Quizás la hora, ocho de la tarde, no era la más adecuada para un acto de estas características pero a esa hora se reunieron en el salón de actos de ayuntamiento vecinos de ambos pueblos el pasado sábado 8 de julio.
Se trataba de un acto que da carácter oficial a lo que es y viene siendo una realidad desde hace ya muchas décadas, las relaciones de buena vecindad entre Zafarraya y Alhama de Granada, unidos por la historia y la geografía en la Comarca de Alhama.
Una brevísima bienvenida a los presentes del alcalde de Alhama dio comienzo al acto, que continuó Andrés García Maldonado que tras saludar a todos los presentes hizo un esbozo de las relaciones entre los dos pueblos, relaciones que ya desde la Guerra de Granada, fueron conflictivas dado que La Dehesa de Zafarraya, fue deseada por Vélez-Málaga, Loja, y Alhama, apenas incorporadas a la Corona de Castilla.
Prosiguió Andrés, desde la doble perspectiva de historiador y alhameño dando cuenta de las desavenencias entre los dos pueblos, que se desarrollaron a lo largo de mucho más de un siglo, desavenencias surgidas a partir de la dedicación de las tierras de Zafarraya al cultivo, lo que perjudicaba los intereses de los ganaderos y pastores alhameños.
En 1815 se declaró por Real Decreto a Zafarraya Villa independiente, lo que no hizo que las tensiones se relajasen “la situación seguía imparable ante la actitud- la realidad histórica es la que es-, de los ganaderos y bastante propietarios alhameños, que seguían sin aceptar la trasformación que ya se había producido y continuaba adelante en la Dehesa de Zafarraya” y que continuaron enturbiando las relaciones de ambos pueblos a lo largo de los siglos XIX y “al menos mentalmente”, según Andrés, parte del XX.
Naturalmente de todo esto tuvieron la culpa además de las motivaciones económicas aludidas la falta de capacidad para resolver los problemas de las autoridades administrativas de cada momento, en todo el reino a los que faltó tacto y visión para conciliar los legítimos intereses de ambas poblaciones, como no dejó de expresar Andrés.
Esto hizo que se perdieran las relaciones de vecindad y comarcales durante mucho tiempo, las relaciones entre ambos pueblos mantuvieron un cierto resquemor hasta bien entrado el siglo XX aunque afortunadamente hoy es agua pasada y “el respeto, la consideración entre las dos poblaciones más importante de nuestra comarca son buenas, fluidas y, sobre todo, de concordia y convivencia, como debe ser”
Concluyó su intervención con la felicitación a los alcaldes y concejales de ambos ayuntamientos y a ambos pueblos.
Tras el esbozo histórico de Andrés García Maldonado fue la alcaldesa de Zafarraya, Rosana Molina la siguiente en intervenir.
Realizados los saludos de rigor quiso en primer lugar agradecer de manera muy especial a la Asociación cultural La Brecha, descubridora de la Real Cédula firmada en el año 1815 por Fernando VII, que confería a Zafarraya su municipalidad declarándola villa independiente, hecho que según la alcaldesa de Zafarraya, “hubiese pasado desapercibido para muchos zafarrayeros, de no ser por las indagaciones de La Brecha” asociación que lleva 25 años acercando a los zafarrayeros su cultura y tradiciones.
Prosiguió Rosana mostrando su satisfacción por venir al pueblo hermano de Alhama, “para los zafarrayeros nuestro segundo pueblo”. Reconoció que es cierto que hubo un larguísimo periodo en el que las relaciones no fueron las que debieran, pero hoy en día esa parte de la historia está más que superada.
Continuó recordando que” han cambiado mucho las circunstancias a lo largo de ese tiempo, a nivel local y comarcal y que tanto para ella como para sus vecinos este es un momento importante donde el hermanamiento de los dos municipios Alhama y Zafarraya es un hecho consolidado hace mucho tiempo”.
Finalizó su discurso con el agradecimiento y la enhorabuena a quienes tuvieron la idea de estos actos y al Patronato de Estudios Alhameños y al Ayuntamiento de Alhama.
Como dicta el protocolo fue el acalde de Alhama, Jesús Ubiña, el que puso fin a las intervenciones haciendo gala de comarcalismo y cercanía a todos los pueblos de la Comarca de Alhama, “nos sentimos muy alhameños, pero también solemos ser muy cercanos a cada uno de nuestros pueblos”.
Aludió también a los problemas que tuvieron ambas poblaciones a lo largo de su historia, en un tiempo “pasado, lejano y bien superado” y pidió perdón “como herederos de nuestros antepasados y paisanos de siglos anteriores, si hubo intransigencia ¡ay de aquellos que pretendan tener siempre razón y no acepten que también pudieron equivocarse y se equivocaron”.
Afortunadamente, continuó Jesús, todo esto ha sido superado y los zafarrayeros han llegado a los doscientos años en su municipalidad, por lo cual felicitó a la alcaldesa de Zafarraya y a todos sus habitantes, en nombre de la ciudad de Alhama, por esos doscientos años en los que Zafarraya “ha sido y es, para serlo para siempre, una población con personalidad, con sus anhelos y esperanzas propias”.
Para finalizar dejo constancia de que la concordia y convivencia entre Zafarraya y Alhama no solo quedarán grabados en la pared, “sino en el corazón de todos los buenos ciudadanos” que saben que “la hermandad y la convivencia no pueden ser algo pasajero, sino que se transforma en una razón esencial de ser de cada uno de ellos.”.
Acabadas las intervenciones se procedió par parte de Jesús y de Rosana a descubrir la placa conmemorativa de este acto de confraternización, situada en el vestíbulo del ayuntamiento.
Rosana Molina, alcaldesa de Zafarraya y Jesús Ubiña, alcalde de Alhama de Granada
Las intervenciones
Alhama y Zafarraya, compartiendo concordia y convivencia En las mejores familias, poblaciones y naciones, se han dado y dan, hechos y circunstancias que llevan al desamor y hasta al odio. No hace falta que, echando una marida al siglo pasado, haga falta decir nada más. Ahora bien, hay momentos en los que, la generosidad y grandeza de unos y otros, hace posible la superación definitiva de encontronazos y enfrentamientos que tan duras fueron. Ya por fortuna, hasta hay que ahondar históricamente, para que las nuevas generaciones tengan noticia fiel de lo que pasó. Desde hace decenas, bastantes por fortuna, todo está superado y, lo que es más importante, compartiéndose proyectos, ilusiones y esperanzas, por esta nuestra comarca. Zafarraya está sabiendo conmemorar su Bicentenario de su municipalidad, sus dos siglos de independencia como municipio, y ha tenido muy presente el sellar, precisamente, con un alto sentido histórico, concordia y convivencia para siempre con todos y, en especial, con Alhama ya que hubo un larguísimo tiempo en que no fue así, y no por causa de ella. Alhama, históricamente ratificó por totalmente superada desde hace muchísimo tiempo aquella triste y lamentable desavenencia de mucho más de un siglo que, por fortuna, desde hace décadas está más que superada, lo que no quiere decir que pueda quedar la cuestión para el análisis y realidad de lo en su día pasó. Y su ayuntamiento le dedicó una placa que, en el Ayuntamiento de Zafarraya, proclama esa hermandad. Y hoy viene aquí el de Zafarraya para dejar constancia de cómo comparte este respeto y aprecio, sabiendo y dando por cerrada una historia que no hay que desconocer, sino saber de ella para que jamás se repita. Así, comencemos indicando que, aunque puede parecer exagerado, como antecedente a tener en cuenta, he de recordar, en este breve esbozo histórico sobre la cuestión, que ya en el mismo transcurso de la guerra de Granada la Dehesa de Zafarraya es deseada por Vélez Málaga, Laja y Alhama, ciudades que pasan a los castellanos en 1487, 1486 y 1482, respectivamente. Primero la obtiene Vélez, a quien se encomienda su repoblación, con gente de Sevilla, en 1488, pero cinco años después es Loja la que disputa la posesión a la primera y, casi a la par, lo hace Alhama, que se consideraba con mejor derecho. Como en reiteradas ocasiones expuso Ángel Sánchez Palma y hemos coincidido cuantos historiadores hemos tratado sobre Zafarraya, estos pleitos y disputas duran siglos, aunque durante varias centurias son Vélez-Málaga y Alhama las que consiguen su propósito. Es en 1631 cuando Felipe IV declara tierras de realengo la Dehesa de Zafarraya, lo que conllevaba, al menos sobre el papel, el pago de importantes cánones por las ciudades que la explotaban, Alhama y Vélez-Málaga, lo que prácticamente no se llevó a cabo. Ya en el siglo XVIII el término municipal de Alhama venía a ocupar de hecho la totalidad de los después términos de Zafarraya y Ventas de Zafarraya, entre otros de nuestra comarca, constituyendo los dos indicados el denominado Campo de Zafarraya, continuando siendo parte, conjuntamente a los propios, de las ciudades de Alhama y Vélez-Málaga. Ante esta situación y realidad de consideración "como propias" por parte de Alhama de la Dehesa de Zafarraya, es cuando se produce en el reinado de Carlos 111, hacia 1766, la disposición real de la roturación y cultivo de nuevas tierras allí donde era posible su uso como agrícolas. Ello conllevó, lógicamente, que se iniciase lo que sería una transformación de estos campos de Zafarraya. Exactamente en 1767, se lleva a cabo un importante deslinde de la Dehesa, la que se efectúa por el entonces alcalde de Málaga, don José Béjar, dadas las disputas planteadas entre Alhama y Zafarraya, lo que hace que la tensión fuese creciendo, no resolviéndose que ambas poblaciones quedasen satisfechas. Se va acondicionando el Llano para los cultivos agrícolas, talándose y carbonizándose la dehesa, se realiza el .drenaje del terreno, se declara de dominio útil a sus asentados y se va poblando con labradores vecinos de pueblos cercanos, principalmente de la vertiente malagueña lo que es el núcleo de Alfarnate y pueblos colindantes en lo que respecta a Zafarraya, mientras que de Alhama lo que es El Almendral, que mantuvo más tiempo su carácter de lugar de pastores. Como fácilmente podemos imaginar, a los ganaderos y propietarios alhameños en general, nada había de agradar todo esto. A partir de aquí se mantiene una constante tensión y enfrentamiento entre los agricultores de Zafarraya y los intereses de los ganaderos y pastores de Alhama, unos en defensa de sus derechos como titulares ya de la tierra, los otros intentando mantener el aprovechamiento de los pastos del que habían venido disfrutando durante siglos. Lo cierto es que entre los nuevos pobladores de estos lugares, especialmente lo que se llamó "Chozas" -primera denominación del actual pueblo de Zafarraya, el que también se conocería como "Chozas del Rey" y "Calar del Rey"- y los de Alhama y demás lindantes con la dehesa, se inició y mantuvo un continuo enfrentamiento. Concretamente, en 1794, las ciudades de Alhama y Vélez-Málaga ponen de manifiesto su total oposición a que en el Campo de Zafarraya siguiera avanzando lo que era su conversión en campos de cultivos, intentado una y otra vez que sólo se utilizase para pastos, pero hasta la misma corona da su protección a los labradores. El 10 de junio de 1805 se da una Real Orden de Carlos IV, "amparando a los labradores o rompedores en sus respectivas suertes". El coronel de las tropas españolas que, en plena Guerra de la Independencia, situaron su cuartel en Alcaucín en 1812, Antonio de Sola, como consta en la "Real Cédula dada en Madrid el 15 de octubre de 1815 en que se manda poner Justicia en la nueva Población de Zafarraya", decide la constitución provisional de Ayuntamiento en Zafarraya. Todo esto lo concreta José A. Moreno, con las siguientes palabras: "... a finales de 1.800 el alcalde de Alhama impuso una demarcación arbitraria de los límites entre esa ciudad y Zafarraya. Una Real Orden de 7 de Enero de 1801 reconoció el dominio útil de la dehesa a favor de los chozeños, bajo la obligación de satisfacer a Vélez y Alhama un crecido canon por el dominio directo que personificaban estas dos ciudades sobre el llano. Pero el 15 de abril del mismo año el Gobierno Civil de Granada manda deshacer los efectos de tal deslinde. A la vista de esto, la Real Chancillería, y con objeto de fijar circunstancialmente la demarcación territorial de Zafarraya, que no estaba bien clasificada, por cuanto el último deslinde de la Dehesa se había hecho en 1767, manda hacer uno nuevo". La indicada Real Cédula de 1815, recoge como el 29 de marzo de ese año, se dirigió el vecindario de Zafarraya al mismo rey, exponiéndole los males que estaban sufriendo por no tener justicia ni cura propio y solicitando que se confirmasen los privilegios que les fueron concedidos al tiempo de su establecimiento. Los de Zafarraya, en todo momento y circunstancia, defienden con coraje sus intereses, haciendo frente a imposiciones y abusos. Así, concretamente 1815, es cuando por Real Decreto, como hemos visto, se declara a Zafarraya villa independiente de otra alguna, y especialmente en lo que se refería a jurisdicción eclesiástica propia se proyecta la construcción de una parroquia en ella bajo el título de nuestra Señora de la Concepción, antes había dos ermita pertenecientes a la diócesis de Málaga y dependientes de la parroquia de Alfarnate. Esto no viene a hacer que los de Alhama suavicen sus pretensiones y posturas, concretamente en 1821, se produce uno de los hechos más graves de toda esta lamentable historia. Como se hace constar desde Zafarraya. "...a toque de ataque atacando a sangre y fuero las personas, las casas y las mieses de aquellos moradores y recogiendo como motín cuantos encontraban a su paso. Ante este atentado la Chancillería de Granada volvió a levantar nuevos procedimientos y la represión y castigo de tales actos con objeto de demarcar circunstancialmente la demarcación territorial de Zafarraya". Pero nada, la situación seguía imparable ante la actitud -la realidad histórica es la que es-, de los ganaderos y bastantes propietarios alhameños, que seguían sin aceptar la transformación que ya se había producido y continuaba adelante en la Dehesa de Zafarraya. Siguieron produciéndose hechos que conllevaron innumerables pleitos y causas procesales que se plantearon en tal número "que llegó a llamar la atención de las autoridades y el Gobierno, disponiendo este último en el año de 1834 que una junta compuesta de comisionados elegidos por las Municipalidades de Vélez Málaga, Alhama y Zafarraya y por el jefe político de la ciudad de Granada, llegaron a un arreglo que pusiera término a tales conflictos. Esta junta fijó de nuevo y de un modo claro una nueva demarcación territorial de Zafarraya. Parecía que ante una resolución tan decisiva quedaran terminadas todas las cuestiones que hasta allí se habían promovido..." Pero no fue así y nuevamente se volvió a intentar fijar nuevos términos, a petición de Alhama, que tampoco fueron de la satisfacción de las partes. Inocente García Carrillo, en "Alhama vista por un extranjero", habla de la exposición hecha al ministro de la Gobernación por el Juez de Primera Instancia de Alhama, en diciembre de 1842, sobre las causas de los disturbios y desavenencias de las poblaciones del Llano de Zafarraya, en que se explica la razón de haber pasado Zafarraya a formar parte del distrito judicial de Loja. Ya hacia 1860 las propiedades de Zafarraya se encuentran explotadas directamente por sus dueños por lo general, lo que configuró una pequeña propiedad que originó la estructura y sistema de explotación de la tierra, diferenciando a esta de los términos municipales colindantes. Toda esta situación se repite una y otra vez, volviendo a acentuarse a principios de la década de los setenta del siglo XIX. Iniciándose la misma, a finales de 1871, continúan las tensiones. Al año siguiente, 1872, sería uno de los más duros de toda esta historia, agudizándose los conflictos entre Alhama y Zafarraya por el deslinde y amojonamiento del término municipal de Alhama con Zafarraya, lo que supuso un largo y tenso tira y afloja entre nuestras dos poblaciones, hasta el punto de que tuvo que intervenir el mismo gobernador civil de la provincia decretando el deslinde y amojonamiento, haciéndolo después el mismo juzgado, continuándose así un enfrentamiento que ya se dio con el mismo deslinde que se llevó a cabo más de un siglo antes, en 1767, así como en los sucesivos que se llevaron a cabo, como hemos ido viendo. Zafarraya, es lo cierto, no dejó de luchar por sus intereses y de poner bien en evidencia su calidad de municipio independiente, superando no pocos problemas e injustas situaciones. Es indudable que todas estas tensiones entre Alhama y Zafarraya, que duraron bastante más ciento y muchos años, casi comprendiendo los siglos XVIII, XIX y, al menos, mentalmente, parte del XIX, no supieron resolverse por las autoridades político-administrativas de cada momento, a nivel de todo el reino, con el tacto y visión que correspondía para conciliar los legítimos intereses de ambas poblaciones hasta donde fuese posible en un principio y, después, de una forma decidida y con autoridad para no permitir posturas intransigentes y lamentables. Así, tristemente las relaciones de vecindad y comarcales -ambas se perdieron durante tanto tiempo- no fueron posibles, manteniéndose un cierto resquemor entre los habitantes de Zafarraya y Alhama, Alhama y Zafarraya, hasta que bien entrado el siglo XX comenzó a cambiar todo esto, aunque muy lentamente. Hoy, sin lugar a dudas y por fortuna, como se suele decir es agua pasada, y el respeto y la consideración entre las dos poblaciones más importantes de nuestra comarca son buenas, sinceras, fluidas y, sobre todo, de concordia y convivencia, como debe ser. |
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Buenas tardes, quiero comenzar dando las gracias al alcalde de Alhama, Jesús Ubiña, por su invitación, a los miembros de las corporaciones municipales de Alhama y Zafarraya, por estar aquí, al presidente del patronato de estudios alhameños, Andrés García Maldonado, que es el artífice de este acto de hermanamiento y a todos los presentes, por supuesto. Muchas gracias. |
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Desde siempre he sentido un especial afecto por todas y cada una de las poblaciones que forman lo que es nuestra comarca natural e histórica. Cada una de sus poblaciones, viene a tener alguna vinculación o relación con nosotros mismos, como algo que, al menos, nos suena o llevamos desde nuestra niñez al constituir el escenario geográfico en el que se viene desarrollando nuestra existencia. De una forma más o menos directa, el transcurrir de nuestras vidas se ha visto relacionado con esas poblaciones en tantas y tan diversas ocasiones. Nos sentimos muy alhameños, pero también solemos ser cercanos, muy cercanos, a cada uno de nuestros pueblos. Probablemente a uno o unos más que a otros, por vínculos familiares, de amistad, profesionales, por aspiraciones comunes y por tantas otras razones. A todos, de alguna manera, los tenemos como algo nuestro, de nuestro entorno, porque, en definitiva, son los pueblos con los que venimos compartiendo geografía e historia, relaciones constantes y mutuas. Así, cuando hoy venimos a participar en este acto de confraternización entre Zafarraya y Alhama que está teniendo lugar, con su realidad y proyección de histórico, nos congratulamos en la alta dimensión que corresponde porque, en definitiva, estamos consolidando comarca, más aún, elevando comarca partiendo de la base que hay más importante para ello, el mutuo aprecio y el total respeto entra las poblaciones. Como se ha expuesto, desafortunadamente, en tiempo pasado, lejano y bien superado, las relaciones entre Zafarraya y Alhama no fueron nada ejemplarizantes. Se trataba de las dos poblaciones más importantes de nuestra comarca, en la que todas lo son al conformar en su conjunto este territorio geográfico común. Dos de nuestros pueblos que durante tanto tiempo mantuvieron una prolongada pugna que los llevó a situaciones más que lamentables. Una vez más, como casi siempre, los intereses económicos de cada tiempo establecieron y llevaron a actuaciones de las que, por la parte que nos corresponde como herederos de nuestros antepasados y paisanos de siglos anteriores, si hubo intransigencia, pedimos perdón pues: ¡ay de aquellos que pretendan tener siempre la razón y no acepten que también pudieron equivocarse y se equivocaron! Zafarraya, como municipio, cuenta en este año de 2015 con dos siglos y le auguramos muchos más. Por ello, destacamos a nuestra población hermana en su Bicentenario como población independiente, a la par que también lo hacemos por el espléndido y acertado programa de actos con el que lo está haciendo a lo largo de todo este año, en el que parece que de nada se ha olvidado, sabiendo cuidarse hasta el más mínimo detalle y contándose con la participación de tantas entidades, poblaciones y personas. Programa que en su cumplimiento pone en evidencia como, las instituciones, las representaciones, seguimos el caminar que corresponde en cumplimiento de los mandatos recibimos de nuestros pueblos. A la par, muy sinceramente, en esta hora de la confraternidad que nos guía y que nos enorgullece como ciudadanos que compartimos una tierra que bien merece la pena de nuestras mayores entregas y esfuerzos comunes, nuestra gratitud por este ofrecimiento que tan noblemente venís esta tarde a efectuar a Alhama y sus habitantes. Se refuerza de este modo un mutuo vínculo con la dedicación llevada a cabo por esta ciudad hace dos meses a Zafarraya. Pocas poblaciones tienen constancia de ofrecimientos comunes de concordia y convivencia entre las mismas, proclamándose hacia todos sus habitantes desde el mismo corazón de ellas, sus propios Ayuntamientos como representación y símbolo de las mismas. Y, por supuesto, nuestra firme convicción de que estas actuaciones mutuas y compartidas de respeto y afecto, no solo quedan grabadas en placas sobre la pared, sino en el corazón de todos los buenos ciudadanos que, sintiendo muy profundamente sus pueblos, saben que la hermandad y la convivencia no pueden ser algo pasajero, sino que se transforman en una razón esencial del ser de cada uno de ellos, que posibilita crecimiento y desarrollo mutuo. En suma, lo más importante de los seres humanos y de los pueblos es el aprecio y la buena disposición a vivir y afrontar los avatares apoyándose unos en otros. Si hubo desavenencias, que las hubo, es agua pasada. Ahora lo que nos queda, y para siempre, es que dos pueblos, Zafarraya y Alhama, Alhama y Zafarraya, limpia y voluntariamente, han querido proclamar y proclaman, que desde hace tiempo tienen muchas cosas y aspiraciones en común, comenzando por el respeto que se profesan y por el decidido propósito de conseguir cada vez más una tierra mejor para todos, sin injustas diferencias ni imposiciones por parte alguna. A quienes han hecho esto posible, a lo largo de todo tiempo, especialmente desde hace un siglo, nuestro recuerdo y reconocimiento, y a quienes lo han hecho últimamente, reflejándolo abierta y públicamente con estos actos, alcalde de este último mandato de Zafarraya, concejala de Cultura, alcaldesa actual, y entidades de Zafarraya, Alhama y toda la coma rca, especialmente también el Patronato de Estudios Alhameños, que llevaba tras este empeño ya más de veinte años, nuestro reconocimiento y gratitud. Buscar la hermandad entre los pueblos, propiciar la convivencia y la solidaridad entre personas de distintas poblaciones, es siempre digno de elogio. Hacerla posible y, sobre todo, elevarla a proclamación para general conocimiento y participación, es admirable y dichoso. Muchas gracias a todos. |