La pasada madrugada se vivió uno de los episodios más dramáticos desde que resido aquí.
Sobre las cinco de la madrugada nos despertaba un continuo iluminar del cielo. Era una ráfaga de relámpagos continuos, uno tras de otro sin parar, acompañados de un estrepitoso ruido incesante que hacía que la noche se transformase en pleno día.
Tras varios minutos de relámpagos, cuando todo parecía acabar, esta gota fría nos sorprendía con una sesión continua de truenos y relámpagos acompañados de una lluvia torrencial y una descarga de granizo que hizo numerosos destrozos, permitiendo que el río que pasa por la localidad alcanzase una altura elevada inundando casi todas las plantaciones e invernaderos de Fornes.
Varios vecinos sufrieron este temporal en primera persona. Unos achicando agua, entre una lluvia torrencial, ante el temor de inundar su vivienda. Otros sufriendo la entrada de agua en sus viviendas y otros lanzando plegarias al cielo para que todo pasase con el menor daño posible.
Tras la relativa calma que llega tras la tormenta, charlando con algunos vecinos que tienen pluviómetros en sus casas, me comentan que posiblemente se superasen los 40 litros por metro cuadrado en apenas 25 minutos, lo que nos da una idea de lo devastadora que fue la lluvia esta noche.
Algunas calles parecían ríos improvisados del caudal de agua que llevaban. Noche de insomnio de desvelo. De café, tila y mucha paciencia.
Por poner un poco de humor metafórico a toda esta historia puedo decir que tal y como caía el agua esta noche, creí ver dos elefantes buscando un arca.
Como cita el refrán “después de la tormenta, vuelve la calma”. Esperemos esa calma para poner las cosas en su lugar y hacer balance de lo acontecido esta madrugada.
Vídeo de la tormenta de madrugada