Gamberros inutilizan con pegamento las cerraduras de la mitad de las casas de Agrón



La Guardia Civil busca a los causantes, que aprovechan las siestas para llenar de 'super glue' los cierres de las viviendas.
En la imagen un vecino intenta abrir una puerta inutilizada y carretera de Agrón.


 A la entrada del pueblo de Agrón (369 habitantes) hay un lema que dice: «Cuando recorres el mundo, vente a vivir a Agrón, que seguro que las noches, las dormirás de un tirón». Las noches no, pero las siestas, en las que los habitantes de esta localidad están durmiendo de un tirón, son las que utiliza un gamberro (o varios) para echar pegamento instantáneo en las cerraduras de las casas. Hasta ahora son casi 40 las casas afectadas y han sido ya varias las que se han visto obligadas a cambiar 'las cerrajas', expresión con la que llaman en este pueblo a los cierres de la viviendas.

«Se están pasando. Al principio no le hicimos caso porque creíamos que era cosa de críos, pero ya resulta una broma muy pesada. Son ya muchas las casas que han sido objeto de la gamberrada», afirma el alcalde José García.

Inquietud

La inquietud se ha apoderado de los habitantes de esta pequeña localidad, situada a unos 40 kilómetros de la capital granadina, en la carretera que une a La Malahá con Cacín y que lleva al pantano de los Bermejales. En el pueblo en estos días no se habla de otra cosa. El calor es cosa secundaria. Y es que la broma, tal y como dice el alcalde, ya ha tomado tintes de atentado contra la seguridad. «El otro día quedó encerrada en su casa una anciana de 80 años. Cuando quiso abrir la puerta no pudo. Empezó a dar gritos y varios vecinos tuvimos que romper parte de la puerta», afirma uno de los vecinos.



Allí todos tienen un caso que contar. «Yo tengo un hermano que está en Barcelona y que tiene que venir estos días al pueblo. Cuando venga se encontrará con que tiene pegamento en la cerradura y que no podrá abrir», señala Francisco Núñez, otro de los vecinos.

«Ha habido gente que se ha gastado hasta 50 euros en poner una cerradura nueva, y eso es una faena para una familia en la que los ingresos son escasos», señala Francisco Montoza, policía nacional retirado que pasa su jubilación en Agrón.

Otro de los vecinos, Antonio Moles, asegura que en este pueblo se vive demasiado tranquilo y casos como este son los que hacen que se rompa esa monotonía a la que parecen abonados los vecinos de Agrón.

Escrito a la Subdelegación

El Ayuntamiento ya ha redactado un escrito a la Subdelegación de Gobierno en el que explican la situación y piden la intervención de las fuerzas del orden para dar con los causantes de esta gamberrada. El alcalde explica que el hecho ha sido puesto en conocimiento de la Guardia Civil, que ya ha estado en el pueblo intentando dar con los culpables. «Aquí han preguntado en la tienda si hay alguien que en los últimos días está comprando más pegamento de la cuenta, pero está claro que estos pegamentos se pueden comprar en cualquier lugar, no sólo aquí», explicaba una vecina.

El caso es que el gamberro (o los gamberros) tienen a toda la población mosqueada. «Eso deben ser zagalones de doce o trece años, que lo hacen para divertirse. Gente que no tiene nada que hacer y que debe aburrirse mucho en el pueblo», dice Antonio, otro de los vecinos.

Este pueblo, uno de más pequeños de la provincia, está muy dividido políticamente. Actualmente gobierna el PP, que hizo un pacto con el PSOE para desbancar del gobierno local al candidato independiente. «Pero esto no tiene nada que ver con la política. Aquí nos pegamos, pero no con pegamento», dice Antonio con cierta retranca.