Algo, o mucho, de eso hubo en la entrega de premios del quincuagésimo quinto certamen literario de Alhama.
Salón de actos del ayuntamiento de Alhama, jueves 22 de junio, ocho de la tarde, casi todo a punto para proceder a hacer entrega de los galardones a los premiados, un adulto de otras tierras y dos niñas de Alhama, una por cada colegio, la bienvenida del concejal de cultura, Ángel Muñoz y la lectura del acta de la decisión del jurado por parte de Mari Paz García Prados, directora de la Biblioteca y secretaria del jurado, fueron los prolegómenos a la ceremonia de la entrega de los galardones y la lectura de los trabajos ganadores, que, en definitiva era lo que se trataba.
El jurado estuvo presidido por Jesús Ubiña Olmos, alcalde de Alhama y compuesto por:
- Inés Guerrero Espejo, profesora de literatura en el Centro de lenguas modernas de la universidad de Granada.
- Juan Larios Larios, doctor en Historia del Arte.
- María Isabel Grande García, profesora de Educación primaria.
- Andrés Cuevas Navas, Catedrático de Historia.
- Mari Paz García Prados, bibliotecaria.
- Juan Larios Larios, doctor en Historia del Arte.
- María Isabel Grande García, profesora de Educación primaria.
- Andrés Cuevas Navas, Catedrático de Historia.
- Mari Paz García Prados, bibliotecaria.
En cuanto a los autores y trabajos galardonados en la edición de este año fueron:
- Premio de Poesía: Esperando a los héroes, de Francisco Cristóbal Ayudarte Granados, diploma de honor y 500 euros.
- Local infantil del CEIP Cervantes: La cueva mágica de Raquel Hinojosa Sánchez, diploma de honor y cheque de 50 euros para material educativo.
- Local infantil del CEIP Conde de Tendilla: La estudiante de intercambio, de Yasmin Asunción Ramos, diploma de honor y 50 euros para material educativo.
- Los premios “Tema Alhameño” y “Comarcal Juvenil" se declaran desiertos.
ESPERANDO A LOS HÉROES Francisco Cristóbal Ayudarte Granados
Observo las ciudades con su gente, los senderos de huellas despoblados, las torres en el centro de la nada que levantan su dedo y nos descubren. Camina cada cual en sus zapatos con la incontable soledad del uno, con la tristeza impar como coartada sin mirar a la cara y sin palabras. Leemos la pantalla de los móviles, la cárcel digital que nos atrapa en el cielo virtual de los deseos. Avatar o impostor que nos reinicia. Quién sabe si el robot y los teclados, si la fría certeza matemática amenaza el futuro de la especie con funestos augurios cibernéticos. Quién sabe si el robot y los teclados, si la fría certeza matemática amenaza el futuro de la especie con funestos augurios cibernéticos. Si -por contra- un mañana indescriptible, ordenado y seguro, nos despeja la ecuación del dolor y de la muerte, y nos libera al fin de los quehaceres... La soledad alquila habitaciones, amuebla de vacío cada estancia. Las mujeres, los hombres entrecruzan sus vidas invisibles en silencio. Yo sé lo que ganamos y perdimos. Es hora de sentarnos y que hablemos en un banco cualquiera de la plaza. El yo venció a despecho de nosotros. Caminamos despiertos y perdidos. Mas soñamos. Soñamos todavía con la vida ·inmortal de las leyendas, con las gestas audaces de los héroes. Recordamos las canciones. Cantamos. Celebramos los cuentos al amor de la lumbre, avivados por el fuego, con la voz familiar de los ancestros. Don Quijote galopa y espolea la fibra muscular de nuestro pecho. No estamos aún vencidos. Somos niños. Evoquemos los cuentos infantiles. Recordemos que el lobo, la madrastra, la bruja, el ogro, el miedo ... son obstáculos que la necesidad o el azar cruzan como troncos en medio del camino. Que los héroes a veces transgredieron -imprudencia o valor- alguna regla: Caperucita se internó en el bosque, Cenicienta resuelve que irá al baile. Primero les mintió su antagonista: el lobo confundió a los cabritillos, Blancanieves comió de la manzana, la anciana capturó a Hansel y Gretel. Pero todos vencieron al contrario: Pinocho a los granujas Zorro y Gato, el bravo sastrecillo a su gigante, la tortuga tenaz a la ágil liebre. Con los ojos abiertos escuchamos la crónica ejemplar de nuestros héroes. Las madres, las abuelas nos legaron la memoria del tiempo en su regazo. Nutrieron nuestro vientre con historias. Ahora nos concierne alimentar el fuego no tangible de la cueva, el acervo remoto de la tribu. Quién mostrará a los niños que son héroes, que al soñarse valientes y optimistas despertarán audaces y animados, astutos e incansables. Compasivos. Cómo regresarán de nuevo a casa sin sus migas de pan por el camino, sin sus botas de más de siete leguas, sin el hada madrina y su carroza. Si no contamos otra vez los cuentos con sus reyes y reinas, sus castillos y princesas, sus bqsques y dragones, sus torres altas y sus brujas malas. Si no inventamos mitos y epopeyas Oponemos las fábulas en hora, si no escanciamos sagas y relatos igual que vino nuevo en odres nuevos ... La golondrina volará hacia el príncipe, Ulises tornará a la dulce ltaca, la rosa al corazón del ruiseñor, el gigante egoísta a su jardín. A soñar volveremos con los héroes; los héroes, con titanes y quimeras; las quimeras, con niños que no sueñan; los niños, con su espada de madera. Entre tanto medimos nuestra altura, la innumerable soledad del uno, las torres en el centro de la riada, mientras llegan los héroes a la plaza. |
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Raquel Hinojosa Sánchez
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Yasmín Asunción Ramos
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Entrega de premios
Fotos: Prudencio Gordo