El secretario provincial de COAG asegura que en zonas como Zafarraya ha ´desembarcado´ gente nueva que no cuenta con la profesionalidad necesaria, "lo que hace que no se cultive bien o no se fumigue cuando es preciso, por ejemplo"
La agricultura se ha convertido en un sector ´refugio´ para ex empleados de la construcción. Los colectivos agrarios aseguran que la oferta de mano de obra nacional se ha disparado en todas las comarcas.
"Antes nadie quería trabajar en el campo, porque era muy sacrificado y se ganaba poco. Ahora, en cambio, se ha convertido en un refugio contra la crisis". Lo dice Miguel Monferrer, responsable provincial de COAG, que ve cómo en sus oficinas cada vez hay más españoles buscando un trabajo en el sector de la agricultura. El fenómeno se ha acentuado en los últimos meses y se generaliza en todas las comarcas y cultivos: el campo se ha convertido en la tabla de salvación de cientos de desempleados ´expulsados´ de otras actividades antaño muy lucrativas, como la construcción.
Todas las organizaciones agrarias coinciden en que la demanda de trabajadores nacionales se ha disparado con la crisis. "Lo hemos notado en campañas como la del espárrago, que antes se nutría mayoritariamente de mano de obra extranjera", explica Nicolás Chica, secretario general de UPA-Granada. José María García, de la Federación de Trabajadores Agroalimentarios de UGT, cree que la vuelta al campo se ha intensificado cuando los parados han dejado de cobrar las prestaciones por desempleo, "porque la agricultura se convierte entonces en la última opción". Eso explicaría que, a pesar de que la crisis ya era algo serio el año pasado, el aumento de la demanda de trabajo se haya notado en las campañas agrícolas de este año.
En muchos de los pueblos agrícolas de la provincia, los trabajadores habían optado por buscarse la vida en sectores rentables, donde el dinero se ganaba con más facilidad que en el campo. La construcción o la hostelería acogieron así a miles de personas que ahora, con la reducción del consumo y el fin de la burbuja inmobiliaria, se han quedado en la calle. "Parecía en estos años que trabajar en el campo no era una ocupación digna", se lamenta el secretario provincial de COAG, que recuerda que muchos agricultores han tenido que echar mano de los inmigrantes para cubrir puestos de trabajo que nadie quería. Pero las tornas han cambiado, aunque eso suponga más de un perjuicio para los propietarios de los cultivos. "Están llegando al campo trabajadores con baja cualificación", advierte Nicolás Chica. Un problema que comparten casi todos los agricultores, aunque no guste decirlo en voz alta. Porque lo cierto es que, durante años, han estado formando a temporeros llegados de Europa del Este o de Marruecos, que han conseguido un nivel alto de profesionalización. Pero ahora, cuando los temporeros españoles quieren trabajar, los extranjeros no hacen falta. Al margen de la posible injusticia que supone, las organizaciones agrarias coinciden en que los recién llegados no están tan cualificados para emplearse en el campo. "Estamos haciendo un esfuerzo importante para contratar a trabajadores españoles, porque sabemos que lo necesitan", admite el responsable de UPA.
No todos los que llegan a la agricultura lo hacen de la misma manera. La mayoría son trabajadores por cuenta ajena que, tras perder sus puestos en la construcción, han decidido volver para poder ganarse la vida. "Muchos de ellos ya habían trabajado en el campo, pero se marcharon cuando con el ´boom´ inmobiliario", recuerda Chica. Pero también los hay que tienen en propiedad un terreno que abandonaron en su día y que ahora se convierte en un ´refugio´. "Hay gente que ha decidido volver a plantar en su campo como medio de vida", explica Chica. Un fenómeno que supone, en muchos casos, una vuelta a los pueblos, con el cambio demográfico que eso implica. Entre esos nuevos cultivadores también se nota la inexperiencia. El secretario provincial de COAG asegura que en zonas como Zafarraya ha ´desembarcado´ gente nueva que no cuenta con la profesionalidad necesaria, "lo que hace que no se cultive bien o no se fumigue cuando es preciso, por ejemplo".
Además de los cambios demográficos o sociales, este trasvase de trabajadores a las labores agrícolas puede acarrear beneficios para el futuro del sector. "Quizá pueda ser la coyuntura necesaria que facilite la incorporación de jóvenes al mundo agrícola y ganadero", explica el delegado provincial de Agricultura de la Junta, Andrés Ruiz, que recuerda que el Gobierno andaluz lleva años trabajando para potenciar la presencia de este colectivo en el sector primario. "El objetivo es que las nuevas incorporaciones en el campo granadino, provengan del ámbito de la construcción o de otro, se produzcan en las mejores condiciones, para fomentar la creación de empleos de calidad y la reactivación del sector agrario", señala el delegado.