“Gracias Luis por rescatar del olvido lo que supone las historias, los personajes, la actividad agrícola, la escuela y, en definitiva, los usos y costumbres de nuestro pueblo”



Con estas palabras Ángeles Jiménez, alcaldesa de Santa Cruz, abría el acto de presentación de las dos publicaciones que presentaba Luis Hinojosa.



 Los meteorólogos habían pronosticado que este día del 13 de agosto de 2021 sería uno de los más calurosos del año, y durante el día así fue, inclemente y ardiente, pero en la tarde noche se apaciguó, como para querer contribuir al realce del acto que tendría lugar en Santa Cruz del Comercio a eso de las nueve de la noche. La velada se tornó plácida, una temperatura que ya sólo haría subir los sentimientos que se vivieron en la plaza ajardinada del centro de la población, donde el personal municipal había montado el atril, las banderas, las sillas y la decoración, sencilla pero acorde con el recinto elegido muy acertadamente.

 Merche Cerezo se afanaba en dar el retoque de últimos detalles, y, con paciencia iba encendiendo las velas preparadas para adornar y dar un toque diferente y exótico a la pequeña fuente que delimitaba el escenario, mientras, iban llegando invitados, familiares, amigos y vecinos, al tiempo que los hijos de Luis, Raúl y Pablo, montaban el expositor de los libros que esa tarde/noche se presentaban.

Los dos libros de Luis presentados esta noche

La historia de los dos libros

 Lógicamente, escritos por Luis, y, en su mayoría publicados por alhama.com, en la diferentes secciones en las que Luis ha colaborado con nosotros, para él mismo fueron una sorpresa, ya que fueron sus hijos, Raúl; Pablo y Maribel, quienes, sin que Luis fuera conocedor, se dedicaron a recopilar estos trabajos y tratar con una editorial su publicación, dándoles un formato muy agradable y de incitación a la lectura, ellos mismos se encargaron de realizar todo los que ha supuesto llegar hasta esta presentación.

El acto, lleno de emociones familiares y de amistad

Intervención de Andrés García Maldonado


 Abrió el acto la alcaldesa, agradeciendo la invitación y dándole las gracias a Luis “por rescatar del olvido lo que supone las historias, los personajes, la actividad agrícola, la escuela y, en definitiva, los usos y costumbres de nuestro pueblo, libros que quedarán en la biblioteca municipal, enriqueciéndola y como consulta de los vecinos”, agradeciéndole igualmente esa labor de escritor y cronista del pueblo, animándole a seguir en ella, al tiempo que agradecía a los presentes su asistencia.

 Antes de pasar al acto en sí, María Angustias Arias Trescastro, interpretaba al saxo ‘Palmeras en la nieve”, de Pablo Alborán, que serviría de introducción al ‘maestro de ceremonia’ que sería Andrés García Maldonado, interviniendo en nombre propio y como introductor de los otros intervinientes, Salvador Arias y Antonio Robles, todos amigos de Luis, contentos de ser partícipes de una velada y compartir este evento con Luis Hinojosa.

 Andrés inició su intervención sintiéndose emocionado por el regreso a Santa Cruz, tanto por los motivos del acto, como compartir con esos compañeros el uso de la palabra y sobre todo porque era Luis quien los convocaba, no se sentía extraño ya que era el padre del escudo y la madre de la bandera del municipio, una de las que más emoción le produjo, lo que también agradeció a Ángeles. Em cuanto a Luis lo definió como un hombre íntegro en el más amplio sentido de la palabra, y el valor que tienen tanto sus poemas como sus relatos, sumándose así a resaltar el valor de este pueblo que, si bien no es grande en habitantes, sí en cuanto a las personas relevantes que se han destacado y han sabido ponerlo en valor y realzar el propio nombre del municipio. Dando paso así a Salvador Arias, y a Antonio Robles, a quien definió como un hombre del renacimiento.

 Terminó el acto con la entrega de una pluma por parte de la alcaldesa, como símbolo del escritor que es, y con un poema que Luis compuso para sus hijos, y que ellos le han agradecido poniéndole música… y por supuesto con la firma de libros a los asistentes que quisieron hacerse con los ejemplares que había disponibles.

Vídeo completo de acto


Elige libremente tu camino

Yo no quiero que al mirarte en el espejo
veas mi imagen.
No pretendo que tus pies sigan mis huellas.
Elegimos libremente
el cielo en el que volamos,
la fuente en la que bebemos
y los amigos que amamos

Elegimos libremente el cielo,
la fuente y los amigos que amamos.

Elige libremente tu camino
sentado en cualquier recodo
con las fuerzas ya mermadas y cansado,
te observaré caminar

Sufriré con cada piedra,
lloraré cada caída,
celebraré cada triunfo...
pero en cada encrucijada has de ser tú
quien decida la senda que has de tomar.

Yo no quiero que al mirarte en el espejo
veas mi imagen.
No pretendo que tus pies sigan mis huellas.
Solo quiero que algún día, al recordarme,
tu corazón te diga que siempre fuiste
el hombro en que apoyarme,
una palabra de aliento y un oído
siempre, siempre dispuesto a escucharte,
siempre dispuesto a escucharte.

Todo está recogido en este vídeo que grabamos para nuestra audiencia, también como gesto de agradecimiento a las colaboraciones de Luis y al valor de su trabajo, libros que pueden adquirir directamente del autor o bien en:

- Supermercado Noe, en Santa Cruz del Comercio.

- Librería Ruiz, en Alhama de Granada.

En Amazon:

- Quisiera ser poeta (pulsa aquí)
La obra muestra, a través de breves relatos, la vida en nuestras poblaciones rurales de la segunda mitad del s. XX: costumbres, trabajo en el campo, enseñanza, religión o economía quedan reflejados en este libro.

- Al volver la vista atrás (pulsa aquí)
Poemas desde el más profundo sentimiento y visión del autor, tanto de paisajes reales, como de la propia experiencia personal.

 
Intervención de Salvador Arias



 Ante todo, es un gozo compartir contigo, amigo Luis, este acto de recuerdos, bastantes, también por mí, vividos. Gracias por tu invitación y hacerme partícipe de tan hermoso acto en esta presentación de tu dos magníficos libros, tanto en prosa como en verso.

 Ambos he leído con atención y gozo, recordando esas huellas en tu camino, de esfuerzo y entusiasta empeño de lucha por alcanzar esa meta que culminaba tan fieles sueños.

 Gracias a nobles personas que, se cruzaron en tu camino, como también en el nuestro, pudiendo hacer realidad, esa formación exigente y tan completa de amor a valores, al estudio y a las artes, música y teatro, a tu vacación de docente, con entrega a lo largo de tu vida.

 Detrás del más noble de los sueños, siempre hay un noble impulso y aliento, de personas que te ayudaron y motivaron a elegir ese nuevo sendero de ilusión y hermosos proyectos. Gracias a tan nobles personas, entregadas a tan educadora labor, hoy, goza nuestro pueblo de personas bien formadas, que después de su entrega a la educación, como esa fuente escondida entre rocas, sigue brotando a manos llenas para saciar a quien padece esa sed de ir cada día haciendo camino y saciando su sed de nuevo saber y nobles sentimientos…

 Fruto de esa larga entrega en vida, haciendo un alto en tu camino, haces una tierna mirada a esas huellas, que laten en tu alma y, las compartes en estos dos libros, con tu pueblo y su gente.

 AL VOLVER LA VISTA ATRÁS, hermoso texto de recuerdos, de la vida desde niño que ya soñaba en nobles metas, alternando su niñez con sus compañeros del pueblo. Amigos, vecinos del pueblo, leed, por favor este libro. En él, veréis vuestro rostro, los gozares y duras fatigas, propias y de vuestro entorno, en especial, de esos momentos tiernos, de vuestra propia familia. “Historia magistra vitae est” Esa vida recordada, entre sonrisas y lágrimas, es parte importante de lo que somos, de nuestra esencia y nuestro carácter. Con sus aciertos y errores, subsanados con el tiempo, que nos enseñó a enderezarlos, lo que fue producto de ese tiempo y, que hemos corregido sin ningún trauma ni problema alguno.
A ese valor del libro, se añade el lenguaje fluido, acomodado a su entorno y el más sincero respeto a la forma de hablar del pueblo, de sus vecinos, amigos.

 El otro libro, QUISIERA SER POETA, tiene el gran valor del sentimiento y trato delicado de lo que representa, de suma admiración por la POESÍA y el más noble esfuerzo en hacerla digna, cercana y tierna.

 Tal vez tengas razón al tratarla con el más tierno mimo, como el género literario por excelencia. Pero nunca un verso es tan puro y fiel, como el que sale, del más hondo sentimiento y lo cubre con delicado esfuerzo del ropaje más amable y perfecto. Un poeta se hace desde niño, bordando en nobles sentimientos ese amor profundo a la vida, el noble respeto a su pueblo, a sus gente y sus costumbres y su esfuerzo y vida y tierno gozo a compartir su camino. Gracias por tus versos, y nunca pienses que es un atrevimiento expresar tan nobles sentires, en verso.
Quiero leerte unos versos que he hecho para ti, para decirte que tu deseo está cumplido. TÚ SI ERES POETA…

A ti, Luis, poeta

Si con fiel ternura en noble alma,
bordas tu tierno aroma, en verso
y, en recio fuego en vivas llamas,
acaricias sueños del pueblo…

Si en verso brilla fina plata,
de hondo brillo de amor sincero,
pena y gozares de esos sueños,
de abrazo fiel, a tierra amada…

De poeta es tan hermosa alma,
tan digno como el digno empeño,
que dignifica en tu palabra,
fértil siembra en tan tiernos versos…

Bordaste en tu música amada,
brillo del más bello concierto
con ritmo en yunque en recia fragua
que, es el vivir de nuestro pueblo…

Palabra abrazada a noble alma,
de recordares de otros tiempos,
junto a chimenea de casa,
aliviando el rigor de invierno…

Ay, bellos sentires del alma,
que goza en soñares de un pueblo
que, en fragua, templa en fina plata,
la vida y gozo de sus sueños…

Prendes gozares en recuerdos,
duro esfuerzo en tierra labrada,
y fértil brote en tallos nuevos
en noble vida, tan soñada…

Salvador Arias, agosto, 2021
<tu compañero, amigo y poeta>


 

 
Intervención de Antonio Robles



 Amigo Luis: Hace doce años exactamente, por estos días, presentaba yo mi libro MEMORIAS DE SANTEÑA y en el acto intervinisteis tú y nuestra amiga María Dolores. Siete años después, concretamente el día 3 de agosto de 2016, interveníamos tú y yo en la presentación de BESOS/VERSOS DEL ALMA, del paisano Salvador, aquí presente. Y hoy, 13 de agosto de 2021, tú presentas AL VOLVER LA VISTA ATRÁS y QUISIERA SER POETA, y en el acto intervenimos nuestro querido y admirado Andrés García Maldonado, Salvador y yo.

 Y presentas dos libros: el primero en prosa —“la ropa de fiesta que utilizamos en ocasiones especiales”—; y el segundo, en poesía —“el vestido de novia”, como te gusta decir. ¡Enhorabuena! Porque si uno es una aportación a la antropología local del pasado con sus usos, costumbres y figuras; el otro, el de poesía, lo es de todos los tiempos pues, como dice Téophile Gautier, “caducan los dioses, pero no los versos egregios, más duros que el bronce”.

 Lo que la lectura de AL VOLVER LA VISTA ATRÁS me produjo ya lo manifiesto en el prólogo: el gran placer de volver a un pasado entrañable, y el deleite de una expresión ágil, plástica y emotiva, porque tú, el autor, sabes de lo que hablas.

 En conjunto, AL VOLVER LA VISA ATRÁS es una secuencia de escenas de la vida de nuestro pueblo hace más de medio siglo. Pero de escenas con figuras. Como en los cuadros del Bosco, paisaje y gente forman un todo en el quehacer cotidiano cuando la jornada laboral era de casi veinticuatro horas y el descanso nocturno, un simple revezo, pues, desde que el canto del gallo alzaba el telón del día hasta que las estrellas llevaban horas luciendo en el cielo, nuestras gentes no paraban de arañar la tierra en busca del sustento. Y las escasas diversiones, por simples que fueran, se consideraban un regalo y se disfrutaban a tope.

 Pues bien, todo eso queda magistralmente retratado en AL VOLVER LA VISTA A TRAS. Un retrato tan real que su sola lectura nos transporta a aquellos tiempos y nos hace revivir sensaciones olvidadas en ese lugar del alma donde nada se pierde.

 Eso sentí mientras leía AL VOLVER LA VISTA ATRÁS, obra digna de conocerse y divulgarse tanto entre los que conocimos esos tiempos como entre los que han venido después para que sepan de este solar andaluz que es nuestra patria chica.

Y ahora, unos minutos con QUISIERA SER POETA.

 Hay puntos de confluencia entre las dos obras, pero, ver a la misma doncella en vestido dominguero y verla en traje de novia, siempre resulta deleitoso.
La poesía en literatura es como la esencia en el perfume: concentra el mensaje y lo entrega en estado puro. Por eso va directa al alma. La de todos. Lo dice muy bien Víctor Hugo, “la poesía es la estrella que lleva a Belén a reyes y pastores”. La rima, el número de sílabas, la estrofa... Todo eso está muy bien. Decora. Pero de nada sirve si no llega al alma. Y si llega, con eso le basta. “El arte hace versos, pero solo el corazón es poeta” (André Chénier).

 Y en QUISIERA SER POETA, amigo Luis, tú lo consigues. Yo he vibrado leyendo algunos poemas. Porque, en QUISIERA SER POETA, te autoanalizas situándote ante ti mismo, y ante los tuyos, y ante los demás, y también ante lo cotidiano e sencillo, para captar el alma de todo ello, traducirlo a palabras y entregarlo con el fin de que quien te lea, pueda sentir lo mismo. Es un hecho que todos nacemos con la misma capacidad emocional, pero no con la misma sensibilidad. Y la misión del arte y, muy especialmente de la poesía y la música, —otra faceta cultivada con acierto por nuestro autor— es activar esa sensibilidad para conocernos mejor.

 Siete apartados conforman el libro QUISIERA SER POETA, siete apartados que son las siete cuerdas sobre las que se desarrolla la vida humana, a saber:

1. uno mismo
2. su familia
3. su entorno geográfico y exterior
4. su lucha cotidiana
5. su fe
6. el ocaso, (el otoño en el alma)

Y lo imprevisto como

7. la situación pandémica que estamos sufriendo

En esos siete apartados el autor nos habla de:
A.-sueños rotos
B.-nostalgias
C.-compasión
por los pobres, los resignados, los que sufren y callan su dolor, los olvidados, los incomprendidos, los desesperados, los tristes, la inocencia ultrajada, …

También habla de:
D.-la fugacidad de la vida,
E.-agradecimientos a los padres por su lucha diaria y su ejemplo…
F.-Dios vivido a través de las festividades (los patronos, La Cruz, la Navidad, los Reyes Magos), pero sin quedarse en lo folklórico o superficial, sino trascendiéndolo para captar lo que nutre nuestra alma y nos hace solidarios. Y de

G.-la naturaleza, especialmente en aquellas manifestaciones que más influyen en la vida del campesino: la lluvia, los fríos, los calores extremos, los vientos, las heladas…

AGUA, CEMENTO y ARENA… son materiales para construir una casa. Pero hace falta el albañil.
AMOR, ESPERANZAS, ILUSIONES, SUEÑOS… son materiales para hacer poesía. Pero hace falta el poeta. Y tú, amigo Luis, lo eres. Y también humilde, titulando tu libro “QUISIERA SER POETA”.
Nada más.

Y ahora, con permiso del autor, voy a recitar tres poemas del libro, variados tanto por la temática como por el verso empleado.
1.-Primero, EL DÍA QUE ME VAYA
(Mensaje de consuelo, pero temática triste, con alternancia de versos cortos y largos)

2.-En segundo lugar,
AGUA DEL CORTIJO ‘EL AIRE
(De carácter popular, cantarín, solo en versos cortos como en los romances)

3.-Y por último,
MARIONETAS
(De carácter filosófico, con alternancia de versos cortos y largos)

EL DÍA QUE ME VAYA

Un día, no sé cuándo,
emprenderé mi último viaje.
Dejaré mis amigos,
la música, los libros, los paseos…
Y te dejaré a ti.
Me iré sin compañía ni equipaje.

Pero no has de llorar.
Yo me marcho sin miedo, sin tristeza.
Me dio mucho la vida,
tú lo sabes.
¿Qué más puedo esperar
que no tuviera?

Caminar junto a ti
fue el mejor don que pudo darme el cielo.
Riquezas, ni me dio
ni nunca le pedí.
Pero alcancé objetivos, logré metas
y recorrí el camino
sin grandes contratiempos.

A Quien tanto me dio, gracias Le doy.
Espero sosegado Su llamada.
Disfrutad junto a mí mientras estoy,
y no lloréis el día que me vaya.

 


Intervención de Luis Hinojosa



 Sra. Alcaldesa, queridos amigos Andrés, Antonio y Salvador, querida familia, amigos y vecinos que habéis tenido la deferencia de acudir esta tarde a la presentación de estas dos obras:

 Quiero que mis palabras sean, esencialmente, palabras de agradecimiento. Os lo debo. Y empiezo por quienes me habéis acompañado en esta mesa. Vuestra disponibilidad, nada más comentaros mis intenciones, fue absoluta. Recuerdo tus palabras, Salvador, antes incluso de pedirte que intervinieras: “cuenta conmigo”. Contigo, amigo Andrés, no solo contaba para este acto; sabía, que, si yo no lo hacía, lo harías tú. Tu empeño en que “Al volver la vista atrás” se publicase nunca te lo podré agradecer suficientemente. Amigo Antonio: con el corazón en la mano, si yo tuviese que elegir una única parte de este libro por su calidad literaria, sin duda sería el Prólogo; ese prólogo que con tu estilo sencillo y brillante tú escribiste para mí y que tantos años ha tardado en ver la luz: perdón.

Querida Ángeles: gracias. No estabas en tus mejores momentos cuando por primera vez hablamos de esto. Sin embargo, desde ese instante noté, no solo tu buena disposición, también tu entusiasmo por que todo saliese bien. Buena disposición que, igualmente he encontrado en esos dos eficientes trabajadores de las oficinas municipales, Pepe y Merche. Me habéis dado más aún de lo que yo solicitaba.

 Mi agradecimiento a Juan Cabezas y al equipo de Alhama Comunicación. La difusión de mis escritos, amigo Juan, las fotos de Antonio Arenas para comenzar la sección, origen de esta obra, “Al volver la vista atrás”, las de Pablo para aquellos primeros poemas dedicados al Marchán… gracias compañeros.

 Gracias, cómo no, a mi familia. Por ellos estamos hoy aquí celebrando este acto. Sin su decisión, quizás yo nunca lo hubiese hecho.

 Y gracias, por supuesto a todos los presentes y a todos cuantos a través de Alhama Comunicación siguen mis publicaciones.



 Hace ya muchos años, allá por los años cincuenta del pasado siglo, estaba yo un día en la puerta de mi antigua casa del Carril charlando, tal vez tomando el sol, en compañía de mi vecino Pepico, Pepe Callejas; seguramente estaría mi padre y, tal vez algún vecino más. Por la cercana calle El Sol oímos el pregón del pescadero que, con su caja de pescado sobre el portaequipajes de la bicicleta, pregonaba boquerones vivos a tres pesetas el kilo. No tardó en oírse la voz de otro pescadero que, empujando su bicicleta, ofrecía los mismos boquerones a diez reales. Se picaron entre sí ambos pescaderos y llegaron a rebajarlos hasta los seis reales. La filosófica reacción de mi vecino Pepico nunca la he olvidado: “un kilo de boquerones por seis reales está muy bien; pero, ¿quién tiene los seis reales?”.

 Acudió a mi mente el recuerdo de esta lejana experiencia una mañana en que yo paseaba por las inmediaciones del puente que, cercano a mi casa, cruza el barranco, cuando oí el repetido pregón que, desde el altavoz de una furgoneta ofrecía tres melones de piel de sapo dulces como el caramelo por solo cinco euros. Cruzaba la furgoneta el puente cuando otro pregón semejante, desde otra furgoneta que ya enfilaba la calle, ofrecía, por los mismos cinco euros, cuatro melones.

 Pues bien, el relato de estos hechos dio lugar al primer artículo de este libro. A este relato siguieron otros muchos en los que, por mi afición a escribir y mi interés por esos acontecimientos tan simples y tan importantes a la vez, tan cercanos pero tan desconocidos, he tratado de ir dando a conocer nuestra propia historia, la más cercana en el tiempo y en el espacio, la que, al fin y al cabo, más nos atañe.
Y, consecuente con este convencimiento, he tratado de reflejar en este libro la vida de nuestro pueblo, de nuestra comarca, de esta nuestra Andalucía rural en unos tiempos tan cercanos a nosotros y, sin embargo, tan diferentes que, según dicen mis hijos, fueron en blanco y negro.

 Una serie de historias reales (o casi), vivencias personales, o de las que fui testigo. Estampas de unos tiempos y unas gentes que, por vivir sin dinero, se veían obligados a pedir fiado el pan durante todo el año, a pedir fiado en la tienda, a pedir fiado el abono para la sementera… hasta recoger su cosecha, si el año no se torcía. Estampas también de una escuela cuyo lema era “la letra con sangre entra”. De una escuela donde el absentismo era costumbre aceptada porque había que pintar garbanzos, coger aceitunas o, peor aún, abandonarla definitivamente porque el padre había encontrado en tal o cual cortijo acomodo para su hijo como porquero. Estampas, en fin, de unos usos y costumbres que, al recordarlos, nos dan a veces la sensación de ser sueños más que realidades.


 Convencido de la importancia del conocimiento de esta historia tan nuestra, siempre pensé que este libro debía editarse. Pero por unas u otras circunstancias, por mi temor, también, a que este interés mío no fuese compartido por demasiada gente, excusándome últimamente en la actual pandemia, esta obra ha tenido que esperar durante bastantes años, demasiados.

 Algo muy distinto es este otro libro, “Quisiera ser poeta”. Bien es verdad que también en él se ve reflejada la vida en esta tierra nuestra en aquellos años de mi niñez y juventud. Y hay cantos al pueblo, a la familia (a los que están y a los que se fueron); y expreso sentimientos, que a veces son amargos.

 Pero, a diferencia del anterior, el contenido de este no son relatos, sino poemas; o algo que intenta serlo. Alguna vez lo he dicho: el lenguaje literario es nuestra ropa de gala; y en este lenguaje la poesía ocupa el puesto de honor, la podríamos comparar con un elegante vestido de novia. Y sí, está por encima de mis capacidades. Pero me gusta. Y escribo. Escribo, sabiendo que a nadie ofendo; y escribo como hablo, con un lenguaje llano con el que pueda llegar a cualquier lector. Si tuviera que calificar mi poesía diría que es sencilla, hecha por alguien del pueblo para el pueblo.

 Y nunca pensé editarla. Como ya he hecho con otros escritos, preparaba mis poemas para imprimir algunos ejemplares, no más de diez, que regalaría a mis hijos y a algunos familiares y amigos.

 Así pues, imaginad la sorpresa cuando, durante una comida familiar, descubrí que el regalo que mi nieto Pablo me entregaba era el primer ejemplar de “Quisiera ser poeta”: mi familia ya lo había editado. A la sorpresa siguió el miedo por lo que esta aventura podía suponer. Pero el miedo fue superado por la ilusión: mi familia lo merecía. Y la ilusión fue creciendo al ver los apoyos con los que contaba.

 Quiero finalizar, aprovechando que hoy puedo disfrutar de la presencia de mis nietos, leyendo un poema que, dedicado a ellos, escribí en una de aquellas tardes de encierro, mientras sonaba a lo lejos la música con que la familia Buendía intentaba mitigar nuestra desesperación: Juguetes arrumbados.

 Gracias una vez más a todos los que habéis estado conmigo en este proyecto. Gracias a todos ustedes por su asistencia. Y, si consideran que estos libros merecen formar parte de su biblioteca particular, para mí será un grandísimo honor. Gracias, muchas gracias.

Vídeo completo de acto

 
Una tarde-noche para recordar
Merche Cerezo, en los detalles


Pablo y Raúl, exponiendo los libros de padre

Ángeles Jiménez, bienvenida y reconocimiento


María Angustias Arias, la nota musical


Andrés García Maldonado, elocuencia y gratitud


 

Una pluma, símbolo del escritor, le entrega la alcaldesa a Luis

Portadas enmarcadas para padre

Ramo de flores para madre

La familia, unida también en este acto

Poema de Luis para sus hijos, devuelto por ellos con música para padre


Al final, la firma y las dedicatorias de los ejemplares para unos vecinos orgullosos de su paisano



Texto: Juan Cabezas
Fotos: Juan Cabezas y Aparicio J. Ramos.