La jubilación de todos los ‘municipales’ que llegaron con la democracia cierra un ciclo de la conexión de la Alhama actual con la de la transición.
Corría el año 1981, hace ya casi 38 años, cuando la plantilla de la Policía Locas de Alhama (los municipales de toda la vida) se cubría con cuatro nuevas incorporaciones, las primeras que llegaban en democracia, y ya mediante oposiciones, atrás quedaba el cubrir este tipo de plazas por designación de la alcaldía, cuando a lo largo de esos meses cuatro jóvenes alhameños tomaban el relevo de los que se había jubilado hasta entonces, así pues un joven Juan Miguel Ruiz, que había sido el único en aprobar las oposiciones de junio de 1980 se incorporó ese mismo año y en las segundas que se convocan, Antonio Extremera, Salvador Vargas, Vicente Romero completaban la plantilla en 1981 de los siete miembros que la componían, también algo más de un par de años antes un nuevo cabo se había hecho cargo de la jefatura de la misma, Carlos González, que había llegado desde tierras catalanas, concretamente desde Palafrugell, aunque casado con una andaluza de raíces jayeneras. Así pues, junto a Manuel Martín (El Neo) y Jerónimo Valenzuela (Jeromo) fueron los ‘municipales' que se conocieron durante bastantes años.
La plantilla de 'municipales' de 1981, arriba (y de izquierda a derecha; Manuel Martín (Neo), Carlos González, Antonio Extremera y Jerónimo Valenzuela (Geromo), y abajo, Salvador Vargas, Juan Miguel Ruiz y Vicente Romero.
La jubilación de los más veteranos, así como la temprana y repentina muerte de Juan Miguel Ruiz Vega en 2010 (24/03/1959 – 26/09/2010), y posteriormente la de Carlos González en 2013 (28-04-1950 / 16-11-2013), mermaron la plantilla, si bien a lo largo de estos años hubo algunas incorporaciones, concretamente de los dos miembros que hay en la actualidad, y que se da la circunstancia que o bien la falta de presupuesto, o de previsión ha hecho que de siete policías locales de ese 1981 se hayan pasado a dos en 2019, si bien se espera la incorporación de una nueva persona en unos meses, aunque de todas formas insuficiente para las necesidades de un pueblo como Alhama, que se encuentra desprotegido durante muchas horas al día y sobre todo los fines de semana, aunque esta carencia la trataremos en otro momento.
El último servicio
Por casualidad coincidí este tres de enero de 2019 con Salvador Vargas y Vicente Romero en la oficina de la Seguridad Social de Alhama, al preguntarle por su estancia en la misma me dijeron que, gracias a la nueva normativa, ya podían tramitar su jubilación desde primero de año, cosa que estaban haciendo en ese momento, pero que, tras 37 años, 11 meses y cinco días de servicio, desde su llegada al ayuntamiento de Alhama el dos de febrero de 1981 (día de la Candelaria, para más señas, y como todos los alhameños saben), pero que lo alargarían hasta después del día de Reyes para poder estar en la cabalgata y prestar desinteresadamente ese último servicio a su pueblo. De esta manera quedé con ellos para tomar café el día 5, un poco antes de la salida de la cabalgata de ese día para tener un cambio de impresiones con ellos, al tiempo que hacer algunas fotos de su último día de servicio. Pocos meses antes ya se había jubilado Antonio Extremera, con el que también coincidimos en la despedida.
Tanto Salvador como Vicente me expresaron la gratitud que tienen para con sus vecinos alhameños, y que ambos “se sienten agradecidos con el tiempo que han prestado, han pasado cosas buenas y regulares, hay para escribir un libro”, Salvador dice “que tenía un tipo de vida muy diferente al de tener un horario, ya que antes me iba fuera a trabajar y no podía ver ni a mi mujer ni a mis niños, cosa que cambió cuando entré en el cuerpo y cambió para mejorar, por eso digo que es mi gratitud hacia la casa de todos que es el Ayuntamiento, independientemente de quien haya habido al frente del mismo. He intentado cumplir lo mejor posible y cada uno tendrá un criterio mío mejor o peor, pero con mis aciertos y mis fallos siento que lo he hecho lo mejor posible, y en líneas generales, me siento identificado con mi pueblo y con el servicio prestado”.
Pregunto, ¿pero no es complicado tratar con tus propios vecinos en temas de multas, amonestaciones y este tipo de cosas, teniendo en cuenta que son familia, conocidos, etc.?
Salvador.- Para ser policía en Alhama no hace falta, ni es idóneo, ser un RoboCop, lo importante es conocer a la gente y tener un poco de mano izquierda, o derecha, porque, por ejemplo, ir con el cuaderno no es la mejor solución, a lo mejor si estás haciendo una maniobra incorrecta y yo te hago algún gesto, es suficiente para que te corrijas y no hace falta llegar a más, ese mismo conocimiento del que hablo es diferente a como puede actuar un policía local en una gran ciudad, y, aunque ha habido situaciones desagradables o duras, la gente en general nos ha facilitado la labor, y para cada caso hay que tener una predisposición distinta, que no es ir estrictamente con las leyes en la mano, es aplicar el ‘manual’ que cada uno entiende que el más correcto para cada caso concreto.
P. ¿Cuál es la situación más difícil a la que os habéis enfrentado?
Vicente.- Lo tengo claro porque nunca llegas a acostumbrarte, son los casos en los que hay muertos por cualquier motivo, bien accidente o cualquier otra causa, ya que a todos los conocemos y pueden llegar a ser amigos, vecinos o familiares, eso es lo más duro y he pasado por algunos tragos durísimos que no se los deseo a nadie, porque para eso nunca estamos preparados, y en algún caso he tenido hasta depresión, es algo que no está pagado con nada.
P. ¿Qué recordáis de aquella entrada al cuerpo?
Vicente.- Un buen recuerdo, ya que nosotros no entramos con ninguna recomendación, fuimos los que ganamos la primeras oposiciones a las que se presentaron bastantes personas, entramos con muchísima ilusión, y creo que lo hemos hecho lo mejor posible, aunque cada uno a su manera, y nos jubilamos ahora con la satisfacción del deber cumplido y creo que apreciados por muchos, como he podido comprobar en momentos difíciles. Ahora entrarán otros, más jóvenes y posiblemente mejor preparados, pero espero que cuando salgan sea también con la satisfacción del deber cumplido.
P. ¿Si volviésemos atrás, volveríais a repetir?
Ambos.- Sin la menor duda, el camino andado lo volvería a andar, y añade Salvador: “Lo que tiene este trabajo es que tienes que tomar decisiones en muy poco espacio de tiempo, en ocasiones sin que te de tiempo a pensar, porque por ejemplo, un magistrado antes de tomar una decisión tiene un tiempo y muchos informes en la mano, pero llevar a cabo una actuación nuestra sobre la marcha se puede llegar a meter la pata, y puede tener incluso consecuencias penales, eso sí es un problema en un momento dado, en el que te lo puedes jugar todo.
P. ¿Y eso de que cuando hacen falta los municipales nunca están?
Salvador.- Pues es cierto, porque cuando una persona tiene una necesidad o una urgencia los minutos son eternos, y el tiempo para esa persona es enorme, y puede llevar toda la razón.
Vicente.- Yo sin embargo me remonto los tiempos de antes, cuando a un policía local (a un municipal) se le tenía miedo y lo niños corríamos de ellos, tengo una anécdota de mis primeros años en que una señora en el Pase del Cisne, me requirió para decir a su hija pequeña que si era mala yo me la llevaría, lo cual me sentó fatal, y reaccioné sacando un caramelo y dándoselo a la niña, para decirle a la madre que la misión del guardia es cuidar y estar al servicio del ciudadano, y que una cosa es que se les tenga respeto y otra miedo, y en el peor de los casos odio, y ella con esa postura no estaba dando un buen ejemplo de lo que representa la policía para con los ciudadanos, con los que debe haber una empatía de respeto mutuo.
Salvador.- Eso es como consecuencia de la época de la que veníamos, ya que desde entonces se empezó a cambiar el trato que había con la gente.
Vicente.- Convivimos durante cinco años con las leyes antiguas hasta que la cosa empezó a cambiar con el nuevo código penal.
P. ¿Creéis que tenéis suficientes herramientas legales para cumplir con vuestro trabajo, o haría falta algo más de ‘mano dura’, por aquello de que habéis convivido vosotros con la situación anterior y la actual?
Vicente.- Hay situaciones en las que a lo mejor sí, porque nosotros nos hemos criado de otra manera, y hemos tenido otra forma de actuar o de pensar que nos la inculcaron desde pequeños y que chocan en cierta forma con la juventud actual, pero no generalizo, porque una cosa es tener libertad y otra cosa es no respetar nada ni a nadie.
P. Cuando vosotros entrasteis la plantilla era de siete, ahora que os vais la plantilla queda en dos, imagino que sois conscientes del malestar que esto genera en Alhama.
Vicente.- Cuando el alcalde de turno quitó las noches, porque no había presupuesto, a nosotros se nos cayó el mundo encima, ya que desde que nosotros teníamos uso de razón no conocíamos Alhama sin la patrulla de noche, pero bueno así fue, no lo concebíamos, pero hubo que acostumbrarse a las decisiones de los políticos, aunque esa no era nuestra forma de entenderlo.
Salvador.- Pienso que los políticos la quitan porque no había para más, pero ahora con dos ya me dirás, no pueden hacer mucho, se tenían que haber convocado las plazas desde hace tiempo, pero eso es algo en lo que nosotros no podemos entrar.
P. Y para terminar... ¿alguna cosa que añadir?
Nuestro agradecimiento para todos, y nuestro recuerdo a los compañeros que se fueron, en especial a Juan Miguel, que entramos más o menos juntos, recordando el homenaje que se le hizo y el tiempo vivido y compartido, como a Carlos, y con cuantos vecinos hemos tenido trato a lo largo de estos años, y esperando que hayan sabido comprender y entender que lo hemos hecho lo mejor que hemos podido y que nos vamos con la satisfacción del deber cumplido, con nuestros aciertos y con nuestros errores, pero desde luego con la mejor voluntad.
Ahora ya no están de uniforme y dedicarán más su tiempo a su familia, a su ocio, o a lo que quieran, pero es indudable que con ellos se acaba un ciclo, es ley de vida. Quisimos compartir con ellos su último servicio, en la cabalgata del sábado 5 de enero 2019.
El último servicioAhora ya no están de uniforme y dedicarán más su tiempo a su familia, a su ocio, o a lo que quieran, pero es indudable que con ellos se acaba un ciclo, es ley de vida. Quisimos compartir con ellos su último servicio, en la cabalgata del sábado 5 de enero 2019.
Día 5 de enero de 2019, la última plantilla con Vicente Romero, Manuel Franco, Salvador Vargas y David Ariza. Ahora sólo quedan dos.
Fotos del recuerdo
Prestando servicio en la feria de Zafarraya
El primer coche de policía de Alhama, un R4 (4L) rotulado por Juan Miguel Ruiz
En Alhama con compañeros llegados de Loja para el 'Día de la Comarca', en 1981
...y se acabó