Allá por los años ochenta, que tanto añoramos, el grupo Gabinete Caligari cantaba esta copla, que tanto se pinchaba en Radio Alhama, en la cual con símiles taurinos narraba un fracaso erótico festivo.
Allá por los años ochenta, que tanto añoramos, el grupo Gabinete Caligari cantaba esta copla, que tanto se pinchaba en Radio Alhama, en la cual con símiles taurinos narraba un fracaso erótico festivo.
Como todo lector de novela negra, hoy, 17 de julio, estoy algo más triste.
Propongo, como experimento mental, ver nuestra sociedad con los ojos de los fundamentalistas.
Acogotado por el calor que parece haber llegado con el AVE a Granada, acongojado por las negociaciones políticas, así me hallo.
“Cuando trabajo como un hombre, bebo como un hombre, cuando trabajo como un animal, bebo como un animal” (Memorias Alcohólicas, Jack London).
Ese fue el decir más generalizado tras el fallecimiento de Rubalcaba, último mohicano de esa raza de hombres de Estado.
Muchas son las cosas que han cambiado en esos 66 años transcurridos desde tu entrada en la eternidad. Y en la Historia.
No estoy muy seguro, pero tengo para mí, que lo que en mis mocedades se llamaba aparentar hoy se llama postureo.
De toda la vida se ha llamado emigración a eso de dejar tu tierra y salir a buscarte la vida. O el jornal con que pagar con qué mantenerla.
Cuando un granadino piensa en los liberales, el primer nombre que le viene a la cabeza es el de Mariana Pineda.