La dejadez se adueña de El Robledal, donde con la llegada del otoño los actos irresponsables y delictivos toman una gran importancia.
Para poder situarnos, El Robledal se encuentra en las faldas de la Sierra Tejeda, siendo, según la Junta de Andalucía, ‘’el lugar de inicio del interesante sendero que asciende hasta la altura máxima de Sierra Tejeda, conocida como La Maroma’’ y compuesto por ‘’ pinos, encinas, quejigos y castaños, entre otras especies’’. Además, añade que la zona de acampada ‘’se trata de una extensa área donde el visitante tiene a su disposición diversas instalaciones que contribuirán a un mayor disfrute de la misma. Además de barbacoas, caseta, cocina y aseos, fuentes de agua completan los servicios de este equipamiento’’. Pues bien, a continuación, les mostraremos la realidad.
Comienza el otoño, la temporada de la castaña está a punto de empezar en El Robledal, y como todos los años, la preocupación ya se está adentrando en los propietarios de castaños en esa zona, debido a que la gente tiende a ir, no sólo a recoger setas como muchos dicen, sino que, además, van a recoger castañas ajenas provocando daños irreparables a los árboles con la excusa de que el campo es de todos, dándose la casualidad de que el campo es de todos solo cuando hay castañas y es de nadie durante el resto del año. Pero este no es el único problema que podemos encontrar en este gran paraje natural, la dejadez que lleva sufriendo desde hace años propicia que la gente que va a robar castañas lo haga con facilidad, dejando solitarios a los propietarios, los cuales, deben hacer de guardas teniendo que soportar situaciones vergonzosas como peleas o insultos.
Pero centrémonos en el tema de la dejadez. Nada más entrar en este lugar, lo primero que nos viene a la vista es el Cortijo del Guarda, en el cual, residía el guarda y quedando actualmente en ruinas; pudiendo ver a su alrededor unos carteles declarándolo una casa en ruinas y prohibiendo la entrada a toda persona que pase por allí. En este cortijo, que era una casa para el guarda, se podían encontrar herramientas de todo tipo para las labores agrícolas y para la extinción de incendios.
Más adentrados en los montes y entre pinos, se encuentran Los Barracones, formados por aproximadamente una docena de habitaciones para que quien lo desee pueda quedarse allí durante el día; pero no por la noche, ya que, según les informó el ayuntamiento de Alhama a un grupo de jóvenes, los tejados no se encuentran en buenas condiciones. Hasta este lugar se puede ir por un carril o por una vereda, de la que vamos a hablar ahora. Esta vereda se sitúa junto al arroyo llamado “La Madre”, que suele llevar agua cuando llueve en abundancia en la sierra, y en la que podemos encontrar una canalización abandonada para transportar agua hasta la zona de acampada, siendo transportada esta agua por una goma rota por varias partes debido al paso del tiempo.
La Junta de Andalucía indica en su página web que en la zona de acampada podemos encontrar instalaciones para disfrutar del día en este lugar, aunque las duchas y servicios no tienen ningún servicio de limpieza ni mantenimiento. Por último, este paraje cuenta también con un helipuerto, conocido por muy poca gente que se ha dedicado a hacer un propio carril por una parte de la zona de aterrizaje y que tiene un difícil acceso debido al abandono de sus entradas haciendo posible el acceso sólo a vehículos todoterreno.
Para finalizar hay que aclarar que esto no es una queja, ni mucho menos una crítica, se trata de una llamada a la reflexión, tenemos algo que no lo tiene cualquiera y de lo que podemos presumir. Nunca olviden esta frase: cuando se tale el último árbol, cuando se agote la última gota de agua, cuando se muera el último animal, el hombre se dará cuenta que no puede comerse el dinero.