Organizadas desde la concejalía de Educación del Ayuntamiento, y con la colaboración del club senderista “La Maroma” de Alhama y el CEIP Cervantes, se han llevado a cabo dos rutas senderistas guiadas e interpretadas, por el cañón de los tajos del rio Marchán.
Ambas tuvieron lugar los pasados días 25 de mayo y 1 de junio, participando un total de setenta personas, entre alumnos y maestros, que fueron guiados a lo largo de los diferentes senderos que discurren por este “libro abierto” que es el cañón del río, declarado Monumento Natural Andaluz.
Los alumnos, de quinto y sexto de educación primaria, han descubierto en estas dos rutas los secretos de este singular y conocido paraje alhameño.
Sus increíbles leyendas, sus rincones más recónditos, las huertas, tanto las abandonadas como las que aún están en uso, las acequias ya perdidas de carácter industrial y las de uso hortelano, las cuevas de pastores aledañas al río, las viviendas trogloditas colgadas en sitios imposibles, sus vestigios medievales y el origen y la historia de los mismos, así como los senderos que lo atraviesan, la historia de los molinos y sus ermitas, su flora y su fauna.
El catálogo de curiosidades ligadas a este paisaje fluvial, que es este cañón es inmenso, sólo hay que caminar por sus veredas para contemplarlas y descubrirlas, y tuvimos tiempo de hacerlo, porque cada una de las dos rutas ofrecidas tiene una duración aproximada de unas cuatro horas, tiempo suficiente para sentirse inmerso en este espacio y aprender de él sin prisas.
Bloc de notas y lápiz en la mano, con esa curiosidad infantil, hicieron de estas dos rutas una auténtica delicia desde su comienzo, en el mirador de la huerta de Santa María pisando el sendero de la vía pecuaria que va de Alhama a Ventas de Huelma, hasta el mirador de la pantaneta.
A la vuelta, el recorrido ofreció a los niños la aventura de recorrer el cañón por la antiquísima vereda de “la Cunilla”, donde sus ojos sorpresivos pudieron observar, una perspectiva inusual de este cañón, pasando en su recorrido incluso por el “hogar” de un ermitaño.
Para terminar en la explotación de los antiguos canteros de la cueva de los siete pisos, donde la imagen de Alhama, recortada entre las paredes de los desfiladeros y su colgado caserío a este abismo, es única.
Así, entre historias y leyendas, pilas de lavar la ropa hechas en piedra, los molinos, los acueductos, los senderos, algunos de ellos con carácter internacional como el gran GR-7 que discurre por él, los oficios relacionados con el río (pastores, canteros, silleros, molineros, leñadores, lavanderas, etc.), abrieron los ojos y las ganas de conocer más aspectos de este paraje alhameño tan cercano y por qué no, tan desconocido, y que gracias al senderismo, lo han descubierto para siempre estos niños y niñas como si de un tesoro escondido en una aventura se tratara.
Gracias a todos por vuestra participación y por haber colaborado a llevar adelante esta iniciativa, que paséis todos un feliz verano de vacaciones.