YOLANDA AGUILERA/ZAFARRAYA
Como cada tarde, Manuel Navarro salió a pasear con sus perros por El Caracolar, un paraje agreste y de difícil acceso cerca de la Umbría, en la localidad granadina de Zafarraya. Nunca más regresó a casa. Encontró una muerte trágica. Sus vecinos dicen que murió «sin molestar, sin hacer mucho ruido», tal y como vivió durante los 28 años que tenía. Desde que la madrugada del jueves, la familia de Manuel alertara a la Guardia Civil de su desaparición, todo el pueblo de Zafarraya lo buscó.
Ayer por la tarde, sus familiares y allegados lo recordaban como un joven tranquilo, un tanto tímido. Apenas salía de casa, lo justo para sacar de paseo a sus files compañeros, dos perros. Siempre andaba ensimismado con los animales, a los que trataba con cariño. Y precisamente ese apego a los animales le llevó, quizá al anochecer, a la muerte. Intentó rescatar a uno de sus perros, el cual cayó a una inmensa balsa de agua estancada para riego, ubicada en en el paraje del Caracolar, o Calar como es conocido en el vecindario.
No sabía nadar
Todos los indicios apuntan a que el joven, Manuel Navarro, natural de Zafarraya, murió ahogado tras precipitarse al estanque donde había caído uno de sus animales. Y es que pudo más el amor que profesaba el joven por los animales que el miedo al agua, pues no sabía nadar.
Ésta es la versión de lo ocurrido que circulaba ayer noche entre los familiares y vecinos del pueblo, absolutamente perplejos. La Policía Judicial de la Guardia Civil de Loja lo corroboró tras examinar, palmo a palmo, el lugar de la tragedia y el cuerpo de la víctima. Apenas había indicios del joven, en cambio las huellas de ambos perros eran esclarecedoras de la escena vivida la noche anterior. Según informó la Guardia Civil, la víctima debió saltar la alambrada que rodea la balsa al comprobar que el cachorro había caído al agua.
Fue en ese instante cuando éste se precipitó tras resbalarse hacia la hondonada de más de 50 metros de diámetro y unos 8 metros de profundidad: una auténtica trampa para una persona que no sabe nadar. A esto hay que sumar que la alberca está realizada en plástico, un material muy resbaladizo que dificulta aún más cualquier maniobra de salida.
Las alarmas saltaron al anochecer del día anterior en el Llano de Zafarraya. Viendo que Manuel se demoraba de su típico paseo vespertino, su padre y, un vecino, Salvador, salieron en su búsqueda.
Poco a poco se fueron sumando más vecinos y amigos del desaparecido que rastrearon las veredas y parajes de la sierra y llenaron de voces el silencio de la madrugada. Tal era el aprecio que el vecindario sentía por Manuel que nada más conocerse la pérdida de éste, todo el pueblo se fue a la sierra en su busca.
El peor presagioEl temor se apoderó de la familia cuando encontraron a los perros; uno al pie de la alberca y el otro, dentro. Salvador y su padre consiguieron, a duras penas, sacar al can del agua pero no encontraron ni rastro de Manuel. Por más que gritaron Manuel no apareció.
Las sospechas se confirmaron cuando, después de una agotadora noche, el equipo de GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil llegados de Sevilla, Bomberos de Loja y Granada junto a agentes de la Guardia Civil de Granada localizaban el cuerpo sin vida de Manuel en el fondo del estanque. «Hasta que no rescataron el cuerpo a las 15.20 horas manteníamos la esperanza de encontrarlo con vida», comentó un primo del familiar. «Es cierto que observamos una sombra en el agua, pero nos resistíamos a creer que era él», añadió este familiar de la víctima.
Por otro lado, las labores del GEAS de la Guardia Civil se vieron reforzadas a primeras horas de la mañana con un helicóptero junto a una unidad canina. El fallecido fue localizado a unos 20 metros del borde de la balsa y, tras ser examinado por el médico forense, se descartó cualquier signo de violencia o arañazos por intentar salir.
Y es que, a pesar de que la balsa se encontraba vallada y los propietarios (una comunidad de regantes) habían colocado una cuerda en su interior, todas estas medidas no fueron suficientes para evitar el trágico accidente. Un accidente que, sin embargo, se podía haber evitado dotando a este tipo de albercas de algún tipo de escaleras o acceso desde el interior.
Es más, no es la primera vez que este trágico suceso se da en la localidad de Zafarraya. Recientemente, otro vecino falleció al caer y no poder salir de otra construcción agrícola de las mismas características.