Aguas termales de uso milenario


Alhama de Granada es una de las localidades más hermosas del poniente granadino, en la que se conservan los vestigios del pasado islámico y medieval
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16/06/2006.- Con este título y entradilla el periódico "Málaga hoy", dedica un precioso artículo a nuestra Alhama, está firmado por la redacción de este rotativo y lo reproducimos en su totalidad.

Muy cerca de la frontera con la provincia de Málaga, en el poniente granadino, se encuentra la localidad de Alhama de Granada, uno de los municipios que representaban la avanzadilla del reino nazarí, el parapeto tras el que se resguardaba la joya de la corona. Por este motivo, los Reyes Católicos se emplearon a fondo en conquistar estas fortalezas y ese carácter guerrero marca hoy la fisonomía y el carácter de estas localidades. Uno de los pueblos más encantadores de esta ruta es Alhama, paso histórico entre Granada y Málaga. La visita nos sumerge en su pasado islámico y medieval.

 Su nombre proviene de una palabra árabe que significa aguas calientes y que delata con su presencia los lugares donde fluyen las aguas termales. Situada sobre los tajos del río, Alhama es de clara influencia árabe. Sus orígenes se mezclan con los primeros aprovechamientos de sus manantiales y su situación estratégica hizo que su caída fuera decisiva para la conquista del reino de Granada, la cual significó el comienzo de una época floreciente, gracias al mecenazgo ejercido por los Reyes Católicos.

 Su barrio antiguo, blanco, laberíntico y respetuoso con la tradición arquitectónica, es una joya del legado andalusí. Sobre sus tejados sobresale la torre de la iglesia de la Encarnación, construida sobre la mezquita aljama. Es un templo de una sola nave, cubierta con bóvedas góticas, en la que se suman diversos estilos arquitectónicos. El espacio abierto más grande es la playa Mayor, donde se emplaza una antigua sinagoga que más tarde fue reutilizada como silo. Otro edificio singular, de estilo gótico isabelino, es la Casa de la Inquisición.

La iglesia del Carmen es un hermoso templo que acoge artesonados de madera y que ofrece una espectacular vista junto al mirador de los Tajos, el mejor balcón sobre la hoz del río. Desde este lugar, se puede acceder a una senda que remonta el caudal hasta el embalse, un paseo propicio para los que quieran admirar el paisaje natural.

 Cerca del núcleo urbano, junto al río –también llamado Merchán–, se extiende la enorme alameda que arropa los dos balnearios. Los restos prehistóricos hallados en las cercanías demuestran la antigüedad de los asentamientos humanos. También hay claros indicios del uso que los romanos hicieron de las aguas de Alhama. Posteriormente, los árabes consolidaron la población cerca del manantial y edificaron sus baños. La alberca almohade del siglo XII que se conserva en el balneario es buena muestra de ello. Sus arcos califales descansan sobre cimentación romana y están cubiertos por un techo abovedado, traspasado por lucernas que dejan penetrar la luz natural. Debajo, brota tibio el manantial más antiguo de Alhama de Granada. El nuevo, que brota a pocos metros, se descubrió siglos después, en 1884, tras un terremoto.

 Cruzando el río y antes de adentrarse en la alameda, se encuentra el edificio del balneario primitivo, una construcción de 1800 que se encuentra muy reformada y ha perdido su espíritu original. Hasta la Desamortización albergó un convento, y luego pasó a ser explotado como balneario, gozando de unos años dorados durante los que se convirtió en uno de los más importantes de Andalucía. Enfrente, y separado por cerca de un kilómetro de parques y jardines, se encuentra el balneario nuevo.