Olga Casado, una forneña que ama Fornes y apuesta por su pueblo y su Comarca

El pasado viernes 12 de noviembre recogió en Baza el galardón de Mención Especial de los Premios Turismo de Granada 2021. “Le puse todo lo que sé, lo mejor de mí, lo que tengo dentro y aquí está".

Es difícil explicar lo que se siente cuando tienes entre tus manos un sueño hecho realidad. Son las palabras emocionadas de una mujer abanderada de los valores rurales y de su tierra, que hace de sus sueños realidades, y de sus realidades esperanzas. Olga Casado, todo un ejemplo de mujer rural emprendedora, y audaz, que mantiene y hace crecer un rayo de esperanza en la lucha contra la despoblación de nuestros pueblos. Propietaria de los alojamientos rurales, El Chico y La Resinera, situados junto al embalse de Los Bermejales, recogió el pasado viernes 12 noviembre el galardón de Mención Especial, concedido por La Diputación de Granada, a través del Patronato Provincial de Turismo, entregado en el Teatro Dengra de Baza, y correspondiente a los Premios Turismo de Granada 2021. El reconocimiento a su tesón, su voluntad inquebrantable, empeño y esfuerzo, es al fin y al cabo un reconocimiento al espíritu de la mujer rural, que supone, como siempre lo ha supuesto un agente clave para lograr los cambios económicos y sociales necesarios para el desarrollo de los pueblos.

Esta es parte de su historia, y la historia del logro de ese reconocimiento. Como nos cuenta Olga, Alojamiento rural el Chico, está situado en la barriada de la colonia en Fornes. En el año 2005 comencé la restauración de dicho alojamiento, una casa que pertenecía a mi padre a quien todos conocen en el pueblo de Fornes y la Comarca de Alhama por “El Chico de Fornes”.

Le puse el apodo de mi padre al alojamiento en honor a él, por su trabajo, su lucha, esfuerzo y trayectoria a lo largo de toda su vida. Afortunadamente sigue todavía con nosotros, más de 50 años trabajando en el negocio de bar, sala de fiestas, discoteca, agricultor, resinero, ganadero, también estuvo en Alemania y Holanda como muchos vecinos del pueblo que tuvieron que emigrar para poder trabajar y poder llevar sus casas y sus familias adelante. Toda una vida de lucha y esfuerzo, junto a mi madre, que, de manera callada, siempre fue su apoyo incondicional, para que a su familia no le faltara de nada, los dos son todo un orgullo para mis hermanos y para mí.

 Soy la tercera de cuatro hermanos, tanto mis padres como mis hermanos y yo, hemos trabajado en el negocio familiar en Fornes siempre en el bar “El Chico”. Hoy día el negocio sigue abierto, (actualmente este arrendado) mis padres están jubilados y mis hermanos trabajan en la rama del metal.

 Gracias a mi familia el camino ha sido más fácil y llevadero. La barriada de la colonia está a un kilómetro de Fornes, con una antigüedad de más de 200 años, un conjunto de dieciocho casas, entre ellas destacaba La Posada La Colonia, donde también había una pequeña tienda, los arrieros y la guardia civil paraban a descansar y comer.

 Al llegar a La Colonia, la primera casa que nos encontramos, la casa con el número seis, compone actualmente el Alojamiento rural el Chico. En el año 2005 inicié su restauración. Una restauración que resultó ser complicada, ya que debido a su antigüedad y su emplazamiento fuera del casco urbano de Fornes, carecía de servicios mínimos como instalación eléctrica, instalación de abastecimiento de agua potable, habitaciones, baños, etc.. En la re edificación y reconstrucción de la casa se intentó conservar y mantener en lo posible su estructura y cimentación histórica, dejando los pilares maestros, paredes de piedra etc. El tejado fue construido con madera, la cocina de obra, el salón con chimenea y al lado las alacenas con la decoración de la abuela, para mantener el encanto de las casas de campo, con intención de conservar en lo posible su fisonomía histórica, y no perder el espíritu de lo que representa. Desempolvando en ella pinceladas con toque personal lleno de cariño e ilusión.

 Hoy el alojamiento, que es muy especial para Olga, sigue abierto, representando un enclave con valores rurales modernos, pero sin haber perdido ni el encanto ni el valor profundo de la tradición y la historiara que anida. Manifiesta Olga, que para todos los visitantes que vienen a conocer nuestra tierra y nuestros pueblos, los de la Comarca de Alhama, Granada o Andalucía, el paso por el Alojamiento Rural “El Chico” supone siempre el descubrimiento de la paz interior, y el reencuentro con uno mismo. Son muchos los clientes, señala Olga, de toda España e internacionales que ya lo han vivido.

 Y como no, Olga nos desvela, con todo el cariño, la emoción y la ternura de una hija hacia su padre el origen del apodo de su padre que hoy da nombre al carismático alojamiento rural “El Chico”. Nos relata, cuando mi padre era pequeño, su familia era muy pobre, como muchas familias de Fornes en aquellos años, a su familia no le llegaba casi ni para comer, menos aún para distraer algún dinerillo para algún pequeño lujo, como poseer una bicicleta. Resulta pues, que un vecino del pueblo, que se llamaba Antonio, conocido por el alias “El Monete”, (hijo de una familia apoderada en aquel tiempo, mejor situada y con más medios económicos por así decirlo, que la de mi padre, y la mayoría de familias del pueblo), poseía una bicicleta. Antonio era hijo único, y el único niño del pueblo que tenía juguetes. Mientras los demás niños y entre ellos mi padre solo tenían, su imaginación y cuatros latas para jugar. Cuando Antonio sacaba la bicicleta a la calle para pasearse, todos los niños iban detrás de él para que le dejara montar la bicicleta. Uno de esos niños era mi padre. Así siempre que Antonio “El Monete”, sacaba la bicicleta para distraerse con ella, mi padre tenaz, siempre andaba al acecho e intentaba de mil maneras que Antonio le dejara la bicicleta. Pero Antonio “El Monete” nunca se la quería dejar, y siempre le decía, “y el niño chico este que siempre quiere la bicicleta”, “y el niño chico este que siempre quiere la bicicleta”. Mi padre de niño en aquel tiempo era pequeño de estatura. Antonio sin embargo era más alto y corpulento. Y como todos los días, pues mi padre no se rendía, Antonio le soltaba la misma expresión, “y el niño chico este que siempre quiere la bicicleta” al final hasta sus amigos y conocidos le fueron llamando “chico”, referido a la estatura, el niño chico, el niño chico, este chico, el chico, el chico,,, y de ahí le viene el apodo de “el chico”. Y desde niño le viene el apodo.

 Alojamiento Rural de la Resinera, se sumó al proyecto empresarial, emprendido por Olga Casado en el año 2010. Poniendo el nombre de Resinera a su nuevo alojamiento rural, Olga quiso rendir con ello tributo a unos de los lugares más distintivos, simbólicos y conocidos en la Comarca de Alhama. Pero sobre todo de Fornes, su pueblo, y a sus gentes, resineros, carboneros etc. Aunque el complejo forestal de la Resinera se encuentra enclavo en término municipal de Arenas del Rey, la Finca de la Resinera, (hoy propiedad pública de la Junta de Andalucía), se puede considerar patrimonio de toda la Comarca de Alhama, pues se enclava en términos municipal de Fornes, Arenas del Rey, Jayena y Alhama de Granada. Aunque es conocida extramuros de la Comarca de Alhama como la Resinera de Fornes, que es como la Unión Resinera Española la denominaba mientras fue dueña de la finca desde 1901 hasta 1985. De esta manera el nombre de la Resinera, representa a Fornes, y a La Comarca de Alhama fuera de nuestras fronteras comarcales. Todo con intención de promocionar nuestra, tierra, cultura, costumbres e historia

 Comenta Olga, igualmente que, en la rehabilitación de esta vivienda y transformación en alojamiento rural, se intentó mantener en lo posible sus rasgos antiguos, las paredes de piedra, madera y todos los detalles posibles para que la estancia del visitante resultara siempre lo más acogedora posible, en un entorno cómodo, pero de ambiente campestre, cuidando al máximo los detalles de cada rincón. Disponemos en total de 20 plazas. Es para mí un gozo y una gran satisfacción, que nuestros clientes se vayan satisfechos y repitan, cada año son más los que repiten. Económicamente me complace que así sea, pero para mí es mucho más importante, la amistad que mantenemos a posterior con la mayoría de nuestros clientes, pues ello conlleva que la hospitalidad que ofrecemos, es recibida con agrado. El mejor regalo de un anfitrión es un cliente satisfecho. Por último, señalar que, a lo largo de los años y trayectoria de este proyecto de trabajo e ilusión, las ganas de avanzar siguen intactas, y con esas ganas hemos crecido en valores, humildad y respeto, por nuestras tradiciones, y las gentes de nuestra tierra, que son al fin y al cabo quienes nos dan la identidad.