Sor Clara ha vuelto a acoger a toda Alhama

Emoción y participación es la característica que marcaron el sentido homenaje que los alhameños y la misma ciudad de Alhama le ha dedicado a quien fue y será siempre nuestra monja clarisa Sor Clara, María del Carmen Vinuesa Jiménez del Barco, a la que la ciudad le dedica un Pasaje en la vía pública y una placa que perpetué su recuerdo en dicho lugar del exterior del Convento de San Diego.

 Este reconocimiento y actos partieron de la propuesta que, con ocasión del tercer aniversario de la muerte de tan querida alhameña, comprendiendo la totalidad de ellos, en la pasada primavera efectuó el Hijo Predilecto y Medalla de Oro de Alhama, Andrés García Maldonado, solicitando al alcalde que en nombre de la ciudad los hiciese suyos y, tras los trámites correspondiente, se llevasen a cabo. La aceptación por parte de alcalde, Jesús Ubiña Olmos, fue inmediata y los aprobaron por unanimidad los distintos órganos del Ayuntamiento, Comisión de Gobierno y Pleno. Y el pueblo de Alhama, como personas de tantos lugares, cuando tuvieron noticia de ello, se interesaron y sumaron a esta magnífica propuesta de dedicar esta simbólica parte de la ciudad a tan querida monja clarisa y situar en su corazón una placa dedicada a ella.

Inicio del homenaje y ofrecimiento poético

 Por la mañana del sábado, se celebró una solemne misa a la que, oficiada por el mismo párroco, asistieron numerosas personas y resulto en todo momento muy sentida.

 Ya por la tarde, tuvo lugar el Homenaje de Alhama a Sor Clara, con asistencia del alcalde y la casi totalidad de miembros de la Corporación Municipal y de representaciones de Alhama, así como de muchas personas, familiares y amigas de Sor Clara, de lugares como Bilbao, Barcelona y, por supuesto, de las provincias andaluzas. A pesar de que se dispusieron cien sillas más en el templo, quedó todo totalmente ocupado y abarrotado, compartiéndose un espíritu de fervor de vocación hacia Sor Clara y, a la par, hacia sus dos queridas compañeras clarisas, Sor Francisca y Sor Pilar, junto con Chencha Serrano del Pino, todas queridas y respetadas por el pueblo de Alhama.

 Ya como se dispuso todo, templo y altar, la inmensa mayoría de los que asistieron observaban que se les llenaba de algo especial sus sentimientos. Actuando de coordinador de todo el acto Andrés García Maldonado, contando con la colaboración de organización de Marina Arrebola Altea, se inició con un ofrecimiento poético por parte del sobrino de la homenajeada y coronel del ejército Benito Vinuesa Guerrero. Concretamente el poema que le escribió, aquí mismo en Alhama con ocasión de su muerte en octubre de 2019:

Plaza Hermanas Clarisas

 Acto seguido intervino el alcalde de la ciudad que destacó su satisfacción por el acto, que compartía toda la Corporación y los justos méritos que concurre en Sor Clara para el acto que se estaba llevando a cabo, agradeciendo la labor de Andrés García Maldonado en este acto y cuantos de esta índole se llevan a cabo en Alhama. Tuvo palabras de afecto hacia Sor Francisca y Sor Pilar, y profundizó en el recuerdo hacia Sor Clara, como personas, como religiosa y como alhameña. Dejando bien claro como los pueblos deben ser agradecidos y ejercer ello, como era el caso que se estaba llevando a cabo, con la unanimidad de cuantos constituyen la Corporación Municipal. Adelantando que la nueva plaza que ha salido del terreno adjunto al convento, llevará el nombre de “Hermanas Clarisas” en recuerdo, reconocimiento y homenaje a estas hermanas que durante cuatro siglos y diez años han estado entregadas a la ciudad de Alhama.

 Decisión que, como dijo el alcalde, compartida y propuesta por distintas personas, será otro acto de estricta justicia.

 

“Pasaje de Sor Clara”

 Andrés García Maldonado, manifestando que no quería dejar nada a la improvisación, y agradeciendo al alcalde y Corporación Municipal el que fuese posible cuanto se llevaba a cabo, expresó lo siguiente:

 Corría el año de 1968. Mi inolvidable profesor y entrañable amigo Manolo, Manuel Vinuesa, me concedía el honor de que escribiésemos conjuntamente la primera guía turística de nuestra ciudad, “Alhama, la Suspirada”. En el bosquejo del alhameño que efectuamos, coincidíamos plenamente que, ya que nuestros seres queridos no pueden permanecer para siempre, nos importa que sobrevivan las cosas, las calles, plazas, casas solariegas, tajos… con la simetría que tuvieron cuando las animaba la presencia de las personas queridas, ya muertas, pero que en nuestro recuerdo estarán siempre presentes.

 Lógicamente, como un alhameño más, también como una de las personas que tuvo la suerte de tratar a Sor Clara, la que tanto cariño y tan elevadamente me distinguió, no solamente comparto, sino que agradezco la síntesis que ha efectuado sobre ella nuestro alcalde y, a la par, el dedicarle una simbólica vía pública y una placa en nombre de todo el pueblo que tan dignamente representa, ratificándolo unánimemente la Corporación Municipal. Gracias sr. alcalde, gracias Jesús y gracias Corporación en Pleno.

 Creo que es acertado, muy acertado, la parte de vía pública que se le dedica -no debía ser otra- y la denominación que se le da. Cuando estas vías públicas se dedican a una persona no deben ser valoradas por su tamaño, ni lugar, sí por su significado.

 Y este pasaje lo tiene y no podemos imaginarnos hasta qué punto: la vivienda alhameña de María del Carmen Vinuesa Jiménez del Barco, estaba prácticamente al inicio de este Pasaje, la casa y panadería de sus padres y después de sus hermanos. De la forma que se hace, se conserva la casa y el nombre de la que fue su calle, la del Agua.

 De ahí, a tan solo unos metros, siguiendo recta hacia arriba se acercaba la joven María del Carmen continuamente al convento y era su primer transito físico entre su domicilio y su amado convento. Hasta aquel día que decide ingresar en la Orden de las Clarisas, el 9 de abril de 1951, y entonces el breve recorrido que ha de andar es tanto físico en lo material como espiritual en su sentimiento y significado.

 En lo material, la Lengua Española dar por una de sus accesiones a la palabra “pasaje” la de la acción de pasar, transitar, de una parte a otra. Su origen latino el de dar paso o el de calle entre estrecha y corta. Así ha permanecido y permanecerá a lo largo de siglos, siendo acceso físico al convento de San Diego, desde 1849 cuando se trasladaron aquí las Hermanas Clarisas, y por donde han pasado, pasan y pasaran las personas para llegar a este Santo Convento.

 Por lo tanto, tenemos, material y espiritualmente, el Pasaje de Sor Clara. En la ciudad no hay otro que siendo corto en lo material y tan inmenso en lo espiritual, acabara convirtiéndose en el sendero que caminó para llegar aquí y, desde aquí, tras toda una ejemplar vida, ha hecho tres años al atardecer de ante de ayer, pasando por el divino Pasaje de la Eternidad, entrar en la Gloria.

¡Bendito sea Dios  y bendita fue y es Sor Clara de Alhama! 

 

 

María Verdejo, su sobrina mayor 

 Las palabras de María Verdejo Vinuesa, la sobrina mayor de Sor Clara y que tanto la trató desde pequeña y durante toda su vida, especialmente cuando ella estuvo seis años en Bilbao cuidando de su madre y otros enfermos familiares, narró una serie de hechos y anécdotas en torno a su tía -la que para ella siempre fue su amiga María- que fueron seguidos por los asistentes como auténticas novedades de la vida de nuestra querida eclesiástica.

 

Buenas tardes a todos y todas: 

 Mi nombre es Mari Verdejo Vinuesa, soy la sobrina mayor de Sor Clara. Mi tía me llevaba 12 años. Siendo yo niña y ella una adolescente, antes de entrar como religiosa en el Convento de San Diego, aún perdura en mi mente que siempre estaba junto a ella. 

 Os voy a contar brevemente esos recuerdos que aún me rondan y que a pesar del paso de los años perviven con más fuerza dentro de mí.

 Cuando con 18 años decide ser monja, yo tenía sólo 6 años. Fue un día alegre y triste el día 9 de abril de 1951 para la familia, alegre por llevar a cabo su vocación y hacerse religiosa como ella quería y triste por las circunstancias que se darían a partir de entonces: tenerla cerca pero no poder verla, ni hablar con ella cuando uno quisiera, sino como las reglas del Convento lo tenían establecido, una vez al mes.

 Ese día de 1951, día que entró como novicia al Convento de La Inmaculada un sinfín de gente se aglomeraba en la puerta de su casa, en la cuesta del Caño y en lo que a partir de hoy se denominará “Pasaje de Sor Clara”. Creo que todo el pueblo estaba allí presente para darle su despedida. Recuerdo perfectamente que no la dejaban andar, llegamos a las puertas del Convento, estas se abrieron y ella sola la cruzó con alegría, continuación, la puerta se cerró y un desconsuelo se apoderó de mí y de toda la familia allí presentes.

 A partir de ese día el protocolo establecido era una visita al mes en el locutorio para poder verla a través de unas rejas de menos de 10 centímetros.

 Desde la calle no se veían, los veranos por las tardes salían al patio de recreo y mis abuelos Benito y María, yo a veces también con mi madre y mi tía Remedios nos poníamos en la puerta de la iglesia para oírla hablar. Con eso nos conformábamos. 

 También recuerdo bien como subíamos a los balcones de las viviendas de la calle Enciso que estaban enfrente del Convento, por si se veía algo a lo lejos, en sus patios, en su campo o en la huerta.

 Pasaron los años y al cumplir yo la edad de 10 años mi abuelo nos llevó a mi hermano y a mí a Bilbao, donde se habían trasladado mis padres en busca de trabajo unos años antes.

 El abuelo Benito fallece en julio de 1964 y aparte de la pena de su pérdida, fue un trauma para mi tía y el resto de la familia. Estaba a escasos cien metros de la casa de sus padres, pero a pesar de estar tan cerca, no tuvo la posibilidad de salir a darle el último adiós a su padre y dar consuelo a la abuela María.

 Esa triste y larga noche de verano permaneció en el balcón del coro con la mirada constante puesta hacia la casa de los abuelos, viendo entrar y salir a los familiares y vecinos que estaban en el velatorio.

 El señor párroco de entonces y para hacerle un favor permitió que la misa de cuerpo presente se celebrara en la Iglesia del Convento. Todo lo vio desde el coro en compañía de la Comunidad de Clarisas, pero no se pudo acercar al féretro y mucho menos ver a su padre.

 A finales de la década de los 60 y principio de los 70, la Madre Superiora que regentaba el convento era Madre Teresa, llevaba muchos ejerciendo como tal y había venido de un convento de Ávila. Madre Teresa era una mujer muy culta y con muchas inquietudes, era una mujer adelantada a su tiempo y tomó la decisión de que Sor Francisca y Sor Clara marcharan a Granada con la intención de que ambas estudiaran Magisterio pensando en la creación de un colegio en el Convento.

 Tal sueño no se pudo materializar y nunca vio la luz porque a quien correspondiera eclesiásticamente dar los permisos, nunca lo autorizó. Tenían que seguir con su clausura y no habría colegio.

 Con anterioridad a su marcha a Granada se prepararon de ingreso y bachillerato aquí en Alhama con la ayuda de mi tío Manolo y de mi hermano Benito que venía a Alhama en verano a pasar las vacaciones.

 Una Semana Santa del año 1968 recuerdo que pude abrazarla. Salieron al terminar sus vacaciones e irse de nuevo a Granada al colegio en el que estaban haciendo la carrera.

 Al poco de morir mi abuelo, mi madre vino a buscar a mi abuela y mi tía “Meyes” (Remedios) y vinieron a vivir con nosotros en Baracaldo. Desafortunadamente al principio de los 70 mi padre sufre un accidente y a mi madre le era imposible cuidar de todos.

 Por tales motivos, mi tía pidió permiso y se vino para Baracaldo a cuidar de mi abuela y mi tía. Alquilaron una casita humilde en la barriada de Retuerto enfrente de la casa del tío Emilio y allí se fueron a vivir las tres.

 Pasó poco tiempo desde su llegada y consiguió entrar a trabajar en el hospital de Cruces como auxiliar de clínica. En ese mismo Hospital trabajaba mi prima Paki, con mi hermana Mati, que estudiaba enfermería, y conmigo. Por tanto, de la noche a la mañana nuestra tía, se convierte en nuestra nueva compañera de trabajo.

 Tras el fallecimiento, en el año 1978, de mi tía Remedios decide volver a su convento y reiniciar su vocación como religiosa. Allí dejó muy buenos amigos y amiga, y gratos recuerdos para todos los que convivimos con ella esa etapa. Fueron cientos de amistades los que se desplazaron desde Bilbao a Alhama para visitarla y saludarla. 

 Desde que falleció Julio, mi marido, han sido muchos los veranos que tuve la ocasión de compartir su vida y su día a día. Me hacía cargo de la cocina para que ella descansara, mi habitación estaba al lado de la suya y tengo muy buenos recuerdos de esas estancias en el convento.

 Para mí, nuestra tía Sor Clara, era simplemente María, como siempre la he llamado y más que tía fue mi mejor amiga a lo largo de todos esos años. Igualmente, sus hermanos fueron para mí:“ Mi Meyor”, “Mi Emilio”, “ Mi Salvador”, “ Mi Manolo”. Os recordamos y os queremos.

Muchas gracias 

 

 

“Una de las tres mujeres de su vida”

 El párroco de Alhama, Víctor Manuel Valero Mesa, que, durante unos años, recién llegado a Alhama, vivió tantos momentos, situaciones y acontecimientos con Sor Clara, con unas sentidas palabras, puso de manifiesto su afecto hacia Sor Clara, indicando que para él era una de las tres mujeres de su vida, “La Virgen, su madre y Sor Clara”, la que tanto le ayudó y atendió, y él la consideraba su madre, su abuela, su hija, su hermana y cuánto familiarmente se puede ser en afectividad y sano cariño”.

 Andrés, en unas emotivas palabras, recordó a las personas que hubiesen asistido a estos actos con todo cariño y fervor hacia Sor Clara, pero que por padecer distintas y graves enfermedades no pudieron desplazarse, como, por ejemplo, entre tantos, Antonio Ramos Espejo, José Maya Maya, Antonio Pareja Villalba y Juan Cabezas Moreno.

 A continuación, se proyectó un video de un amplio conjunto de fotografías de Sor Clara desde que era una niña de unos años hasta los finales de su vida, que realizado conjuntamente por María Peula y contando con la importante colaboración de Marina Arrebola, emocionó a todos.

 Fue tal la emoción, que Benito Vinuesa Pinos, en Benito Vinuesa que es nuestro paisano en Alhama, con una elevada calidad humana y persona como sus primos Benito Vinuesa Guerrero y Benito Verdejo Vinuesa, fue requerido por Andrés para que interviniese en nombre de la familia, se le observaba aún más emocionado tras ver la proyección del video con las fotografías de Son Clara, y muy emocionado pronunció las siguientes palabras:

 

Emotivos recuerdos y gratitud en nombre de toda la familia

    
Benito Vinuesa Pinos

Buenas tardes:

 Mi nombre es Benito Vinuesa Pinos (sobrino de Sor Clara) y es para mí un motivo de satisfacción poder compartir esta entrañable tarde entre amigos y amigas, alhameños y alhameñas y familiares en torno a la vida de nuestra tía. En nombre de toda la familia de Sor Clara Vinuesa Jiménez del Barco y en el mío propio os damos las gracias por acompañarnos.

 La mayoría de familiares estamos aquí presentes en el acto y otros por motivos varios no nos han podido acompañar, pero les hubiera encantado estar entre todos nosotros compartiendo estos momentos solemnes e inolvidables. Nuestra tita monja se hubiera emocionado al vernos hoy reunidos, tras muchos años sin hacerlo, para conjuntamente con todos ustedes homenajearla. Ella ha hecho posible con este reconocimiento que todo el pueblo de Alhama, de otros lugares de la provincia de Granada y de muchos puntos del resto de España nos encontremos aquí hoy hablando de su figura como amiga, religiosa y alhameña.

 Agradecemos de corazón que hoy estemos aquí conmemorando el tercer aniversario de su fallecimiento y la designación de “Pasaje Sor Clara” como reconocimiento a una alhameña más, llenando de historia y recuerdos este trozo de la calle San Diego que desde hoy irá unido a su nombre.

 En nombre de sus hermanas en Cristo y de vocación, Sor Francisca, Sor Pilar y de nuestra querida Chencha, como parte que también han sido de nuestra familia en estos 70 años y seguirán siéndolo, en nombre de toda la familia y en el mío propio nuestro agradecimiento más sincero y lleno de cariño a todos los aquí presentes, porque con vuestra asistencia dais vida al mismo a la par que le manifestamos a nuestra Sor Clara el amor y estima que le teníamos. 

 Igualmente, a todo el pueblo de Alhama y aquellos vecinos y vecinas que no han podido acompañarnos pero que verbalmente nos han manifestado desde el fallecimiento de nuestra tía un grato recuerdo y nos han expresado su agradecimiento a Sor Clara a lo largo de su vida como religiosa.

 Es de bien nacidos ser agradecidos y toda la familia quiere hacerlo también a los que esta tarde nos acompañáis de otros lugares por llevar el recuerdo de Sor Clara en vuestro corazón.

 Gracias Marina, por estar desde hace muchos años al lado de nuestras hermanas Clarisas para ayudarles, animarlas, estar disponible en todo momento y sobre todo por darles tu compañía y cariño.

 Gracias Andrés, por tu entrega no sólo en este acto sino en tantos otros eventos que se han celebrado y celebran a lo largo del año en Alhama. 

 Y a ambos daros la enhorabuena porque esta idea que lleváis gestando estos tres últimos años se haya convertido en un sueño hecho realidad.

 Las Hermanas Clarisas siempre han estado presentes en la vida del pueblo de Alhama y por parte del Excmo. Ayuntamiento de Alhama, del Patronato de Estudios Alhameños y de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora la Virgen de las Angustias se hizo posible:

 La conmemoración de su Cuarto Centenario el año 2012 y la llegada de nuestra Virgen de las Angustias a la Iglesia del San Diego, por primera vez en su historia.

Alhameñas del año reconocimiento el día histórico de Alhama el año 2013

Exaltación de Nuestra Señora la Virgen de las Angustias en la Semana Santa del año 2013.

No quisiéramos olvidarnos de nadie y también damos las gracias: 

 A nuestro alcalde, Jesús Ubiña, por sus bellas y emotivas palabras y por compartir esta tarde con todos nosotros y a toda la Corporación Municipal por contribuir a que la propuesta que hicieron un día Andrés y Marina, hoy 15 de octubre de 2022, haya visto su fruto.

 A todos los operarios del Ayuntamiento de Alhama que han puesto su granito de arena para que en la posteridad todo el que pase por aquí sepa quien fue Sor Clara.

 A Bora por estar siempre en el más mínimo detalle.

 A nuestro párroco, Víctor, que desde que llegaste a Alhama siendo muy joven, trasmitiste tu juventud al Convento y a la Comunidad de Hermanas Clarisas consiguiendo que el sueño de nuestra tía se cumpliera con la llegada de nuevas religiosas.

 A las hermanas Siervas del Señor por cumplir el deseo, a lo largo de muchos años, de nuestra tía y demás Hermanas Clarisas para que el Convento tuviera un mínimo de religiosas. Gran esfuerzo le costó y algún mal rato que otro porque vinieran nuevas monjas con el fin de que la vida contemplativa perdurarse en el Convento.

 Todo se ha cumplido con vuestra presencia y vuestra entrega a las Hermanas Clarisas mayores. Gracias y bienvenidas.

 A mi prima Mari por sus entrañables recuerdos de niñez y los testimonios que nos ha contado y a mi primo Benito por la belleza de sus estrofas y versos a nuestra tía.

 Y por último de todos los recuerdos que tengo de mi tía, siempre recordaré con emoción su último cumpleaños, cumplía 87 años, a pesar de estar tan enferma sopló las velas sin apenas aliento, con una tenue sonrisa que a los allí presentes nos transmitió paz y esperanza, tranquilidad y sosiego. 

 Que siempre la tengamos como ejemplo en nuestras vidas y la recordemos al caminar por el pasaje que llevará su nombre. 

 Gracias por vuestra asistencia

 

Descubrimiento de la placa y ofrenda floral

 El alcalde invitó a todos los asistentes a descubrir la placa que le dedica la ciudad, por medio de su ayuntamiento, a Sor Clara, ya que las correspondientes placas de la indicación de “Pasaje de Sor Clara” ya estaba descubiertas y son una verdadera maravilla en cerámica, y entre las mismas la placa que, inaugurada por alcalde y miembros de la familia de Sor Clara, viene a decir textualmente:

La
ciudad de Alhama
a Sor Clara
María del Carmen Vinuesa
(1932-2019),
ejemplo de entrega,
amor al prójimo
y alhameña singular.
15 de octubre de 2022.

 El numeroso público permaneció junto al convento y aplaudió calurosamente, como a la totalidad de las intervenciones que se produjeron, el descubrimiento de la placa. El alcalde, acompañado por miembros de la Corporación Municipal y familiares ofreció un bellísimo ramo de rosas blancas ante la tumba de Sor Clara en el interior del convento. Cementerio que fue visitado por cientos de personas a continuación y que, como se observa, con este motivo, ha sido totalmente adecentado y preparado por el ayuntamiento de la ciudad.