Hechos sucedidos realmente, de origen funestos y desgracia, que ya forman parte de la crónica negra de la historia de La Resinera de Fornes.
Los sucesos aquí recogidos y relatados en sus publicaciones por diferentes noticiarios de la época, (El Defensor de Granada y La Publicidad), dan aclaración al origen de los toponímicos de tres parajes de la finca de la Resinera, en el Pinar de Alhama, La Cruz de Higueras, La Cruz de Castillo y Las Cruces de Mazajate. Todos ellos hechos sucedidos realmente, de origen funestos y desgracia, que ya forman parte de la crónica negra de la historia de La Resinera de Fornes.
Aclarar para evitar confusión alguna que aquí se denomina La Resinera de Fornes a la finca de La Resinera, basando esta nomenclatura en que así es como esta finca era conocida dentro de LURE La Unión Resinera Española. La Finca actual de la Resinera que en un inicio estaba formada por el Pinar de Alhama y el Monte de Corzola es hoy de propiedad pública (Junta de Andalucía), y se encuentra incluida dentro del Parque Natural de la Sierra de Tejeda Almijara y Alhama. En ella tienen parte los términos municipales de Alhama de Granada, Arenas del Rey, Fornes y Jayena. Así mismo lo que hoy se conoce como el complejo forestal de la Resinera se ubica dentro del término de Arenas del Rey. Pero cuando aquí nos referimos a La Resinera siempre nos referiremos a la Resinera histórica de LURE, la finca completa, que se enclava en los diferentes términos municipales de la Comarca de Alhama ya mencionados.
Damos comienzo con La Cruz de Higueras. Aunque hay que señalar que cuando este suceso ocurrió aun no existía la Resinera de Fornes, pero consideramos oportuno tratar el tema, en esta publicación. De este suceso hemos encontrado dos publicaciones en el Defensor de Granada, el primero del jueves 18 de enero de 1894, donde se publica la primera noticia del suceso, y el segundo el 31 de enero del mismo año donde se amplía de manera concisa algo la información inicial. El suceso tuvo lugar en enero de 1894, en el antiguo camino de la Mesa de Fornes, que transitaba hasta el río Armas, (hoy Cebollón), importante vía de comunicación en aquel tiempo en la zona. Y no fue el único, meses antes en el verano se había hallado brutalmente asesinado en las inmediaciones el cadáver de un pescadero. Hoy esta cruz humilde y sencilla, la puede contemplar, todo aquel que siga la senda que serpentea en suave ascenso, (siguiendo el antiguo trazado del camino de la Mesa de Fornes), desde la población de Fornes al Mirador de La Mesa de Fornes.
La Cruz de Higueras (Francisco Pérez (a) Higueras)
Primera edición del jueves 18 de enero de 1894 del Defensor de Granada
Un crimen misterioso
En el pinar que los Sres. Rojas poseen en el término municipal de Fornes ha sido hallado el cadáver del guarda Francisco Higueras, muerto violentamente. Las primeras personas que lo vieron fueron á dar aviso al Juez municipal y al alcalde del pueblo, los cuáles se presentaron acto seguido en dicho sitio, con objeto de hacer las investigaciones necesarias para el descubrimiento de los autores del crimen. También se constituyó en el pueblo de Fornes el Juzgado de instrucción de Alharma. Todas las diligencias practicadas han sido hasta ahora inútiles, pues no hay ni indicio por donde pueda descubrirse al criminal. Cerca del pinar referido es donde este último verano fue descubierto también el cadáver de un pescadero, bárbaramente asesinado después de robado, crimen que quedó en el misterio, a pesar de cuantos esfuerzos se hicieron por descubrirlo.
Segunda edición del miércoles 31 de enero de 1894 del Defensor de Granada
El crimen de Fornes
Como recordarán los lectores, hace pocos días fue encontrado en término de Fornes, en uno de los pinares propiedad de los Sres. Rojas, el cadáver de un vecino de aquel pueblo llamado Francisco Pérez (a) Higueras, muerto violentamente por disparo de arma de fuego.
El crimen aparecía misterioso y creíase fácil que sus autores quedarían impunes gracias a las circunstancias en que fue cometido, ha sido descubierto merced a los esfuerzos e indagaciones de la guardia civil. Desde el día 15 del actual en que fue hallado el cadáver, el sargento que manda el puesto de Alhama D. José Dumont Fernández y los guardias a sus órdenes Antonio Valverde, Juan Zurita y Pedro Vega, han practicado constantes indagaciones que al cabo de algunos días han producido como resultado la detención de tres individuos a los que se supone partícipes de la muerte del Higueras, dos en concepto de autores y otro como cómplice.
Los detenidos son sujetos de malos antecedentes y al prenderlos la benemérita les ocupó una escopeta de un cañón, otra de dos y varios proyectiles, uno de los cuales es exactamente igual al que produjo la muerte de Francisco Pérez. Los detenidos han ingresado en la cárcel de Alhama a disposición del juez del partido.
La Cruz de Castillo se puede observar hoy a orillas del río Cebollón, junto al carril que lleva a La Mesa de Fornes, Los Morros, o el aeródromo de Infoca, enfrente de la conocida por los lugareños como Fuente de La Toba, prácticamente a los pies del popular picacho del Talallón.. Con respecto a este paraje solo he encontrado una publicación fechada el 17 de julio de 1900, en el rotativo La Publicidad.
La cruz de Castillo
La Publicidad: diario de avisos noticias y telegramas. : Año XX Número 5065 - 1900 julio 17
En el sitio conocido por «Caserihuela» término de Arenas del Rey, se encontraba el día 13 del actual ocupado en el arrastre de troncos de pino Francisco Castillo García. En uno de los viajes que dio Castillo, al llegar a la pendiente por donde arrojaba los troncos, resbaló y cayó recibiendo tan. tremendo golpe, de uno de éstos, que quedó muerto en el acto.
Si hay un lugar popular, alegórico y simbólico entre los vecinos de Jayena y Fornes, en la Resinera, ese es sin duda las Cruces de Mazajate. Por muchos motivos el lugar que hoy se conoce con ese nombre siempre ha sido para los vecinos de estos pueblos un lugar de referencia. Este punto es confluencia de cuatro términos municipales, Alhama de Granada, Arenas del Rey, Fornes y Jayena. Por ese lugar transita así mismo una antigua senda de herradura, y resineros, la vereda de la Cuesta del Pino, hoy convertida en camino de senderistas. Sobre este fatal suceso he encontrado varias publicaciones, El Defensor de Granada Número 17455 - 1916 18 de agosto, donde la noticia se da bajo el título “El asesinato de Arenas”, La Publicidad: diario de avisos, noticias y telegramas: Año XXXVI Número 10212 – 1916 a 21 de agosto, y los siguiente 22, y 28 de agosto, amén de otros tantos. En este artículo se transcribe la crónica realizada por el defensor de Granada el 21 de febrero de 1922, donde se da cuenta del resultado del juicio realizado a los autores del hecho. El fatal suceso tuvo lugar en la noche del día 12 al 13 de agosto del año 1916, con el resultado de la muerte de un padre y un hijo.
Las cruces de Mazajate
El Defensor de Granada: diario político independiente: Año XLIV Número 19775 - 1922 febrero 21
Cuatro penas de muerte para dos procesados
Decíamos en nuestro editorial del pasado domingo, que a la una de la noche del también pasado sábado, se había terminado en la Sección primera de la criminal de nuestra Audiencia, después de tres días de debate, la vista de la tan emocionante como cacareada causa de doble asesinato del Juzgado de Alhama, El hecho de autos ocurrió en las altas horas de la noche del día 12 al 13 de Agosto del año 1916, en los terrenos de los pinares de la Resinera Española, en término de Arenas del Rey, y entre trabajadores de esa explotación industrial, Por resentimientos habidos con motivo de envidias surgidas por los trabajos, entre los interfectos José Muñoz García y su hijo José Muñoz Medialdea, con los procesados, Antonio Moreno Muñoz, Vicente Rando Rodríguez y Antonio Aguado de Cara desde hacía más de un año, los que se exacerbaron en la tarde del citado día 12 de Agosto, con motivo de los cuales el Muñoz Medialdea amenazó con una pistola al Antonio Moreno, no llegando a tirarle porque les separaron, se pusieron de común acuerdo el susodicho Moreno y el Rando, y previamente provistos el primero de una escopeta cargada de perdiganas y balas, y el segundo de una pistola también cargada, herramientas que para ese objeto fueron pedidas por el Moreno a su cuñado, que habitaba en una choza próxima, se dirigieron al barranco de Mazajate donde sabían que dormían los Muñoz, como, efectivamente los encontraron dormidos y envueltos en sus mantas, siendo asesinado el padre por un tiro de escopeta que le disparó Moreno, y a su vez el hijo por otro de pistola que le tiró el Rando, muriendo las victimas en el acto, y siendo arrastradas cerca del camino como para despistar la forma de la ejecución de tan terrible delito.
Este monstruoso hecho lo calificaban provisionalmente, el Ministerio Fiscal de un delito da doble asesinato cualificado por la alevosía, sin circunstancias modificativas, y pedía la pena de una cadena perpetua por cada uno de los asesinatos para cada uno de los procesados, Antonio Moreno y Vicente Rando. La acusación privada en igual forma, pero con las agravantes de premeditación y nocturnidad, siendo una pena de muerte, la que les pedía a los susodichos Moreno y Rando por cada una de las Los muertes alevosas; y para el Aguado como cómplice, (a este no le acusaba el Fiscal), por cada una también catorce años, ocho meses y un día de cadena temporal. Las defensas, Por el contrario, calificaban como Provisionales en el sentido de no ser responsable el Moreno, y de que no habían intervenido en el delito el Rando y el Aguado.
Desde que ocurrió el hecho hasta ahora, se ha suspendido la vista de esa causa siete veces, pero señalada nuevamente para el pasado jueves día 16, al fin se constituyó el jurado en la citada Sala, formado por los cultos y competentes magistrados don Emilio Vélez como presidente y Santiago Cardell y don Antonio Borgali.
Las acusaciones fueron mantenidas por el teniente fiscal Don Ramon García del Valle y el letrado don José Luna Pérez. Las defensas a cargo de los abogados don Antonio Mesa Vallejo, don José Tello Ruiz y don, Luis García y García.
Terminado el examen de las pruebas el viernes 17, y siendo éstas desfavorables para los procesados, el ministerio público elevó a definitivas sus conclusiones provisionales. La acusación privada modificó en el sentido de no estimar la premeditación y la nocturnidad, quedando reducida la pena para Moreno y Rando, en hasta cadena perpetua por cada uno de los dos asesinatos como autores y coautores respectivamente, y para Aguado en doce años y un día por cada uno también. La defensa de Moreno estimó que habían concurrido las atenuantes de embriaguez no habitual y la de haber ejecutado el hecho en vindicación próxima de una ofensa grave, y de que el delito tuvo su génesis en el momento de ejecutarlo sin ponerse de acuerdo o concertado previamente con el otro procesado. La de Rando y Aguado sostuvieron sus provisionales. Concedida la palabra al ministerio fiscal, éste sostuvo su tesis en un elocuente y ponderado trabajo analítico, haciendo también una síntesis maravillosa del hecho de autos, partiendo la base de su acusación en la propia confesión de Antonio Moreno y en la acusación que éste hacía de Vicente Rando, participaciones de los dos procesados que también se desprendían del voluminoso sumario. En cuanto al Aguado, decía que no había encontrado pruebas suficientes para acusarle. Terminó exhortando al jurado a hacer estricta justicia.
Acto continuo usó de la palabra la acusación particular, y en párrafos brillantes analizó sus conclusiones definitivas, manifestando que él, sí creía que Aguado había entregado a su cuñado Moreno las armas con que realizaron el hecho, a sabiendas de lo que iban a hacer, y que por lo tanto era cómplice de los otros. Terminó su discurso pidiendo también justicia y misericordia.
Suspendida la sesión por unos minutos y abierta nuevamente le fue concedida la palabra al señor Mesa Vallejo, como letrado defensor de Antonio Moreno. Dijo a guisa de prefacio, que su actuación en aquel día, era debida al cumplimiento de un mandato que como abogado fiscal sustituto le había impuesto su jefe el ilustrísimo señor fiscal de S. M. en virtud de reciente circular del Fiscal del Tribunal Supremo, por lo que se recomienda a sus delegados que presten su concurso a las Salas de Justicia, designando defensores en esta forma, cuando hubiesen sido suspendidas, varios veces una misma causa por enfermedades sucesivas u otras razones de los letrados nombrados para las mismas; da otro modo, o sea como abogado designado por el Colegio, seguramente que no hubiera él entorpecido los planes de defensa del letrado designado por el procesado.
Hizo una apología de la figura del Moreno, al que aun cuando se le acusaba de un delito tan gravísimo, había que considerarlo solamente como un criminal vulgar, pero muy bien dispuesto al arrepentimiento, como lo prueba el hecho de haber aprendido a leer y escribir perfectamente en la cárcel de Granada, y estar prestando sus servicios en la misma como auxiliar del competente maestro Nacional de esa prisión preventiva. Analizó la prueba para robustecer sus atenuantes, etc., o hizo un llamamiento a la conciencia de los jurados pidiéndoles Justicia y Gracia, ya que aquella con ésta era más perfecta, y al fin y al cabo juntas eran una virtud, la misericordia que pedía la acusación particular. Terminó su notable defensa con un sentidísimo y elocuente párrafo, pidiendo a los jurados que al regresar a sus hogares dedicaran con sus esposas hijos una oración por el alma de las víctimas, y que Dios al mismo tiempo iluminara las conciencias de los procesados para el arrepentimiento, ya iniciado o completo, en su desgraciado patrocinado, el Moreno, modestísimo auxiliar de la escuela de su prisión.
Seguidamente habló el abogado señor Tello, defensor de Antonio Aguado, y en párrafos brillantes y basándose en doctrina de eminentes tratadistas de materia penal, desarrolló su tesis, o sea la inocencia de su patrocinado. Terminó pidiendo al jurado justicia a secas para su defendido.
Habló a continuación el letrado señor García García, defensor de Rando, y en un tan largo como valiente informe, fue refutando una por una las tesis de las acusaciones, para demostrar que no era bastante prueba la acusación para condenar a su defendido la acusación que le hacia el procesado Antonio Moreno. Terminó exhortando al jurado a hacer justicia y que tuviera presente que más valía perdonar a cien culpables que condenar a un inocente.
El presidente señor Vélez hizo un resumen imparcial y elocuente, leyó y explico minuciosamente al jurado las preguntas del veredicto y el alcance de ellas, y les pidió que hicieran justicia, y así lo esperaba de este jurado de Alhama en el que tenía una fe grande en su proceder desinteresado.
Retirado el jurado a deliberar, éste dio un veredicto de acuerdo con las conclusiones de los defensores de Antonio Moreno y Antonio Aguado, señores Mesa Vallejo y Tello Ruiz, y concedida la palabra en derecho a cada una de las partes, y dictada sentencia, se condenó a los procesados Antonio Moreno Muñoz y Vicente Rando Rodríguez a la pena de diez y siete años, cuatro meses y un día de cadena temporal por un solo delito únicamente a cada uno, y absolviendo libremente a Antonio Aguado de Cara. Entre los letrados fue muy bien comentada la hermosa labor y elocuente lógica de la argumentación del fiscal señor García del Valle, así como también el inspirado discurso de la acusación particular, representada por el señor Luna, resplandeciendo en toda ella la amargura que le causaba hacer aquella su primera acusación. No menos elogiado fue el resumen del presidente señor Vélez.
El numeroso público que llenaba la Sala, formado de ciudadanos de todas las clases sociales, y, muy especialmente de estudiantes y hombres de carrera; comentó y elogió el hermoso y difícil trabajo y elocuentes discursos de los defensores, logrando los tres en verdadero triunfo, marcadísimo en cuanto al señor Mesa Vallejo por tratarse de la defensa de un reo convicto y confeso como lo era el Antonio Moreno, a cuyo alrededor giraban todas las acusaciones en tan tristemente célebre causa.
Fue de lamentar y emocionó grandemente el síncope que sufrió el desgraciado procesado Vicente Rando al terminar el jurado la lectura del veredicto
¡Al fin el jurado hizo justicia acompañada de la gracia!
Nota de la redacción: Hemos respetado las transcripciones literales de la prensa de entonces, aunque gramaticalmente no se corresponda con las normas gramaticales actuales.