Palabras pronunciadas por Andrés García Maldonado, presidente de las Asociación de la Prensa de Málaga, de la Federación de Asociaciones de la Prensa de Andalucía y del Consejo Consultivo de la Fundación Andaluza de la Prensa, en la Subdelegación del Gobierno de la Nación en Málaga, con ocasión de la conmemoración del aniversario de la Constitución Española de 1978 y en gratitud por el homenaje del que han sido objeto los periodistas y los medios de comunicación de la provincia de Málaga.
“Cartas le fueron venidas que Alhama era ganada; las cartas echó al fuego y al mensajero matara” .
En ocasiones, a lo largo de los siglos, desde mucho antes de que existiera el primer periódico propiamente dicho, al que trasladaba la noticia no deseada, el mensajero, se le cortaba la cabeza, allí mismo donde cumplía su misión, y al medio con el que la portaba, la carta, era echada al fuego.
Esto, sigue ocurriendo en sentido literal en diversos lugares del mundo y muy continuamente en el sentido figurado, por doquier. Por ello, cuando llega un acto como el que estamos viviendo, en el que “mensajeros y cartas”, son distinguidos, es para nosotros, para la prensa, una satisfacción que agradecemos profundamente en el alto sentido que la recibimos.
Y más aún, al producirse este reconocimiento por la histórica e inseparable relación entre la Constitución Española de 1978 y la fundamental aportación de periodistas y medios al proceso democrático desde la pretransición, cuando aún unos y otros eran seguidos y perseguidos duramente.
Así, Sr. Subdelegado del Gobierno de la Nación, gracias, sinceras y expresivas gracias en nombre de los periodistas y de los medios de comunicación de toda la provincia de Málaga. Igualmente, permítaseme, en el de aquellos medios malagueños de prensa, incluyendo como corresponde los de radio y televisión, desaparecidos que, también en esta línea democrática y constitucional, a lo largo de todos estos años, como lo hacen a diario los actuales, pusieron en todo momento de manifiesto su decidido e inconfundible apoyo a las libertades bien entendidas, quedándose, a pesar de su afán por servir a la sociedad, en el irreversible camino del tiempo.
Gracias igualmente en nombre de tantos periodistas y compañeros de la información que hoy no pueden recibir esta muestra especial de consideración y afecto, los que ya, para siempre, la tienen hondamente cincelada en lo mejor de la Historia del Periodismo de esta Provincia.
Nuestra capital y provincia, siempre fueron amantes de la libertad, de ahí el honorífico y hermoso título que campea en nuestro escudo de “La primera en el peligro de la libertad”, y así, desde aquellos días de la primera libertad de prensa e imprenta, con la aprobación del Noveno Decreto de las Cortes de Cádiz, en Noviembre de 1810, va a hacer doscientos años, destacó tanto con periodistas como con medios que se esforzaron y lucharon por ello, sufriéndolo hasta con la muerte y la desaparición.
Así sucedió cada vez en la que esa libertad se ponía en peligro o se machacaba cruentamente a golpe del déspota de turno. Precisamente, si Málaga fue la primera de toda España, allá por los tiempos de La Gloriosa, en 1868, en intentar crear una Asociación de la Prensa, fue también por el alto sentido que se tenía del ejercicio de esta profesión en defensa de las libertades, y así lo recogerían los periodistas malagueños, entonces muchos propietarios de los medios, en los principios fundacionales de la actual Asociación, allá en 1905. Lo que tantos periodistas malagueños han puesto en tan numerosas ocasiones de manifiesto dentro y fuera de nuestra provincia, como siguen haciéndolo hoy en día.
La consideración, respeto y apego de los medios de comunicación y periodistas malagueños y andaluces, como la mayoría de los españoles, a nuestra Constitución -ahora que colegas y medios nacionalistas se aúnan para violentar al unísono a la misma- ha sido y es ejemplar. Somos convencidos defensores y propagadores de ésta, sabiendo que ha sido y es el instrumento vital que nos hemos dado los españoles para la concordia y la convivencia entre todos todas los ciudadanos y las tierras de España.
Prácticamente, el artículo 20 de la misma puede ser considerado como la única “ley de prensa” que hay en la actualidad en España, ya que desde su aprobación, sólo se ha desarrollado la Ley de Cláusula de Conciencia. Y si el indicado artículo constitucional recoge y protege el derecho de todos los ciudadanos a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión, la mencionada ley establece expresamente el ejercicio de una actividad profesional consistente en la comunicación de información.
Es decir que ambas reconocen que ese derecho puede ser realizado no sólo a título de derecho individual, sino como consecuencia de un ejercicio o actividad profesional, en cuyo caso a ese derecho genérico se le dota de unos útiles como son la cláusula de conciencia y el secreto profesional.
También de ahí, el reconocimiento a nivel constitucional de la existencia de una profesión periodística, lo que confirmó el propio Tribunal Constitucional hace ya más de un cuarto de siglo, y nosotros, los periodistas andaluces y, en este caso, los malagueños, así lo venimos exigiendo desde hace años con el decidido propósito de la creación de nuestro Colegio Profesional, lo que ya, por fortuna para periodistas y sociedad, como se nos ha afirmado, será una realidad tras el decidido y contundente pronunciamiento a su favor de la federación y asociaciones que representan a los periodistas andaluces, a más de dos mil, los que a su vez, en su inmensa mayoría, han manifestado su decidido apoyo, sin un solo pronunciamiento en contra.
Si los periodistas andaluces estamos más unidos que nunca, no lo es tan sólo por el objetivo común indicado. Lo es también por la situación por la que está atravesando la profesión periodística, la que se ha convertido en una tarea donde el paro y la precariedad son sus principales características, siendo inequívocos y estremecedores los datos al respecto para esta profesión, más de tres mil puestos de trabajo perdidos en un año y más de cinco mil desempleados inscritos en el desempleo a nivel nacional, abundando los andaluces y los malagueños.
Precisamente, en defensa de la Constitución que nos ampara, hemos de reiterar una vez más, como no dejaremos de hacerlo mientras suceda así, que la libertad de expresión o la misma libertad de prensa no es posible cuando el empleo del que tiene que trabajar por ella está en peligro o a merced de intereses espurios e inconfesables; no es posible cuando las plantillas en medios se reducen drásticamente, sobrecargando con tareas, muchas veces impropias y poco dignas para un periodista, a los pocos compañeros que quedan en las redacciones; no es posible cuando la amenaza del paro se cierne sobre cada hoja escrita, sobre cada palabra hablada o sobre cada artículo de opinión. No es posible la libertad de prensa cuando el que tiene que garantizarla no tiene libertad para ejercerla en un mercadeo profesional donde el empleo pende cada vez más de un hilo.
Como tampoco es posible esa libertad de prensa cuando ciertos políticos y representantes de diversos sectores de la sociedad, abusando de su privilegiada posición, condicionan y limitan la labor de medios y periodistas de muy diversas formas, buscando sus intereses propios despreciando los de la sociedad.
Pero, igualmente repetimos, que, a pesar de todo ello, no quepa la menor duda a la sociedad en general que esta del periodismo es una profesión que, como ha demostrado a lo largo de tantos trances difíciles, saldrá adelante con toda la dignidad que cabe en la sagrada encomienda que tenemos los periodistas de trabajar con y para la libertad, lo que no es otra cosa que la defensa de la verdad.
También sabemos que hemos de propiciar una justo uso de la libertad de expresión e información, pues en ello nos va la esencial, necesaria e irrenunciable credibilidad de periodistas y medios de comunicación. Ello sin olvidarnos que tenemos otra funciones esenciales que cumplir, como la de la defensa de los valores democráticos, labor esta en la que nadie puede ser neutral, pues, no lo olvidemos, las democracias se sostienen, fundamentalmente, en la libertad de expresión y, por ello, los periodistas debemos estar cada vez más preparados para la libertad, para la solidaridad y para la imparcialidad, con amplio y valiente sentido crítico y autocritico, lo que seguirá haciéndonos aún más capaces para ejercer esta maravillosa profesión de insustituible servicio para toda la sociedad, para todos los ciudadanos.
Por ello, también hoy, en respuesta al reconocimiento que se nos hace a periodistas y medios desde esta Subdelegación del Gobierno, ratificamos que seguiremos laborando por esa verdad desde los principios constitucionales, como corresponde, propiciando y consolidando una prensa libre, plural e independiente, sabiendo que no solo nuestra tarea es fundamental como componente esencial e ineludible de toda sociedad democrática, aunque en tantos casos, aún a las alturas del Siglo XXI y de la Era de la Comunicación se siga “ Matando a los mensajeros y echando las cartas al fuego”.
Muchas gracias.
|