Andalucía, Valencia, Baleares y Canarias a la cabeza del fracaso escolar



La vuelta al cole se presenta difícil tras semanas de inactividad.


 Después de tres semanas de inactividad absoluta los escolares españoles vuelven a clase con la mente casi vacía. Llena de ocio y de tecnología, pero habiendo olvidado muchos de los contenidos que habían aprendido durante el primer trimestre. Es el momento de buscar el método que nos permita recuperar el tiempo perdido a la mayor brevedad. Se trata de que no se vean obligados a pasarse las cuatro primeras semanas del nuevo año repasando conceptos y volviendo a aprenderlos.
 
 Hay que evitar a toda costa que se sigan repitiendo esas graves cifras de fracaso escolar. Sobre todo en regiones como Valencia y Baleares, donde este fracaso supera el 38 por ciento. Son datos correspondientes al año 2006, los últimos recogidos por el Ministerio en el número monográfico de la revista Papeles de Economía Española dedicado a "La educación en España".

 Por el contrario, Asturias, el País Vasco, Navarra y Cantabria son las regiones con más éxito educativo. Este fracaso ha ido en aumento año tras años y ha pasado del 26,6% en toda España en el curso 1999-2000 al 30,8% en 2005-2006, según las estadísticas del Departamento de Educación.

 En este tiempo de vacaciones, nuestros hijos se han pasado la mayor parte del día y de la noche  utilizando los ordenadores y el resto de los aparatos tecnológicos que hemos puesto a su disposición. Ahora hay que ser drásticos y buscar una solución. “Lo primero es dejar la tecnología en su espacio natural, que no es otro que las zonas comunes de la casa. No podemos permitir que nuestros hijos tengan sus ordenadores en la habitación porque no sabremos si están estudiando, chateando o durmiendo”, señala Juan Romero, Fundador de Adicciones Digitales.

 Adicciones Digitales es una organización que imparte charlas, conferencias y organiza seminarios dirigidos a adolescentes, jóvenes, padres, profesores y profesionales en general con el fin de mostrarles cómo hacer un uso saludable de esa tecnología. Realiza sus actividades en colegios, universidades, centros sociales y empresas, tanto en la península como en las islas y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. A mediados de enero se desplazará a la Isla de La Palma para impartir unas conferencias a
estudiantes (se hará en lenguaje SMS), padres y profesores.

 Nuestros estudiantes tienen que tener un método de trabajo que significa que no pueden pasar toda la tarde, desde que llegan de clase, con el ordenador encendido para chatear con sus amigos. Debe estar apagado y ser utilizado solo en el momento que sea preciso. "Esto no significa que no pueda usarlo para el ocio, ni mucho menos –señala Romero—sino que mientras están estudiando no pueden tener el ordenador encendido y el Tuenti abierto por si les mandan un mensaje. Todo esto distrae, les impide concentrarse y puede significar un buen número de suspensos en la segunda evaluación".

 Adicciones Digitales ha detectado en las charlas que imparte por los colegios de toda España que muchos adolescentes se pasan más de dos horas al día actualizando su Facebook y su Tuenti, por no contar el tiempo que dedican a otras actividades con el ordenador. Todas ellas fuera del ámbito docente. Romero denuncia que "utilizan el ordenador para todo menos para estudiar. Los padres no se atreven a controlarles demasiado por si sus hijos les recriminan que están coartando su libertad. El problema es que muchas veces, los chavales confunden libertad con libertinaje. Y los padres, como máximos responsables de su formación, tienen la obligación de controlarles".

 Adicciones Digitales recuerda que el control es esencial y son precisamente los progenitores quienes tienen la obligación de ejercerlo. No deben temer a esa palabra, ni mucho menos. "Es su primera obligación, su responsabilidad y la única forma de intentar evitar males mayores. Ningún padre sensato puede dejar de ejercer ese necesario control sobre sus hijos, que será mayor o menor según las necesidades de cada caso", concluye Romero.

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