltar sus manos, pero sé que otras manos le están esperando para seguir caminando hacia otra cima.
Ya están listos para comenzar otra etapa, mil caminos se abren hacia ellos y ellas, que sigan hacia adelante y cada vez que miren hacia atrás, verán que siempre estará las clases de Educación Infantil con las puertas abiertas y llegarán a sus oídos las canciones que tantas veces cantamos juntos.
Para terminar una frase para el recuerdo de Carmen Díez que dice así: “Acostumbrados como están los niños a este constante ir y venir de los sentidos y del movimiento, a esta proximidad total a la realidad para aprehenderla, sería un error sacarlos de sus vías de conocimiento, ofreciéndoles a cambio tan sólo la pobreza de una silla, un papel, un recinto y unas palabras desnudas y sin cuerpo”
Les digo hasta siempre y que siempre ocuparán un rinconcito en mi corazón.
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Raquel Ruiz, en representación de la AMPA, le dedicó a Ana Fernández estas palabras.
En este día tan especial y cargado de emociones, Ana, queremos darte las gracias por ser como eres, por trabajar como trabajas y por haberle transmitido a nuestros hijos e hijas, durante estos tres años los conocimientos que han adquirido, pero sobre todo a ser buenas personas como eres tú y a ser un grupo tan unido que cuando alguno está enfermo lo reciben que parece que hace una eternidad que no lo han visto, porque aunque es un grupo numeroso de 25 niños y niñas son todos especiales y se necesitan unos a otros, cuando se les pregunta ¿con quién has jugado hoy? ellos contestan: "yo juego con todos porque son todos mis amigos”, y lo pasan mal cuando le ocurre algo a un compañero o compañera, esa sensibilidad se la has transmitido tú Ana.
Pero con todo eso no has tenido bastante, nos has involucrado tanto a las familias y nos has transmitido tanta ilusión que padres, madres, hermanos, hermanas, abuelos, abuelas, titos, titas... hemos trabajado todos ilusionados y unidos como una gran familia.
Y Los años que nos quedan por estar juntos, que no son pocos, nos tenemos unos a los otros y a ti te tendremos siempre a nuestro lado, en nuestro corazón y recordando cada día todo lo que hemos aprendido de ti.
Un beso de todos tus niños y niñas y de todas las familias. Te queremos seño Ana.
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