El problema para UPA Granada no solo está en las pérdidas de cosecha, de valor económico y de empleo en el medio rural de nuestra provincia, sino también en el futuro.
El secretario general de UPA Granada, Nicolás Chica, confirma, con el fruto que hay en los árboles, que habrá una merma del 30% en la producción de aceite de oliva, lo que supondrá un duro mazazo para el medio rural debido a la pérdida en el valor económico y al brutal impacto sobre el empleo, ya que se perderán 115.000 jornales, y muchos olivos de secano, de no llover en septiembre y octubre, podrían sufrir daños estructurales.
Un duro mazazo al medio rural. UPA Granada calcula un 30% menos de cosecha de aceite de oliva, y unas pérdidas superiores a los 125 millones de euros por la sequía, entre el valor económico del producto y la considerable disminución de mano de obra necesaria. El secretario general de la Organización, Nicolás Chica, incrementa sus temores de mala campaña a tenor de los datos de campo que manejan los técnicos, para determinar que no se alcanzarán ni siquiera las 90.000 toneladas de aceite producido, menos cantidad que la obtenida en la campaña 2021/2022. “El año pasado se produjeron 118.000 toneladas de aceite. Este año estimamos una disminución del 30%, que suponen 35.000 toneladas menos, lo que traducido en impacto económico supondrá 118 millones de euros menos de valor productivo a los que debemos sumar otros 7 millones de euros al perderse 115.000 jornales. En total, más de 125 millones de euros menos que tendrán los agricultores granadinos en sus bolsillos”, explica Nicolás Chica.
El problema para UPA Granada no solo está en las pérdidas de cosecha, de valor económico y de empleo en el medio rural de nuestra provincia, sino también en el futuro. “La ola de calor que sufrimos en los momentos iniciales de la floración quemó todos los tallos que no habían salido. Después, las altas temperaturas del verano, unidas a la falta de precipitaciones y la prolongada situación de sequía que sufrimos, han hecho que las aceitunas que tienen los árboles hayan disminuido de tamaño y están muy arrugadas, especialmente en el secano. En muchas explotaciones, incluso, los olivareros ni siquiera recogerán el fruto porque les costaría más dinero del que obtendrían”, afirma.
Además, la falta de lluvia se sigue notando, especialmente en el secano. Tal y como están las cosas ahora mismo “mucho nos tememos que el olivo pueda sufrir daños estructurales. De persistir la sequía y no llover en los meses de septiembre y octubre, los olivos se pueden resentir de cara al futuro y entonces sería imposible cuantificar los daños y las pérdidas que sufriremos”, adelanta Nicolás Chica. “Tal y como están las cosas, ni por asomo vamos a alcanzar la producción obtenida en la pasada campaña, por lo que hablamos de una disminución segura del 30% y un golpe importante al empleo. Más adelante, si persiste esta situación de sequía y ausencia de precipitaciones, ya podríamos hablar de unas pérdidas aún mayores”, explica Nicolás Chica.
Ante esta situación, UPA Granada considera que los precios en origen del aceite de oliva deben seguir estables por encima de los costes de producción, tal y como viene sucediendo en el último año, aunque el hecho de que hayan aumentado los precios de los insumos sitúan a los olivareros en una situación complicada por cuanto estamos trabajando casi a coste. “La evolución de la comercialización y las previsiones de menor cosecha nos hacen confiar en que los precios se mantendrán estables por encima de los tres euros. Y debe ser así porque, ahora mismo, nos encontramos en una situación similar a cuando el aceite costaba algo más de 2 euros en origen, ya que los costes de producción, especialmente la electricidad y todos los productos fitosanitarios, han aumentado de forma considerable”, concluye Nicolás Chica.