A sus 80 años está muy activo en las redes sociales y creando poemas para su pueblo, su entorno y su gente.
Prácticamente todo Cacín se sumó al homenaje de Antonio Moles Castro, “Ñito”, uno de sus vecinos más destacados, una persona que, a sus jóvenes 80 años, sigue creando, imaginando, difundiendo y derrochando a través de las redes sociales sus creaciones poéticas, y su manera bonachona de ver y sentir la vida en su Cacín de toda la vida.
De esta forma, la alcaldesa de Cacín, Josefa Ramírez, puso en marcha este homenaje, con la inestimable ayuda de otro cacineño de pro, Miguel Ángel Pérez Abad, consiguiendo que la tarde-noche del viernes diez de mayo de este 2024, fuese inolvidable, tanto para el homenajeado como para todos cuantos pudimos compartir las dos horas en las que se fueron desgranando sentimientos, recuerdos y buen humor, en un ambiente cargado de emotividad y buenas vibraciones.
El acto comenzó con la intervención de la alcaldesa Ramírez, que también fue la presentadora de los intervinientes, tanto presentes como los que enviaron notas, audio o vídeo desde la distancia.
La joven Ana López, fue la encargada de leer los textos y poemas recibidos.
- Eusebio Pérez, envío su saludo desde Mallorca
- Encarna Mateo, envío su vídeo y poema desde Onil (Alicante).
- Pepi Zambrano, un emotivo poema en audio desde Vitoria.
- José Moreno envió un vídeo con su saludo, junto con el cante de un fandango, desde Barcelona.
- Miguel Ángel Pérez Abad, organizador, escritor y amigo tuvo una entrañable intervención cuya transcripción reproducimos en esta crónica.
- Pepe Cuchillas, que tenía previsto asistir no pudo hacerlo por una cuestión personal de última hora, pero envió su vídeo con un saludo desde la República Checa, así como la proyección de algunos de sus temas musicales.
Magnífica fue la actuación de los veteranos componentes del grupo “El Laurel”, que intervinieron desinteresadamente en al acto, gracias a la mediación de Miguel Ángel Pérez.
Antonio Moles, que estuvo acompañado de su mujer, Trini Rodríguez, se mostró tranquilo al tiempo que, agradecido, demostrando la soltura que tiene en el uso de la palabra cuando, a lo largo del acto comentó una serie de fotografías que había preparado de su trayectoria vital, así como recitando varios de sus poemas, siendo muy aplaudido el dedicado a las mujeres; ¿a qué edad se jubilan las mujeres? dice que "le pregunté a un sabio y no supo contestar".
El acto se cerró entregándole una placa conmemorativa y un ramo de flores a Trini, así como un recuerdo del mismo a todos los que habían participado en este reconocimiento.
En el vídeo que acompaña a esta información se recogen todas las intervenciones menos las musicales por cuestiones obvias de derechos de autor.
Palabras de la alcaldesa de Cacín, Josefa Ramírez Buenas tardes a todos Agradezco vuestra asistencia en la tarde de hoy, va a ser una tarde muy emotiva y recordada por todos y especialmente dedicada hoy a Antonio. Siempre es un motivo de alegría reunirnos y más cuando va dirigido a una persona que sabe reconocer y apreciar su pueblo, la vida, vivencias y dedicación al pueblo, sus calles, sus costumbres y paisajes, ese homenaje tan especial que leyó la pasada feria dedicado a vecinos que ya no están, … y un largo etc. Antonio eres ejemplo de buen vecino, buen amigo… y buen compañero de vida de Trini tu esposa, gran mujer, vecina extraordinaria igualmente. Tus numerosos aportes conocidos por todos, son de mucho valor, tienen detrás un gran trabajo y dedicación por tu parte, ya que hay que prepararlo todo y montar imágenes, texto o videos, siendo el resultado final excelente, reflejo del buen trabajo tras haberle puesto tanto empeño y corazón. A tus 80 años de edad te manejas divinamente en redes sociales, y lo mejor de todo, la buena memoria que conservas, todo un lujo Ese buen trabajo que haces va dirigido tanto a mayores, como jóvenes. Todos aprendemos o recordamos contigo, según el tiempo en que hayamos nacido, por toda la sabiduría de los años y la nobleza que pones en todo lo que haces. Es un orgullo para mí como canineña y nuestro pueblo, ya que su gente siempre ha sido y somos ejemplo de buena convivencia y vecindad. Vayan mis palabras de cariño y reconocimiento también a todos los vecinos de este nuestro pueblo, ya que con sus vidas han dejado o dejaran huella en todos nosotros. Por todo esto y mucho más Antonio, gracias en nombre del pueblo y quien tiene el honor de conocerte. Por estar siempre orgulloso de tu Cacín y llevarlo siempre por bandera allá por donde vas. |
Intervención de Miguel Ángel Pérez Abad Buenas tardes a todos. Vaya ante todo mi felicitación a la alcaldesa por haber tenido la feliz idea de organizar este merecido homenaje, y mi agradecimiento por haber tenido la deferencia de invitarme a participar en él. Sabido es que en nuestro país somos muy dados a dedicar homenajes y actos de reconocimiento a posteriori, es decir, cuando el personaje ya no está, cuando se ha producido su óbito de este mundo. Como decía Rubalcaba, “en España enterramos muy bien”. Basta con alcanzar el “mérito” de morirse para que una persona odiosa se transforme en encantadora, una aborrecible en un amor, una inútil en una imprescindible, una vaga en una trabajadora, una malafollá en una graciosa, etc. Quizá esos elogios sin mesura a los que se fueron constituyen una especie de compensación al muerto por el mal que se le ha infligido, por ese golpe sin piedad que le ha abatido. No es este el caso, por suerte, porque este homenaje se rinde a un Antonio Moles bien vivo y animado a seguirlo en los próximos cien años. Voy a comenzar compartiendo un secretillo. Cuando era yo adolescente, me prestaban un carnet de socio del Granada CF, e iba al campo de fútbol de Los Cármenes, junto a la cárcel antigua, a verlo jugar. Me encantaba un jugador especialmente, llamado Ñito (en realidad se llamaba Cipriano), un tinerfeño, un atlético y robusto guardameta que lo paraba todo, y que se erigía por su simpatía y sus locuras en carismático icono de aquel Granada de Joseíto y Miguel Muñoz. Pues bien, a quien quería oírme en las gradas del fondo sur, le confesaba yo soto voce que en mi pueblo había otro Ñito, igual o más fuerte que el del Granada, orgullo de Cacín. Eso iba por nuestro Antonio Moles. Cuando pienso en este paisano mío, Antonio Moles Ñito, mi recuerdo revolotea indefectiblemente en torno a un coloso, una especie de gigante bueno, que después conoceríamos como el tipo “primo de zumosol”, que era extremadamente amable y magnánimo con los chaveas, que no tenía una mala palabra con ellos, que se reía con sus cosas y sus andanzas, y que nos protegía y cuidaba como un hermano mayor. Poco más bello se puede decir de una persona. Por eso, Ñito fue siempre esa presencia inadvertida que tenía una palabra gentil para nosotros, y que tenía una paciencia infinita con nuestras torpezas, fechorías y desmanes de niños asilvestrados y montaraces. Y claro, en recompensa, a cambio, él tenía nuestro respeto y cariño. El tiempo fue pasando, a ratos imperceptible y a ratos estruendosamente. El pueblo se dispersó con la plaga de la diáspora. Cuando yo venía de vacaciones, él siempre me saludaba con enorme afecto, me hacía las preguntas de rigor, y yo le correspondía en la medida de mis posibilidades. Esa amistad latente, por tanto, ha durado décadas, y se acentúa ahora en este acto en que se le rinde este bien ganado tributo por haber alcanzado la edad de 80 años, con elegancia y compostura, por haber sido fiel a sus orígenes, por haberse quedado pegado al terruño, viviendo de él y de su sudor. Se dice de los buenos marineros que saben «escuchar» al mar; y de los buenos labradores como Antonio que «entienden» a la tierra. Y el terruño le devuelve ese afecto cada vez que florece esta esplendorosa primavera, cada vez que nos abrasa con su calor la pachamama, diosa madre tierra de los Incas, en verano, cada vez que nos ofrece otra oportunidad de reciclarnos en los otoños, o cada vez que nos regala las tardes junto a la lumbre pensando qué ha pasado para llegar hasta aquí, a este punto. Antonio sabe que ha llegado el momento de repasar lo vivido, atar cabos, congraciarse con uno mismo, escucharse, pausar el ritmo y la inalterable gravedad del tiempo. Y es que una vida sin examen no merece la pena de ser vivida. Estoy convencido de que él lo hace cuando pasea por el río, arrullado por esa brisa emotiva de las aguas que lo envuelve hasta hacerle temblar la mirada. En la juventud, se aprende sabiduría; en la madurez y vejez, se practica. Y mientras, piensa en el verso de Fernando Pessoa: «Oigo el viento / y sólo por eso vale la pena vivir». Por si no fueran suficientes los méritos de esa persona sencilla y leal que es Ñito, la edad le ha bendecido, a él y a nosotros, con un don que nos era desconocido. Decía el último premio Cervantes, Luis Mateo Díez, en una entrevista de hace unos días, que "a mis 80 años, me he percatado de que la vejez es una gran estafa. Ni la experiencia ni la sabiduría se ensanchan". Evidentemente no es nuestro caso. Ñito se ha reinventado de modo asombroso: cuando no está de viaje, compone unas poesías realmente meritorias, con un denominador común: su enganche a la tierra, sus poderosas raíces, su sencillez y autenticidad, su sabor a verdad intemporal. He aquí unos ejemplos: 20-3-16 6-2 -2017 - Extracto Por eso los jubilaos 24-6-21 26-7-21 Ha cruzado el valle, Ya va a salir el sol, Abril 2023 Por la verita del Río Y no sólo escribe; también produce vídeo de hondura similar. Por ejemplo: A la vista de lo expuesto, se entiende el afortunado lema de este homenaje: “manos de labrador, alma de poeta”, hallazgo que debemos a la poeta Pepi Zambrano. Quiero decirte, Antonio, que cuentas con la admiración y agradecimiento de este pueblo que es el tuyo. Admiración, por todo lo que nos has dado, por haber llegado a ese peldaño de los 80 con una vida rica, profunda, llena de vivencias y experiencia, y con la sabiduría que da el apego a la tierra, que no se halla en los libros, sino en el transcurrir y transitar por los años, con la ética por bandera, a base de mucho mirar, observar, pensar, renunciar y amar. Una vida de compromiso con los suyos, que son todos los que le rodean, de trabajo bien hecho, de ayuda y responsabilidad; permeada por los principios y valores que heredó de sus padres y que el atesoró, y después transmitió, sin horarios, sin findes, sin fiestas, etc. Con penurias y dificultades, con muchas obligaciones y pocos derechos, que él ha sabido sortear con su humildad, sencillez y esfuerzo. Un modelo de vida noble, honrada y honesta, que se trasluce en su mirada tranquila, y en su sosiego: la satisfacción del deber cumplido, la paz de espíritu por una vida lograda y ejemplar, con esa dignidad y coraje que deja como legado a los suyos. Antonio es un hito, una referencia cierta y un faro para quienes quieran orientarse en la vida. Y por todo ello, sentimos un profundo respeto y agradecimiento, que le trasladamos en este homenaje. Quizá lo único por lo que valga la pena luchar y esforzarse en este mundo sea por ser una buena persona Así lo cree Saramago; y coincido con él. Y eso lo ha logrado Antonio Moles, Ñito. Eso es su éxito, por lo que hay que felicitarle. ¡Enhorabuena de nuevo! |
Vídeo del homenaje
Un reportaje de Juan Cabezas,