Los huertos sociales dan sus primeros frutos



El proyecto piloto iniciado en el año 2017 y llevado a cabo por la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Alhama, empieza a materializarse tras el reparto de una treintena de huertos el pasado 24 de mayo.

 Los huertos se encuentran situados en la finca de titularidad municipal denominada Vadillo, concretamente en la margen derecha del río Alhama, consta de unos 1.600 m2 de espacio en la que se reparten las parcelas de 40 m2 de las que disponen los usuarios. La zona se encuentra a uno de sus lados con un camino y un bosque de ribera con árboles y arbustos autóctonos, aunque no forma una masa continua, la vegetación de ribera se presenta de forma regular, con presencia de sauces, fresnos, álamos, chopos, olmos, almeces etc. Además, al otro lado del río se pueden observar las ruinas de un antiguo molino, el conocido Molino Mochón.

 Todas las tardes, los diferentes vecinos y vecinas beneficiarios de estos huertos se reúnen para realizar las distintas tareas que conlleva el labrado y cuidado de estos espacios agrícolas. Los huertos sociales tienen múltiples beneficios para los ciudadanos, entre los que destacan los siguientes: de tipo social, mejorando la calidad de vida, las relaciones intergeneracionales, la alimentación saludable, la salud física y psicológica; de tipo económico y sobre el empleo, mejorando la renta familiar de numerosas familias, propiciando el ahorro y el consumo de productos locales; de tipo ambiental, favoreciendo la creación de espacios verdes y difundiendo la agricultura ecológica y de tipo urbanístico, regenerando espacios baldíos y poniendo en valor solares en desuso y suelos abandonados de la actividad agrícola.



 La participación ciudadana y la colaboración son algunas de las claves estratégicas para el éxito de los huertos sociales. En este proyecto se puede observar cómo siguiendo los principios inspiradores de voluntariedad, universalidad, transparencia, equidad, pluralidad, solidaridad y autoconsumo recogidos en las condiciones generales de uso para los beneficiarios de los huertos sociales, se puede desarrollar una comunidad que comparte una misma afición y se ayudan los unos a los otros partiendo de la experiencia que poseen como agricultores la mayoría de ellos.

 Cabe destacar, como se observa una mejora de las relaciones sociales entre los usuarios de estos espacios, la mayoría de ellos jubilados, que, al disponer de más tiempo libre, dedican su tiempo y esfuerzo al cuidado de verduras y hortalizas de mayor calidad, además de fomentar hábitos de vida saludable como es el ejercicio físico desarrollado a la hora de llevar a cabo esta labor.

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