Cuando el Llano de Zafarraya se convirtió en ejemplo para el campesinado español



En este mes de agosto se cumplen treinta años de la "lucha verde" que movilizó a todo el Llano de Zafarraya. 
Antonio Ramos publicó en la revista "Triunfo"  un amplio reportaje de la manifestación de los agricultores en Málaga para protestar por los bajos precios en origen  de las lechugas.


17/08/2007.- Algunos lo vivieron en primera persona pues fueron de los cientos de agricultores del Llano que se manifestaron por la Alameda de Málaga; otros sólo supieron de esta ejemplar acción a través de los medios de comunicación y, otros, ni siquiera habían nacido pues de ello ya han transcurrido 30 años. Por eso, me ha parecido oportuno recuperar la crónica de un alhameño, Antonio Ramos Espejo, publicada en la revista Triunfo, concretamente en el número 758, del 6 de agosto de 1977, que narra con gran lujo de detalles la crítica situación que se vivía  por aquellos días hasta el punto de obligar a los agricultores a una movilización sin precedentes entre los campesinos españoles andaluces y mucho menos de nuestra comarca, sobre todo teniendo en cuenta que aún no habían cumplido los dos años de la muerte del Generalísimo. 

Problema sin resolver
 


 En su estupendo reportaje el maestro de los periodistas andaluces y Medalla de  Andalucía, 2006, Antonio Ramos Espejo, lleva a toda España uno de los problemas que aún sigue sin resolver: la falta de unidad de los agricultores y la abismal diferencia entre los precios que se pagan por los productos agrícolas a los agricultores frente al elevado que tiene que abonar los consumidores.

 Y sigue sin resolverse porque la táctica empleada por los cultivadores de lechugas -repartir en puntos céntricos o a las puertas de grandes superficies o mercados- sigue siendo con demasiada frecuencia tema de actualidad. Sin embargo, en el verano del 77 dio sus buenos frutos pues, además de conseguir que el precio se elevara de entre los 30 céntimos a 1,50 pesetas a las cuatro pesetas, sirvió de embrión para iniciar el cooperativismo en el Llano de Zafarraya.

 La recuperación de esta noticia me ha servido también para saber que en materia política aunque en Zafarraya y El Almendral se ha reducido el número de partidos con representación en el ayuntamiento pasando de seis (PCE, UCD, PSOE, AP, PSA y Frente Democrático de Izquierdas) a los tres de los últimos comicios (PSOE, IULV-CA y PP).

 También he podido saber varias anécdotas curiosas pero que entonces no tenían nada de anecdótica pues suponía la muestra más evidente de la falta de libertades que hoy sólo despierta en nosotros una compasiva sonrisa. Me refiero a la comentada prohibición para actuar al cantante Carlos Cano, al grupo Camelamos naquerar, y a los niños de la escuela del Almendral para hacer teatro. Por si a alguien le sirve para apreciar mejor lo que hoy tiene y como ejemplo de lo aún no conseguido reproducimos a continuación este reportaje como reconocimiento a todos los habitantes del Llano y al periodista alhameño que no dudó en apoyar sus justas reivindicaciones.

"Por la unidad del campesinado andaluz

Manfiestacion en la Alameda de Malaga

El Llano de Zafarraya

A. RAMOS ESPEJO

Revista Triunfo Num: 758 Año: XXXII Fecha de publicación: 06-08-1977 Página: 21

 Aquellos viejos anarquistas, socialistas y comunistas que, tras largos años de persecución y cárceles, conseguían al fin la organización en aquellas luchas ya históricas de los pueblos de Andalucía contra los destajos, los salarios de pan y aceite y las viviendas en chozas y pajares, no han quedado olvidados en esta región, que empieza a dejar de obedecer para empezar a exigir. El tiempo perdido del franquismo que ha hundido en la miseria al trabajador y al pequeño y mediano propietario, ha traído como consecuencia que todo el campesinado andaluz, salvo las grandes excepciones del terrateniente y de quienes sin serlo cultivan la vocación del "señorito arruinado en la ruleta" de los versos de Antonio Machado, sea uno en el sentimiento de explotación. Junto a las luchas de reivindicaciones exclusivamente obreras, se suman las de los agricultores y trabajadores en defensa de los intereses comunes. El Llano de Zafarraya, que abarca los pueblos de Zafarraya, Almendral y Ventas, en la zona intermedia entre Alhama de Granada y Málaga, ha dado un ejemplo de unidad y organización, que tanta falta hace al campesinado.


Portada del numero 758 de la revista Triunfo

 Estos pueblos viven fundamentalmente de las cosechas de lechugas que produce el Llano -de 25 a 30 millones de piezas- entre mayo y septiembre; producción que va a parar en un 70 por 100 a los mercados de Málaga y Costa del Sol. Durante ese tiempo, Málaga únicamente consume, coincidiendo con la temporada fuerte de turismo, lechugas del Llano. Ante la colonización que año tras año han sufrido en esta zona, los hortelanos han saltado en chispas este año cuando las lechugas se las pagaban en la tierra de 30 céntimos a 1,50 pesetas la pieza, que en el mercado es adquirida por el consumidor a 20 pesetas. Los tres pueblos se han unido para dar fin a esta injusticia y parece que, en principio, han conseguido sus objetivos. Primero se organizaron a través de asambleas populares y luego decidieron que en sus tierras nadie cortaba lechugas si previamente no se pagaban al precio exigido por el pueblo, es decir, a cuatro pesetas. Durante cuatro días, los agricultores, convertidos en guardianes de sus propios productos, no permitieron que saliera de allí ni una sola lechuga, dejaron cuatro días los mercados de Málaga sin este producto y repartieron a los muchos turistas que durante estas fechas pasan por el Boquete de Zafarraya, camino de las playas de Torre del Mar, Nerja y Rincón de la Victoria, al mismo tiempo que explicaban los motivos de aquella acción.

 Al quinto días, trescientos campesinos del Llano -y en vista que las autoridades de Granada, no les habían hecho ni caso- se plantaron con tres autocares, doce turismos, tres furgonetas y ocho camiones cargados con 40.000 lechugas en Málaga, donde se manifestaron con pancartas, reparto de octavillas, ofrecimiento de lechugas en los barrios obreros y de donde no se subieron para el Llano hasta que las autoridades malagueñas no les garantizaron que sus lechugas serían compradas a cuatro pesetas en tierra y que, como mucho, al consumidor llegarían a un precio de diez pesetas.

 La acción de los campesinos del Llano no ha quedado en esta protesta, que ellos ha llamado "la lucha verde" sino que ha cuajado en una seria organización para la comercialización de todos los productos del Llano, que podrá convertirse en una especie de cooperativa o comuna. El pueblo, en asamblea, ha redactado una especie de estatutos con 23 puntos sobre los compromisos adquiridos por los hortelanos en su lucha común contra los intermediarios. De estos puntos podemos resaltar los siguientes: "Aceptación, en asamblea por mayoría, de que todas las lechugas del Llano sean comercializadas por esta Organización", "el dueño agricultor nunca tendrá facultad, por si mismo, pare vender sus lechugas" y "se entregará al dueño el 50 por ciento del importe total de la venta del rodal. El resto pasa a fondo de la organización que, terminada la campaña, repartirá equitativamente entre los rodales vendidos y no vendidos, fijada la clase y precio".


Reproduccion de la pagina con el reportaje del Llano


 Llegar a esta acción ha costado muchos años de trabajo. Pero, al fin, como les ocurría a aquellos viejos luchadores de que hablamos al principio, aquí tanto el cura, Elías Alcalde, tantas veces multado, perseguido y calumniado, y otros vecinos del pueblo, como Juan Miguel Ortigosa, han recogido sus frutos. Sin lugar a duda, los pueblos del LLano, de forma especial, Zafarraya, se han llevado la palma de la represión franquista en la provincia de Granada. Los pueblos han vivido bajo el temor de los caciques del Llano, que han contado con la colaboración de la Guardia Civil. Aún así, hoy Zafarraya es un pueblo concienciado. Tanta prohibición han soportado (ni siguiera ha podido cantar todavía Carlos Cano, ni actual el grupo Camelamos naquerar, y hasta a los niños de la escuela del Almendral se les ha prohibido hacer teatro) que el pueblo, consciente ya de la humillación sufrida, tiñó de rojo las urnas de Zafarraya, donde el Partido Comunista de España, quedó a la cabeza, seguido de la Unión de Centro, Partido Socialista Obrero Español, Alianza Popular, Partido Socialista de Andalucía y Frente Democrático de Izquierdas.

 La difícil unidad conseguida por los campesinos del Llano tiene, por el momento una grave amenaza, que las organizaciones políticas y sindicales quieran ahora capitalizar su "lucha verde", su organización. Ya en Málaga estas organizaciones quisieron adueñarse de la acción. "Debemos acompañaros, nosotros que, como fuerza sindical, siempre podemos,..." se oía decir estas cosas a los dirigentes de algunas organizaciones sindicales. Después el diputado comunista por Málaga, Tomás García, les diría: "Que nadie intente dividiros. Vuestra fuerza está en la unión. En Francia, cuando el campesino mueve un dedo, el Gobierno tiembla". El campesino andaluz empieza ya a enseñar ese dedo, que se presetna hoy como ejemplo en el Llano de Zafarraya y mañana será en otro pueblo si el sentido de la unidad es el que prevalece en estas luchas. El campesino, tan vapuleado y desorganizado durante el franquismo, corre ahora el peligro de quedar dividido por los intereses partidistas y sindicalistas. El campesino no entiende más que de una cosa: unidad en la lucha".