Piden nueve años y medio de cárcel para el ladrón que maniató a su víctima



El pasado miércoles día 19 de noviembre, en la página 4, el diario IDEAL informaba que la fiscalía le atribuye un delito de robo con violencia, otro de detención ilegal y un tercero contra la salud pública, ya que se halló marihuana en su domicilio.


 La fiscalía provincial pidió ayer una condena de nueve años y medio de prisión y multa de 1.800 euros para un hombre acusado de robar a una mujer en su vivienda y dejarla atada de pies y manos, mientras se apoderaba de alrededor de 14.000 euros en joyas y dinero en metálico.

 El ministerio público le atribuye la comisión de un delito de robo con fuerza en las cosas, otro de detención ilegal y un tercero contra la salud pública pues al procesado se le encontró en su domicilio casi 200 gramos de marihuana destinada a su venta.

 El acusado, G. R. C., afirmó su inocencia al inicio de la vista oral y se acogió a su derecho a no declarar por lo que no contestó al interrogatorio de la fiscalía ni de su propia defensa, que solicitó la libre absolución o, en su caso, que se estime la atenuante de dilaciones indebidas.

 La víctima, una mujer de edad avanzada, sí contestó a las preguntas de las partes y, ante el tribunal de la sección segunda de la Audiencia Provincial, ofreció una versión similar a la recogida por el ministerio fiscal en su escrito de conclusiones provisionales.

 Según explicó, los hechos ocurrieron a las dos de la tarde del 26 de febrero de 2012, cuando alguien llamó a la puerta de su domicilio, en Alhama de Granada. «Llamaron a la puerta y desde el piso de arriba vi que era un hombre que me decía que bajase con mi DNI. Pensaba que era un guarda forestal o un guardia civil así que bajé. Al abrir la puerta, el hombre se abalanzó sobre mi, me tapó la boca y me tiró al suelo», explicó al tribunal. «Después me ató de pies y manos y escuché como otros hombres registraban la casa.

Yo le suplicaba que no me matara y él me dijo que solo quería dinero», añadió.

 La víctima reconoció que estaba «muy atribulada» y que no se fijó bien en la cara del agresor, aunque sí en las ropas que llevaba, unos guantes y un gorro. El presidente del tribunal puso a la testigo cara a cara con el acusado y la mujer se limitó a señalar que «tal vez» era el hombre que la atacó. El hijo de la víctima declaró solo para confirmar que parte del dinero sustraído era suyo, aunque no presenció los hechos porque se encontraba realizando labores agrícolas aquel día.

Identificación fotográfica

 Tras ella declararon los guardias civiles que participaron en la investigación de los hechos y posterior detención del procesado y registro de su domicilio. Los agentes detallaron que la identificación del acusado se logró gracias a que la víctima lo reconoció en unas fotografías que le mostraron días después de los hechos.

 Pese a las dudas exhibidas por la mujer durante la vista oral, los guardias civiles aseguraron que la víctima no dudó al ver las fotografías. «Seleccionamos las fotos entre los delincuentes de la zona y según la edad y las características físicas que nos aportó la mujer. Después vimos que este hombre, al que no se le conocía ningún trabajó y que solo percibía una pequeña pensión, había realizado unos ingresos bancarios de más de 6.000 euros en los días posteriores a los hechos», precisó uno de los agentes.

 La negativa a declarar del acusado, que tiene numerosos antecedentes penales, impidió conocer su versión sobre esto último pero, durante la instrucción, aseguró que el dinero era de su madre. Sin embargo, la madre contradijo esa tesis ante la Guardia Civil porque dijo que andaba muy mal de dinero y que a su hijo solo le daba para tabaco. También compareció como testigo el propietario de la cueva donde se alojaba el acusado y donde se encontraron las ropas y la marihuana, que explicó que G. R. C. solo trabajaba de panadero de manera esporádica, y otro vecino de Alhama que dijo no recordar si el procesado se hallaba allí por aquellas fechas. El juicio quedó visto para sentencia.