“Mis poemas responden más a impulsos individuales, no sociales”
09/09/2004.- Javier Vela Sánchez aclara que,“a efectos legales”, nació en Madrid en 1981, pero las raíces andaluzas de su familia y el haber residido casi toda su vida en Cádiz le hacen sentirse, por encima de todo, gaditano. El año pasado cursó “Teoría de la Literatura y Literatura Comparada” en la Universidad de Granada, carrera que continuará este año en la Complutense. Pese a su juventud cuenta en su haber con numerosos premios entre ellos el Adonais, 2003, con “La hora del crespúsculo”; el Pórtico de poesía y el Gabriel y Galán. Reconoce que su “herencia cultural” se la debe a su madre, quien también tiene algo escrito y que su “padre literario” es el poeta Miguel Sorián. Actualmente trabaja en su próximo título, “El amor y la muerte”, de los que forman parte los poemas que le han valido el primer premio de poesía de la Biblioteca de Alhama.
- ¿Cuándo comienza a escribir?
- Es algo difícil de concretar. Empiezo a coquetear con los poemas a los 14 ó 15 años. Luego lo abandono por otro tipo de intereses y, después, con una intención más clara y mayor convencimiento, lo retomo a los 18 años.
-¿Por qué temática tiene predilección?
- En cuanto a temática no hay ninguna determinada pues el poema siempre se abre a lo que asombra al poeta. En el poemario que ha sido premiado hay dos temas muy explícitos que ya aparecen en el teatro griego como son el amor y la muerte y que están tratados como en un diálogo en el que dos partes de la misma conciencia, que es la conciencia de la vida, hablan entre sí para sacar en claro lo que puedan de las inquietudes que más me preocupan que en este momento son esas dos. Ya lo decía Valente que cuando uno escribe yo en el papel está hablando con su alter ego.
- ¿De qué manera le influye la cruda realidad que vivimos en estos tiempos?
- Digamos que el impulso que uno siente respecto a lo que está sucediendo ahora en la Europa del Este no corresponde al poeta sino al humano. Se despierta el humanismo más intrínseco e intentas hacer lo posible a nivel local para que eso tenga repercusión y como decía Santallana el hecho de conocer la historia nos ayude a que no se repita, pero no utilizo ese tipo de acontecimientos actuales para sacar provecho literario. Mis poemas responden a impulsos más individuales, menos sociales.
- ¿Qué poetas, clásicos y contemporáneos, considera sus maestros?
- Son muchos, pero me quedo, quizás, con Esquilo, Sófocles, antes con Hesíodo, en el período clásico con Garcilaso, con el modernismo de Darío, el neorromanticismo de Neruda, con Miguel Sorián que es menos conocido pero también de mucho peso en mí. Ahora estoy abriendo mis miras a la poesía más oriental….
- Además de tu madre ¿quién te ha influido más para dedicarte a la poesía?
- En este sentido considero que mi padre literario ha sido Miguel Sorián que formaba parte de una tertulia literaria en Sevilla a la que llevábamos nuestros poemas y nos iba encauzando indicándonos los aciertos y los fallos.
- ¿Hacia dónde va la joven poesía?
- Creo que va hacia un eclecticismo un tanto confuso. El buscar nuevos caminos e innovar hace que a veces se olvide que la tradición ha de estar presente. Es cierto que es importante innovar pero con la conciencia de que pertenecemos a una tradición y para romperla hay que conocerla. No se puede ser iconoclasta sin conocer el icono. Así, no se puede ser un poeta nuevo sin haber leído lo que hay antes de nosotros porque corremos el riesgo de repetirnos.
- ¿En qué está trabajando actualmente?
- En la publicación de “El amor y la muerte” de donde han salido los poemas premiados en el certamen de Alhama. Estos pertenecen a un conjunto mayor en el que la dinámica es igual, es decir, el sujeto poético se desdobla y habla consigo mismo. Imagino que pronto quedará terminado y lo publicaré.
- ¿Qué importancia concede a los premios?
- En el caso de premios con publicación es una ayuda muy importante pues se convierte en la casi en la única forma de dar a conocer lo que escribe y en el caso del de Alhama de Granada suponen un incentivo pues sirve para animarte a continuar escribiendo.
-¿Cómo conoció la convocatoria de este premio?
- Me lo comentó un residente de la Fundación Antonio Gala donde existe un archivo de certámenes, ciclos de poesía,….
- ¿Qué le parece la dotación económica de 1.200 euros del certamen alhameño?
- Evidentemente me parece una buena dotación y, por supuesto, que anima a que la gente se presente y ponga a prueba sus trabajos.
- ¿A qué los dedicará?
- Seguramente, gran parte, a libros. También guardaré algo para el invierno.
Texto y foto: ANTONIO ARENAS
EL AMOR Y LA MUERTE
(I)
Con qué decrepitud te me apareces
Mírate ahí, sentada sobre la piel de un buitre,
encanecido el pelo de ceniza.
Hay jirones de carne sangrando en tus quijadas.
Cómo olvidarla entonces, cómo no recordarla
si yo palpé su piel, hendí su músculo,
si envejeció conmigo en toda hora.
La carne se estremece en sus adentros,
por eso las caricias siguen siendo las mismas.
El alma goza en sí de un tacto propio
que el cuerpo no conoce, de un tiempo que se siente
sin comprenderlo, un tiempo que no marca la edad.
Qué sabes tú de amar, prueba a decirme
la duración de un beso en la memoria,
cómo cuantificar una mirada
que oculta su pasión bajo los párpados.
Yo no soy en el tiempo, mi finitud es lenta
lo mismo que la espera en que descansa.
Vivo detrás del péndulo, fuera del mundo ya,
mi tierra está muy lejos para volver a ella.
(II)
Podrás volver a ella cuando quieras,
sólo debes tenerme bien presente, recuerda
que yo soy el espacio que tus pasos caminan,
que mis manos podrían salir como raíces
y hundirte abismo abajo hasta mi misma.
Podrás volver a ella, ver el mar acercarse
y entrar en tus pupilas lejanísimo:
transir el corazón de las palabras,
su rojo envés callado entre los verdes
silencios que guarece la espesura;
y pasear la tarde y el crepúsculo
y el arrebol primero de la infancia,
la irisación que anuncia el alba nueva
brotando de la sombra como una lengua fresca.
Encontrarás los signos que fuiste derramando
sin apenas saberlo y la nostalgia
te hará vencerte a ellos, recogerlos
para guardarlos dónde, con qué fin.
Y así vendrás, cansado, los ojos ya sin lágrimas
de tanto ver el mar y no entenderlo,
y habrá como un regusto salobre entre tus labios
que no sabrás si es lágrima o es mar.
Pues la memoria duele lo mismo que el olvido.
(III)
Tú eres el olvido, tú este vértigo
que lento me circunda, que desde mi se acrece
como una herida abierta al horizonte;
fatiga, sueño tú; huella de sombra,
huella de noche informe que suda entre las sábanas.
Te pienso y me desvelo. Quisieras sorprenderme
de cara a la almohada, negándote mil veces
como un amante infiel y arrepentido, y nunca
logras hallar en mí más que un cobarde.
Tú eres el olvido, la terca incertidumbre
que habita mi costado y se retuerce
lo mismo que un puñal amargo y húmedo.
Secretamente dejas ya no dolor o miedo,
ya no palabra alguna pronunciándome,
sino una sangre antigua, una sospecha
de ríos que me siguen bajo sufría inercia,
de ángeles terribles y hermosísimos.
La huida, si, me queda, pero adónde
si llegas desde todo, desde ninguna parte
y excedes lo visible con un batir de alas;
pájaro negro tú, que me elegiste
como quien eligiera mi destino.
(IV)
¿De qué destino hablas?, tu destino
es el mismo de todos los que viven
creyendo en una tierra que no fue prometida.
Los hombres eligieron sus destinos.
Tú has elegido el tuyo, no me culpes.
Calma al cielo, no sé, búscate un dios
que asome y te redima de esa angustia en que vives.
Has ido malgastando tu tiempo en veleidades
y ¿aún osas lamentado de su fin?
No soy yo quien lleva de la mano, eres tú
quien anda hacia su abismo y en el borde
para su caminar, vuelve la vista - nadie
ha seguido sus pasos-, y se arroja.
(La angustia te conforma, ahora es parte de ti)
La pérdida es la misma aunque te duela,
igual es el dolor aunque lo escribas
sobre la piel del mundo, y sea leído.
Escribir es al cabo tener fe en la palabra,
pero también la fe tiene sus límites.
Dónde tenerla, en qué, eso no es importante;
sólo el hombre lo es. Y tú lo has sido.
AUTOR: Javier Vela Sánchez